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El actor Antonio Banderas es probablemente el malagueño más internacional de las últimas décadas. A sus 64 años, ha logrado decenas de premios a lo largo de su carrera, pero si hay un hito que él siempre destaca ha sido el hecho de poder soñar en grande en su ciudad natal, levantando en la calle Córdoba el Teatro del Soho CaixaBank de Málaga.  

Allí acaba de estrenar Gypsyla cuarta producción del Teatro del Soho que dirige y que se postula como uno de los mejores musicales de la temporada con un reparto de categoría liderado por la actriz Marta Ribera, que tiene ya en su mochila más de 25 títulos de musicales.

Banderas siempre dice que por más que llene cada noche el Soho, seguirá sin salirle rentable. Eso no le preocupa, pues el edificio se creó sin ánimo de lucro, sino para regalar a Málaga un gran proyecto cultural que él define como "una forma romántica de arruinarme".

El malagueño se desvive por la ciudad que le ha visto nacer y crecer como artista. Hasta llegar al punto en el que se encuentra en la actualidad, Banderas ha subido, a lo largo de su vida, decenas de importantes escalones. Los primeros los subió en un colegio de Málaga antes llamado El Buen Pastor y que ahora se ha convertido en El Divino Pastor. 

Antonio Banderas, en tercero de primaria, a la izquierda. E.E.M

Aunque él estuvo en la sede de calle Tomás Heredia, en la actualidad, el colegio se encuentra en la calle Gaucín de Málaga. Un centro concertado que se ha convertido en uno de los más populares de la zona oeste y donde el malagueño estuvo hasta los 9 años.

Su paso por El Buen Pastor

María Ramos, hija de los fundadores de El Divino Pastor, coincidió con Banderas en su paso por este centro escolar, aunque no compartían pupitre, pues se llevaban unos años de diferencia. Define a Banderas como "un niño discreto y serio" al que le gustaba más el fútbol que la interpretación. Jamás imaginaría la trayectoria que vendría después.

Banderas, en El Buen Pastor con unos seis o siete años. E.E.M

De pequeña, 'Mariquilla', como la llamaban, no era demasiado buena. Como no paraba, decidieron ponerla como presentadora en una función de teatro con un compañero, que resultaba ser Antonio Banderas. Coincidía que aquel día fue el último día de Banderas en el centro. "Los profesores lo pusieron porque decían que era serio, pero al final se acababa soltando. Y así acabé presentando una obra con Banderas", contaba hace unos meses la mujer ante este periódico.

Su hermana Salvy sí que coincidió en clase con el actor malagueño cuando el Buen Pastor estaba en Tomás Heredia. En su caso, recuerda a Antonio como un niño tímido que tenía un muy buen comportamiento. "También es verdad que allí nos portábamos todos bien y el que no se portaba, pues se le enmendaba un poco. Yo también era muy tímida y creo que los tímidos somos buenos porque nos daba vergüenza que nos llamen la atención. Eso es así", recuerda.

Destaca los ojazos y lo "guapillo" que era de pequeño y la buena relación que Banderas guardaba con el profesor Juan Cruzado, con el que parece que ha tenido relación con el paso de los años. "Los niños del colegio hacían la comunión en Stella Maris y sí que recuerdo que él, como yo, estaba apuntado en el coro. Tengo poco oído, pero también estaba", dice entre risas Salvy, que sigue siendo profesora en El Divino Pastor. 

Antonio Banderas haciendo de San José en una obra del colegio.

"Banderas acabó con nueve años en nuestro cole porque nosotros pertenecemos al último curso del plan antiguo, que eran cuatro cursos de primaria, luego seis cursos de bachiller, luego COU y la Universidad. Entonces, en primero de bachiller el colegio estaba catalogado como academia y nos teníamos que examinar libres en el instituto, los niños en Martiricos y las niñas en calle Gaona", prosigue Salvy.

Más estudios

Posteriormente, Banderas se marchó a estudiar a un seminario, que por falta de seminaristas, se convirtió en un colegio menor. Según cuenta el libro Antonio Banderas: una vida de cine, fue expulsado por suspender cuatro asignaturas y pasó al colegio del Sagrado Corazón de Jesús, donde duró poco. Con catorce años, fue inscrito en el colegio Europa, donde conoció a su primera novia.

Según reza esta biografía, con diecisiete años, por consejo de su madre y de su prima Maia, empezó la carrera de Magisterio, pero la dejó porque no le gustaba. Fue así como se encaminó hacia la interpretación. Su primera profesora de arte dramático fue Guillermina Soto y en 1975 hizo su primer papel, el de San Pedro, en representaciones en playback del musical Jesucristo Superstar, a cargo de Miguel Gallego. La primera de estas tuvo lugar en el colegio los Olivos de Málaga.

Entre 1977 y 1980 Antonio asistió a la Escuela de Arte Dramático en el barrio malagueño de El Ejido donde sus notas, sobresalientes y notables, reflejaban el futuro que se le venía. Al finalizar aquellos estudios, se marchó a Madrid "con una maleta y quince mil pesetas". Su madre, Ana Banderas, preguntó a Ángeles Rubio si era buena idea su salto a la capital y esta le respondió que sí, "que había nacido para ser actor". No se equivocaba. Con esfuerzo y mucho trabajo, se fue labrando su camino hasta llegar a ser el reconocido actor y creador cultural que es en estos momentos.

La historia de su primer colegio

Banderas pasó por las clases de El Buen Pastor --actual El Divino Pastor-- cuando el colegio aún se encontraba en el Centro de Málaga. En concreto, en el número 26 de la calle Tomás Heredia, que en la actualidad es la Delegación Territorial de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad de Málaga. Fue fundado por Rogelio Ramos Guerrero, que por los años 50 era profesor de la escuela de aprendices de la RENFE y, a la vez, daba clases de repaso por las noches.



En el año 1958, es trasladado a Zaragoza por reestructuración de plantilla, pero su mujer, Salvy Villalta, decide continuar en Málaga, suponiéndole perder su trabajo. Entonces, por mediación de un familiar consiguen una buhardilla en el Centro de Málaga, donde comenzará como academia propiamente dicha durante el día, para niños y niñas a partir de 3 años, y por las noches impartiendo clases de apoyo para la escuela de aprendices de la RENFE.

El 1 de octubre de 1959, la señorita Mari Ruiz, junto a su primera alumna de tan solo dos años, Marinosi —hoy profesora del mismo centro—, dio inicio a lo que sería el colegio El Buen Pastor, más tarde conocido como Divino Pastor. Ese mismo año se unieron a la iniciativa más profesores como el señor Páez y don Rafael López, y en los años siguientes llegaron figuras clave como "don Joaquín Ferrada, don Antonio Hurtado y don Antonio Miranda, entre otros", según reflejan en su página web.

Ocho años después, en 1967, se inauguró la primera filial del colegio en la avenida de la Paloma, número 14, seguida por una segunda sede en el Camino de Antequera, número 41. El crecimiento, sin embargo, no estuvo exento de obstáculos. Una nueva ley de educación amenazó la existencia de colegios en edificios de viviendas privadas, como era el caso de El Buen Pastor. Además, surgió un conflicto por el nombre del colegio, ya que existía otro centro con el mismo nombre en el Camino de Antequera, más antiguo y registrado. Ante esta situación, don Rogelio, una figura clave en la historia del colegio, decidió cambiar el nombre a El Divino Pastor para evitar sanciones legales.

Con el objetivo de unificar las tres sedes del colegio en un solo centro, don Rogelio inició la búsqueda de terrenos adecuados. Inicialmente, se interesó por una propiedad en el Rincón de la Victoria, pero finalmente optó por unos terrenos de cultivo frente al barrio Nuevo San Andrés (en el actual barrio de El Torcal). Con préstamos bancarios, comenzó la construcción de un edificio que, en un principio, tendría solo dos plantas. Sin embargo, para garantizar suficientes puestos de trabajo para el personal de los centros filiales, don Rogelio amplió el proyecto, añadiendo una planta más.

En octubre de 1977, el nuevo colegio abrió sus puertas, aunque las obras aún no habían terminado. El centro de la calle Gaucín funcionaba entonces gracias a una subvención estatal que cubría parte de las mensualidades de los estudiantes. Sin embargo, en 1985, la Ley Orgánica del Derecho a la Educación (LODE) introdujo cambios importantes: por un lado, la gratuidad de la enseñanza, y por otro, la prohibición de que los propietarios de colegios privados obtuvieran beneficios, lo que complicó el pago de los préstamos del colegio.

Durante cuatro años, don Rogelio intentó renegociar con los bancos para mantener el colegio a flote. Finalmente, ante la posibilidad de cerrar, decidió ofrecer el colegio al profesorado para que formaran una cooperativa acogida al P.U.A., lo que permitió la cancelación de las deudas bancarias. Tras las negociaciones, se constituyó una Sociedad Anónima Laboral compuesta por aproximadamente un tercio del profesorado, quienes se hicieron cargo de la propiedad del colegio.

Hasta ese momento, el colegio solo ofrecía clases hasta octavo de EGB, pero el cambio de legislación que extendía la enseñanza obligatoria hasta los 16 años amenazaba de nuevo a los centros privados que no ofrecían Bachillerato Unificado Polivalente (BUP). En respuesta, la Junta de Andalucía adelantó la implantación de la educación secundaria en centros concertados, y el colegio Divino Pastor fue uno de los seleccionados en la provincia de Málaga.

Fue en 1994 cuando el colegio comenzó a impartir la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), y en 2002 se abrió un nuevo centro de Educación Infantil para niños de 0 a 3 años, por lo que los críos que entran en la guardería acaban saliendo como verdaderos hombres y mujeres al acabar la ESO. Recientemente han implantado incluso la oferta de ciclos formativos.