Neema es abuela de tres pequeños que necesitan un nuevo hogar para vivir en Fort Portal, una ciudad de Uganda. A miles de kilómetros del país africano, en Málaga, un grupo de alumnos se esfuerza al máximo para que este proyecto se haga realidad.
Los estudiantes de sexto de Primaria del colegio El Pinar, en Alhaurín de la Torre, han contribuido a poner los primeros ladrillos con la donación de los más de 1.000 euros recogidos con su programa de emprendimiento escolar a finales del pasado curso.
El reto ahora para los chicos y chicas de El Pinar es continuar trabajando en iniciativas creativas que les permitan obtener más recursos para apoyar el proyecto de la familia de Neema.
Una casa que la ONG malagueña Orutambu Uganda espera construir en los próximos meses cuando disponga del presupuesto necesario, una cifra no inferior a 5.000 euros, según cuenta Rocío Zamanillo, enfermera malagueña y fundadora de esta organización que vive y trabaja sobre el terreno.
Ahora, el objetivo es continuar apoyando la causa mientras los alumnos afianzan su relación con los chicos y chicas del centro Kahunga Bunyonyi Primary School a través de cartas.
El joven Kabagabu Kevin cuenta en un papel a cuadros -en un inglés perfecto- que su comida favorita son las patatas irlandesas, además del arroz. Esta carta ha viajado 8.470 kilómetros desde Uganda -120 horas si quisiéramos cumplir el reto de ir en coche, según Google Maps- para llegar hasta al pupitre del aula en el que se sienta Miriam, en el área metropolitana de Málaga.
La malagueña Miriam le responde. Tiene 11 años; le encantan los perros y sus asignaturas favoritas son las Matemáticas y el Francés. Son sólo dos ejemplos de las más de 140 misivas intercontinentales que han construido un nuevo ‘puente comunicacional’ y de amistad entre el centro de Alhaurín de la Torre y el Kahunga Bunyonyi Primary School, de Fort Portal.
Amigos a miles de kilómetros
"Para ellos, algo tan simple como saber que tienen un amigo al otro lado del mundo con el que se escriben cartas o se conectan a través de videoconferencia, aunque sea con mil cortes de Red, es completamente ilusionante y emocionante", asegura Zamanillo, que estos días ha vuelto a Málaga para participar en las Jornadas Solidarias del Colegio El Pinar.
Este evento social ha servido para recaudar fondos a beneficio de distintas asociaciones locales y provinciales y, entre ellas, la organización a cuyo frente se encuentra esta enfermera que ha convertido Fort Portal en el kilómetro 0 de un proyecto que ya cuenta con casi un centenar de menores apadrinados.
Según cuenta Zamarrilla, la educación en Uganda "es todo un reto", ya que los menores muchas veces no pueden asistir al colegio de manera regular. "Los padres no se lo pueden permitir, por lo que se dan situaciones en las que los niños y niñas de repente lo dejan en medio de un curso", explica.
Una de las últimas actividades ha sido la conexión entre aulas por videoconferencia. A un lado del foco, los estudiantes de El Pinar; y al otro los de Kahunga Bunyonyi Primary School, del occidente ugandés.
Durante más de media hora, todos los alumnos tuvieron la oportunidad de verse las caras y, aunque con alguna que otra caída de conexión, mostraron su entusiasmo al poder poner por fin rostro a los nombres y apellidos de los autores de las cartas.
La primera donación de más de 1.000 euros supuso un gran esfuerzo para los alumnos malagueños, que consiguieron esta cantidad gracias a la venta de pulseras y otros objetos en las jornadas del colegio: una veintena de productos llenos de creatividad y energía.
Tras una puesta en común de todos los grupos, los protagonistas tomaron la decisión de donar estos beneficios a la ONG para ayudar así a construir los muros del nuevo hogar que tanto necesitan Neema Atenyi y sus tres nietos.