En la primera parte de esta entrevista que Antonio Jesús Aguilar Conejo concedió a EL ESPAÑOL de Málaga, el de Campanillas contó cómo había ganado los 100 kilómetros en ruta de Santander que le sirvieron para proclamarse campeón de España. En esta segunda parte, el atleta enraizado en Álora desgrana cómo es su día a día, con entrenamientos en el Parque Tecnológico, donde incluso llegó a preparar un circuito de 5 kilómetros simulando al de Santander, cuáles son sus objetivos y cómo llegó al atletismo después de ser internacional en la modalidad de Triatlón. “He corrido 100 kilómetros, por debajo de cuatro minutos, creo que es un buen momento”, dice con serenidad y media sonrisa.
¿Qué siente Antonio cuando corre?
Corriendo se pasa por muchos estados de ánimo. Al final es como una droga que te engancha. Depende de la carrera, de la distancia, pero se pasa por muchos estados de ánimo. Te hundes, te preguntas qué hago aquí, sientes euforia…
En todas las competiciones, como dijiste en la primera parte de la entrevista, vas a límite y sales a ganar. ¿Disfrutas más compitiendo o entrenando?
Con el tiempo he aprendido que el camino más serio es el entrenamiento. Es en lo que intento ser más metódico, más cuadriculado. El día de la carrera es la fiesta. Yo siempre salgo a ganar, pero las sensaciones son distintas. Pero intento que las competiciones sean una fiesta. Si tengo un mal día en la competición, desconecto rápido y sé limpiar la cabeza de los malos días. Los duelos de las malas carreras los saco pronto.
Claro, porque cuando llegas a una carrera sabes perfectamente lo que puedes rendir en función de lo que has entrenado.
Sé, por porcentaje, que hay días que te salen mal, porque el cuerpo humano no es un reloj. Lo tengo más que asumido, más que aceptado. Reciclo sobre la misma carrera. Por ejemplo, la semana antes de la carrera de los 100 kilómetros competí con la selección malagueña y tuve un muy mal día. Dejé que las malas sensaciones no me influyeran Santander. Cuando terminas, te tomas dos cervezas y aquí no ha pasado nada.
A Antonio lo podemos ver compitiendo durante todo el año en varias disciplinas y las diferentes distancias del atletismo. ¿Planificas la temporada según el objetivo que te marques o va todo saliendo sobre la marcha?
El objetivo era Santander. A mí me gusta disfrutar de todo, no me gusta obsesionarme, me gusta disfrutar de todas las carreras, pero puse el pico de forma en Santander. A la temporada intento buscarle un par de motivaciones, las señalo como picos de forma, pero entre tanto me gusta hacer de todo un poco, porque al final todo suma. Me gusta dejar las puertas abiertas a duatlones… a lo que surja. Al final son entrenamientos de calidad y a mí me gusta mucho competir. Me gusta que el camino sea lo más llevadero posible.
Pero tú el atletismo no lo has mamado. Te llegó tarde. Porque hasta la categoría regional eras portero de fútbol y jugaste en todas las categorías inferiores del Campanillas. ¿Cómo empezaste?
Dejé de jugar al fútbol jugando con el Álora. En un partido amistoso en Mijas, en la pretemporada, me dieron una patada en la espalda, caí mal y estuve tres meses muy jodido y dije ya. Colgué las botas. Después, me eché una pareja que hacía Triatlón y me dijo: “Vamos a ver un duatlón”. Y fui a Casabermeja y vi a Rubén Ruzafa (varias veces medallista en campeonatos mundiales) compitiendo y me quedé sorprendido. Y pensé: esto se me tiene que dar a mi bien. Empecé con el duatlón, se me daba bien, di el salto al Triatlón, porque se me quedaba corto, y he llegado a ser internacional con la selección española de Triatlón. He competido en el Mundial de IronMan en Hawai, en Las Vegas, en campeonatos de Europa, he sido quinto absoluto en un campeonato de España. Pero cuando estaba en el mejor momento, me fracturé el pie. Tuve tres fracturas seguidas en dos años y poco y ahí tuve un parón grande. Hasta 2015-16, que ya empecé de nuevo. Pero claro, de tres años parado a llegar otra vez a este nivel requiere mucho tiempo. Dejé aquello porque era muy sacrificado, había que dedicarle muchas horas, empecé a tomármelo más tranquilo, a perder kilos. A ser un poco más popular. Lo que pasa que el que tuvo, retuvo, dicen, y te encuentras con estas cosas.
¿Y es este de ahora tu mejor momento deportivo? ¿O es imposible compararlo con cuando eras internacional en el Triatlón?
Estoy en mi mejor momento en cuanto a madurez deportiva, porque antes te lo tomas todo de forma muy obsesiva, lo mío fue llegar tarde y de estar ahí arriba. Pero claro, estoy en un buen momento. He corrido 100 kilómetros por debajo de cuatro minutos, creo que es un buen momento. Al final las marcas te lo dicen.
Antonio J. Aguilar acudió de liebre de una de las favoritas al maratón de Málaga para marcarle el ritmo hasta el medio maratón. Pero vio que ese era el punto más lejano a la meta, en los alrededores del Palacio de los Deportes Martín Carpena. “Y ahora cómo me vuelvo”. Le ofrecieron desde la organización llevarlo a la línea de meta, pero concluyó que llegaría más rápido corriendo. Así que continuó y acabó la carrera en 2:30.33, 15º de la general y primer español. Era su debut en esta distancia. El día antes, había competido en el campeonato provincial de cross con su club, el Guadalhorce-Álora.
¿Te has planteado en centrar el tiro en alguna distancia para batir tus mejores marcas?
Ahora mismo estoy disfrutando del deporte. A mí me gusta competir. Si te centras en algo específico tienes mucho margen de mejora. Pero pienso que todo suma. Igual puedo tener tres o cuatro años buenos todavía con estas distancias. Es verdad que ahora, con el maratón, igual hago un replanteamiento a partir de ahora y lo preparo, porque llevo varios años queriendo preparar un maratón específicamente. Voy a ver qué pasa. Pero también he visto esto de los 100 kilómetros y creo que tengo mucho margen de mejora.
¿Y dónde está el techo de Antonio?
Al final, en el atletismo, te dicen las marcas el atleta que eres, estamos reconocidos por eso. Sales a competir, si por delante de ti en un maratón quedan cuarenta corredores pero tú haces 2:20 es satisfactorio, porque es una gran marca. Me apetece hacer algunas marcas. Este año creo que voy a enfocarla un poco más. Pero no sabes dónde está tu límite, tienes intentar acercarte a él.
¿Cuál es tu distancia preferida?
Competir. Me pongo las zapatillas para un diez mil y me gusta. Me pongo las zapatillas para un medio maratón, y me gusta. Todas tienen su esencia.
¿Tienes calculados cuántos kilómetros haces en una temporada?
Para preparar la carrera de Santander empecé de forma específica dieciséis semanas antes. En estos últimos tres meses he echado cuentas y tengo una media de 300 kilómetros mensuales, que no son muchos. Pero son todos por debajo de cuatro minutos.
¿Cuidas la alimentación de una forma específica o tienes licencias?
Tengo muchas licencias. Pero tengo la inercia que llevas de toda tu vida. Comes sano, pero si te tienes que tomar dos cervezas, te las tomas. Si tienes que comer chocolate, te lo comes. Cuando te pegas cuatro horas de bici, no vas a estar amargado en tu casa comiendo lechuga. Entiendo a los deportistas profesionales, que ellos no pueden hacer eso. Al final el deporte es un estilo de vida, y quieras o no, vayas donde vayas echas las zapatillas y no lo haces por obligación.
¿Tienes espejos en el mundo del deporte?
Para mí, todo el mundo que hace deporte a su nivel y se pone en una línea de salida es un espejo. Pero hay mucha gente de aquí en la que me fijo mucho. Juan Vázquez, de Álora, es un referente, Antonio García, de Alhaurín, con el que empecé a entrenar…
Te defines como un atleta popular. ¿Qué tiene Málaga que agradecerle a pioneros como Juan Vázquez, Agustín Molina, Carretero aunque sea más joven, cuando se ven tantas carreras populares multitudinarias?
Todo. Porque fueron los pioneros. Además, son atletas de muchísima calidad que tienen grandes marcas que los estamos llegando ahora ni nos acercamos. No valoramos sus marcas, son gente, con otras condiciones, con otras perspectivas del deporte, con muchos menos recursos que nosotros, que te hacía una hora seis en media maratón. Vemos la marca, pero no vemos las condiciones de la marca.
Cuando estabas despuntando en todas las carreras llegó la pandemia. ¿Cómo te sentó?
Pues empecé a entrenar en la casa como todo el mundo y duré una semana. Intenté llevarlo de la mejor manera posible. No me volví loco. Cuando dije: “Voy a ser campeón del mundo de mi casa, no me merece la pena. Ya habrá otro momento”.
¿Cómo son las vacaciones de Antonio? ¿Guardas las zapatillas o es un descanso activo?
Voy a descansar un mesecito, un mes y medio, voy a intentar no competir, recuperar bien. Después, buscaré retos. Dependiendo de la fecha del Europeo de 100 kilómetros (para el que está clasificado y competirá con la selección española) planificaré la temporada y volveré al campeonato de España para defenderlo. Pero las zapatillas me las llevo donde vaya.
Además de la prueba de los 100 kilómetros, Antonio ganó el Medio Maratón de Torremolinos, ha ganado varios diez miles, y ha sumando numerosos podios a lo largo de toda la temporada.
Detrás de estos logros, ¿estás solo Antonio o hay alguien más?
Normalmente salgo solo porque suelo entrenar por la mañana, pero tengo mi grupeta de entrenamiento. Siempre digo que lo que yo hago no es un trabajo solo mío. Mucha gente te ayuda a entrenar, te cuidan el niño. Intentamos quedar lo máximo posible. Y luego está mi familia, que me lo facilita todo. Solo tengo que levantar el teléfono y me facilitan el entrenamiento. Y en el trabajo (Antonio trabaja en Málaga, Deportes y Eventos, dependiente del Ayuntamiento) también me facilitan mucho todo, con los turnos y demás. Esto no lo hace uno solo. Esto es un conjunto de muchísimas personas.
¿Tu familia te ha dicho en algún momento que tienes que levantar el pie?
No, nunca. Porque yo disfruto del deporte y cuando llego a la casa, cuelgo las zapatillas, me ducho y a otra cosa. No me frustro si no hay resultados y no me afecta.
“Un millón de gracias equipo... solo cambiaría el Amarillo del Atletismo Álora por jugar en el Madrid… Ha sido un buen día para mí y para el club. Orgulloso de vestir esta camiseta”. Este era el mensaje de agradecimiento de Antonio en el grupo de WhatsApp del Club Atletismo Guadalhorce-Álora. Una camiseta amarilla que el de Campanillas lleva por sus raíces perotas, sus padres son de Álora, del Cortijo El Gato, donde el campeón de España de 100 kilómetros va muchos fines de semana y sale a entrenar por el monte.
¿Qué sientes cuando te pones la camiseta amarilla de tu club?
(Esboza una sonrisa de oreja a oreja) Es que me siento muy identificado con el club, como si fuese mi club de toda la vida. Estoy feliz. El binomio que tengo con el club es perfecto.
¿Qué mensaje o consejo le quieres dar a quien haya llegado al final de esta entrevista?
Que el deporte es salud, te desestresa, pero que no hay que llevarlo al extremo. Veo a mucha gente que se frustra si no consigue resultados, o no ha podido salir a entrenar…Cuando uno se relaja se sacan mejores resultados. El deporte tiene que ser siempre para sumar, no para restar.
Ah, lo de que quieres jugar en el Madrid va a salir en esta entrevista…
A ver Florentino qué hace. Le dejo el balón en su tejado.