Jesús Moyano iniciará este viernes un gran reto personal. Sobre las diez de la mañana, saldrá de la Diputación de Málaga en dirección a Sevilla. Recorrerá 223 kilómetros corriendo, sin paradas y lo más importante: en sandalias. El motivo, más allá de ver cómo funciona recorriendo dicha distancia, es solidario y tiene un tinte emocional que tiene que ver con su familia.
Jesús nació en Sevilla, pero vive en Málaga desde hace mucho tiempo. Hace tres años, falleció su abuela, que residía en Sevilla, y desde entonces no había sido capaz de viajar hasta allí, mucho menos entrenando. "No me apetecía", reconoce. Ahora se arma de valor para el reto para ayudar a los demás, para llegar a Sevilla a su "manera", corriendo. Con su carrera solidaria tratará de dar visibilidad a Run4Smiles, una asociación que ayuda a peques con parálisis cerebral con la que se ha entendido siempre muy bien desde hace años [en su web se puede donar a la causa: quieren recaudar mínimo 436 euros que irán destinados a las becas que R4S entrega todos los meses para ayudar a los verdaderos héroes de esta historia: los niños y niñas con parálisis cerebral]. También quiere echarle un cable a Roberto, un niño de Algeciras que tiene una enfermedad rara, el Síndrome Capos, que le impide tener una vida acorde a su edad.
En el día a día, Jesús trabaja en el gigante sueco, Ikea. Sin embargo, en su tiempo libre, cuando le deja la profesión y sus tareas como padre y marido, es todo un amante del deporte. "Llevo desde hace 15 años corriendo. He hecho maratones, medias maratones... Y este era un reto que llevaba muchos años en mi mochila", cuenta. Su último gran reto fueron los clásicos 101 kilómetros de Ronda que recorrió en algo más de once horas y media. "Espero llegar a Sevilla antes del sábado por la tarde noche, aunque todo dependerá de como vaya todo, pero vamos, que la marca no me preocupa demasiado, voy a disfrutar", expresa.
Jesús correrá por carretera convencional desde la capital. Saldrá de la ciudad por Campanillas (A-406) y entrará a Sevilla por Alcalá de Guadaira. Tampoco estará solo para vivir esta hazaña. Un compañero de trabajo le acompañará en bicicleta y otra pareja de amigos viajará con él en furgoneta para darle ropa, comida, bebida... Todo aquello que le fuera necesario.