Málaga será sede del Mundial de fútbol que se celebrará en 2030, coorganizado por España, Portugal y Marruecos. Solo se está a la espera de que la Real Federación Española de Fútbol lo confirme de manera oficial, aunque La Rosaleda lleva ya varias semanas en el listado de estadios de las 9 ciudades españolas que serán sedes. 

España tiene que presentar a la FIFA el listado con sus sedes previstas antes del 31 de julio. Y en esa lista están dos en Madrid (Bernabéu y Metropolitano) y Barcelona (Camp Nou y Cornellá), así como los estadios de Bilbao, La Coruña, San Sebastián, Zaragoza, Sevilla y Gran Canaria, junto al malagueño. 

El Consejo Superior de Deportes (CSD) ha pedido este jueves a la Federación Española de Fútbol (RFEF) que incluya dos sedes más, hasta un total de 13, por el interés de Valencia y Vigo. No obstante, aún no hay tomada una decisión porque hay que negociar con Marruecos que, en principio, tendrá seis sedes, y Portugal que tendrá tres. 

La elección de Málaga es, sin duda, un espaldarazo al proyecto deportivo de una ciudad que cuenta con una de las aficiones más fieles del país y que podrá ver partidos importantes de selecciones. No será la primera vez que La Rosaleda acoja partidos de un Mundial, ya que también lo hizo en 1982 con tres partidos de la primera fase con Escocia, la Unión Soviética y Nueva Zelanda. 

El estadio de La Rosaleda tendrá que ser sometido a una fuerte remodelación para cumplir las exigencias de la FIFA y, además, ser moderno. El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, señaló en una entrevista concedida a EL ESPAÑOL de Málaga que la inversión necesaria rondará los 300 millones de euros, una cantidad importante que tendrá que ser sufragada por los propietarios del campo -Ayuntamiento, Junta de Andalucía y Diputación de Málaga- y se quiere captar a inversores privados. 

El proyecto, diseñado por el estudio de arquitectura Morph, es muy ambicioso. Sería tener un campo completamente nuevo con capacidad para 45.000 espectadores, así como zonas de ocio, restauración y hasta un hotel. 

También se plantea la posibilidad de instalar un césped que pueda esconderse para no dañarlo a la hora de hacer otro tipo de espectáculos y un techo retráctil, siguiendo la fórmula que se ha llevado a cabo, por ejemplo, con el Santiago Bernabéu en Madrid.