Cuando Rafa Nadal se esté acercando a los aledaños del Martín Carpena, presumiblemente en una de las furgonetas en las que organización traslada a los participantes de la Copa Davis, verá la lona gigante colocada en el estadio de atletismo Ciudad de Málaga agradeciendo todo lo que ha dado en prácticamente dos décadas de trayectoria en la cima. Puede representar el sentimiento de un país entero, el agradecimiento a una leyenda del deporte nacional que dará sus últimos golpes de raqueta en la Capital de la Costa del Sol.
Sin duda, la Copa Davis, el torneo por equipos más importante de cada temporada, el espectáculo de fin de curso del tenis, está contenido en esta ocasión por la dimensión y la repercusión de uno de los mejores deportistas.
La cita supondrá un momento histórico. La magnitud de Nadal aplaca la trascendencia deportiva y el objetivo por el que durante seis días van a pujar los ocho equipos más destacados del año, lustrados por algunos de los atletas más reputados y sobresalientes de la temporada.
Está fuera de toda duda el idilio de Nadal con la Copa Davis. El balear, una vez asumido su destino, eligió formar parte del considerado campeonato del mundo de tenis por selecciones. Ha logrado cinco de las seis Ensaladeras que tiene España el ganador de veintidós Grand Slam que llegó a Málaga el jueves y que desde entonces se ejercita en las instalaciones de la ciudad para encontrar el tono adecuado y ponerse a disposición del capitán español David Ferrer.
La presencia de Nadal ha puesto patas arriba Málaga. Durante dos semanas ha puesto en escena las Finales de la Billie Jean King y las de la Copa Davis. Además, el impacto Nadal y todo lo que conlleva.
Málaga reserva sitio a parte de la élite social y deportiva, a autoridades que procuran no faltar al histórico retiro de una leyenda que asume su situación y que quiere disfrutar de sus últimos momentos como tenista. La organización quiere responder a la exigencia del acontecimiento.
La dimensión y la figura del personaje y la grandeza del momento modera la repercusión del cartel competitivo y todo lo que hay en juego.
Desde que lanzó en sus redes sociales el vídeo con el que anunciaba que su fin tenía fecha y lugar, los precios de las entradas -que ya estaban agotadas para los partidos de España- se dispararon de forma desorbitada y siguen creciendo hasta este martes, a pocas horas de que se dilucide si Nadal formará parte del cuarteto que David Ferrer elija para medirse a Holanda en los cuartos de final de la Davis.
Las ocho mejores selecciones del mundo van a pujar por la corona del 2024 que el pasado año conquistó Italia, que parte como una de las favoritas para mantener el dominio y lograr su segunda Ensaladera consecutiva y la tercera de la historia, y por un jugoso premio económico de poco más de dos millones y medio de euros para el campeón. El finalista tiene fijado millón y medio, también para repartir entre todos los integrantes del equipo, y los semifinalistas, un millón de euros.
Una batalla entre Sinner y Alcaraz
De hecho, la magnitud de todo lo que rodea a Rafael Nadal aplaca el aliciente de un nuevo duelo entre Jannik Sinner y Carlos Alcaraz, los dos jugadores referentes en los nuevos tiempos y que desde hace meses pujan por la autoridad del cetro del tenis mundial.
Ambos se han repartido los Grand Slam en este 2024. Los de pista dura han sido para el transalpino, ganador en Australia y Estados Unidos que llega a Málaga como líder de la azzurra y como número uno del mundo. Alcaraz, ahora referente de la Armada, ha ganado Wimbledon y Roland Garros además de haber sido plata en los pasados Juegos Olímpicos. “Quiero que Rafa se retire con un título”, dijo el murciano que considera más relevante el adiós de su ídolo que el evento en sí.
El papel de Nadal es una incógnita aún. No compite desde que disputó los Juegos Olímpicos en París, en agosto pasado. Saltó a la pista después, en Riad, para la exhibición de los Six Kings Slam. Sin exigencias en el marcador, sin objetivo en juego. “Si no me veo para el individual voy a ser el primero en no querer jugar”, dijo el ganador de veintidós Grand Slam el pasado jueves, cuando llegó a Málaga para iniciar su preparación para las Finales de la Copa Davis.
España, pendiente de la contribución del balear al equipo, entra en acción este martes, frente a Países Bajos. El cuadro que capitanea David Ferrer cuenta con el plus de Carlos Alcaraz que acusa la exigencia de toda la temporada pero que asume el liderazgo y aspira a su primer éxito con la selección.
El murciano es el número uno de España sin duda y de los puntos que obtenga dependerán las posibilidades de progreso de la Armada en la Copa Davis que no gana desde que en el 2019, ya con el nuevo formato, consiguió en Madrid.
Fue el último de la selección española, el sexto, y el último de Nadal, el quinto en su carrera. Un nuevo éxito daría la despedida perfecta al mallorquín y elevaría a la Armada al quinto lugar de la clasificación histórica de ganadores, igualado a Suecia,
El torneo echa a andar el martes, a las 17.00 horas con la puesta en escena de España ante Países Bajos. Todo lo que envuelve a esta competición, que se despide de Málaga tras acoger tres ediciones consecutiva y a la que le espera un cambio de formato, híbrido entre la clásica Copa Davis y la actual, que no ha tenido la mejor acogida desde que entró en vigor.
Para ello, la ciudad se empapelado con la cara del tenista español. Además de la lona gigante que las instituciones idearon para homenajear a Nadal, en muchas farolas cuelgan banderolas con el mensaje de agradecimiento a Nadal, cuya presencia en Málaga parará el mundo del deporte durante esta semana, en que le pondrá punto y final a una trayectoria inigualable.