El Málaga CF no podía de otra manera el nefasto 2022 que como lo ha hecho, con un trastazo en la Copa del Rey. El conjunto blanquiazul ha caído eliminado en la segunda ronda del torneo contra el Nástic de Tarragona, de una categoría inferior, que ha aprovechado los regalos que los jugadores de Mel acostumbran a hacer en cada función. En el Nou Estadi le tocó a Ramón. 2-1 fue el resultado que pone el epitafio a un año para olvidar. 

No solo ha dejado el Málaga escapar la Copa, sino también la posibilidad de ganar dos partidos seguidos por primera vez en este curso, de acostumbrarse a ganar, de que la afición se vaya de vacaciones con una alegría en el cuerpo. 

Era una oportunidad para que varios jugadores dieran un paso adelante, como pidió Pepe Mel en la previa. Y ninguno lo dio. Es lo que tiene el Málaga hoy en día. Una nómina de jugadores rindiendo muy por debajo del nivel esperado y que se le presupone, como mostraron algunos en Tarragona. 

Se puede debatir si al Málaga le viene bien olvidarse de la Copa. Pero más que la Copa era seguir recuperando sensaciones, agarrar una dinámica positiva. Pero nada más lejos. 

Y por lo que se vio en el campo, no se tiró la Copa, sino que se volvió a caer en lo de siempre, regalar y regalar. Y así fue cómo el Málaga se despidió del torneo del k.o., con pena y sin ninguna gloria. 

Pepe Mel apostó por un once que, hoy por hoy, es el de los suplentes del Málaga, salvo Ramalho, que ocupó el centro de la zaga. Adelantó en la previa que era un partido para que algunos jugadores dieran un paso adelante y les dio una oportunidad a todos los que se tienen que subir al barco, entre otras cosas, porque el Málaga los necesita. 

Manolo Reina repitió en la portería como en la eliminatoria anterior, Bilal, Ramalho, Juande y Bustinza formaron la defensa. N'Diaye, Luis Muñoz y Ramón salieron de inicio en el centro del campo, con Gallar y Fomba en los extremos para surtir de balones a Fran Sol, en la punta del ataque. 

El Málaga salió a presionar arriba, pero sin orden ni control, N'Diaye no llegaba nunca a tiempo. Mientras, el Nástic estaba tranquilo, no se precipitaba. Esperó a poder utilizar sus armas y eso fue pronto, en el minuto 13. Un saque de banda que llegó hasta el área pequeña, Juande lo despejó hacia atrás como pudo y ningún compañero estaba con su par. Tras dos remates sacados bajo palos, Pol Domingo llegó al área para remachar la jugada y adelantar a los locales. 

Los gestos de desesperación de los jugadores por los desajustes en la presión eran continuos. Nadie sabía dónde tenía que buscar al rival. Y el Nástic ni se inmutaba. 

Algunos hacían la guerra por su cuenta, como Luis Muñoz, y otros agachaban la cabeza. Otros, como Unai Bustinza, no podían dar más, totalmente desubicado en el lateral izquierdo.  

Pero pasada la media hora, una jugada a trompicones por el ataque izquierdo acabó con una combinación entre Muñoz y Bustinza que la puso atrás para que N'Diaye la empujara. 

No espoleó el empate a los blanquiazules, de negro en Tarragona. En el 39 Manolo Reina le sacó un cabezazo a Montalvo, que remataba. El Málaga era un flan en los balones parados desde que encajó el primer gol. 

Tras el descanso la tuvo el Málaga. Ramón la puso desde la izquierda y Fran Sol tuvo un cabezazo que se fue cerca de la escuadra.

Estaba mejor el Málaga, pero no hay manera que no deje varios regalos por partido. Manolo Reina tuvo que emplearse a fondo en el 58'. Unai Bustinza, fuera de sitio todo el partido, se trastabilló a la hora de despejar y la jugada llegó a la izquierda del área malaguista. Bonilla la cruzó y Manolo Reina sacó las manoplas. 

En el 60' entraron Febas y Villalba para darle otro brío al equipo. El juego era más ordenado, los dos la querían, y el Málaga poco a poco fue aculando al Nástic, aunque sin crear muchas ocasiones. Mel metió más madera con Rubén Castro dejando a Fran Sol en el campo.  

Salió de la madriguera el Nástic en el minuto 80. Bustinza otra vez descolocado y la jugada terminaba con un centro que Ramalho despejó. La pelota le llegó a Ramón, que de espaldas, intentó un despeje. Le pegó al aire y detrás estaba Pablo Fernández. La bajó con la rodilla y remató arriba con un zapatazo que Manolo Reina solo pudo mirar. 

Tras el gol, el Nástic de Raúl Acné le bajó la persiana al Málaga y así se acaba un año 2022 para echarlo a los leones. El Málaga regresa al trabajo el 29 de diciembre. Cada uno tiene unos cuantos días para pensar cómo sacar al Málaga del pozo. 

 

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