El Málaga CF dijo adiós en Algeciras al ascenso directo. Tras colocarse la jornada anterior en posiciones de pelea, los blanquiazules demostraron en el Nuevo Mirador que están un escalón por debajo de ese objetivo. El empate a cero, sin ninunga ocasión clara en un ejercicio de impotencia, acompañado de otros resultados de la jornada dejan a los de Sergio Pellicer en disposición de resetear y empezar a preparar el playoff de ascenso, para el que todavía quedan nueve partidos, pero el césped ha puesto al Málaga en su sitio.
Los blanquiazules, de verde manzana en este Sábado de Pasión, se fueron del estadio algecireño con un tiro a puerta, en la primera mitad, a las manos del portero, y otro en la segunda mitad desde muy lejos, obra de Gabilondo. La segunda parte mostró a un equipo sin colmillo, conocedor de la victoria del Córdoba justo en el turno anterior y seguro que consciente de que el Castellón estaba haciendo los deberes contra el Real Madrid Castilla.
De hecho, los malaguistas tiene que dar las gracias a su portero, Alfonso Herrero, que una vez más se puso el traje de faena para sacar dos mano a mano clarísimos del Algeciras.
Pellicer volvió a mover ficha en el once con cuatro cambios con respecto al partido contra el Intercity. Gabilondo, Dani Sánchez, Juanpe y Roberto entraban por Puga, Víctor García, Dani Lorenzo y Dioni. El resto, Herrero en la portería, Nelson y Einar de centrales, Manu Molina y Genaro en el doble pivote, y Ferreiro y Larrubia en los extremos.
El partido arrancó a trompicones, con el Málaga CF incapaz de dar más de dos pases seguidos, con muchas imprecisiones. Y el Algeciras lo tenía claro. Vertical en cuanto cogiera la pelota y a cortar los ataques blanquiazules con falta, siempre muy encima de los de Pellicer. Pronto se vieron las rencillas pendientes entre Genaro y Turrillo, expulsados ambos en la primera vuelta por una tangana en el descanso en el túnel de vestuarios.
El Málaga CF se precipitaba siempre al borde del área, faltaba poso, había prisas por el último pase. A Juanpe, un hombre de buen trato con el balón, la pelota le quemaba en los pies. Al que no le quema nada es a Alfonso Herrero. Al cuarto de hora le sacó un mano a mano a Zequi, que tiró una diagonal derecha izquierda para cogerle la espalda a la zaga malagueña. Con el paso de los minutos se fue asentando el Málaga, adelantando líneas con el balón y en una buena circulación de lado a lado acabó llevando la pelota a Gabilondo, que puso un centro muy peligroso al corazón del área que sacó como pudo Lucho García.
A la media hora Ferreiro disparó sin fe, ¡en estos días!, desde el borde del área un balón atrás de Juanpe que era un caramelo. Atrás, Einar estaba dando un clínic en la anticipación. De aquí al final se quedó con el control el Málaga, pisando el área con peligro pero sin remate. Molina puso en muchos aprietos a Lucho García en un córner desde la izquierda. El Algeciras se había aburrido de perseguir la pelota, pero los de Sergio Pellicer no fueron capaces de materializar el dominio en ocasiones en una primera mitad que acabó con varios malaguistas reclamando mano tras un córner. A los vestuarios.
Sin ningún peligro en la segunda parte
El inicio de la segunda mitad se retrasó unos minutos por una incidencia de salud en el Nuevo Mirador cuando ya estaban los dos equipos sobre el césped. Y el juego empezó sin que pasara nada, con el Málaga intentando mandar pero sin llegar tanto al área rival como en el final de la primera parte. Estaba más firme atrás el Algeciras, y con mucha paciencia si recuperaba. No se estiraba con la decisión que lo hacía en los albores del partido. Al cuarto de hora llegó el cambio esperado. Se fue Juanpe y entró Dani Lorenzo.
Conforme pasaban los minutos el Algeciras se iba aculando, poniendo sus cimientos cerca de su área. Ferreiro era el que había cogido la batuta del Málaga, y desde la izquierda movía los hilos. Pero faltaba el último pase, la conexión definitiva. Roberto estaba muy solo arriba, pocos jugadores pisaban el área rival. Pero fue el Algeciras el que la tuvo, pero de nuevo Herrero se puso la capa para sacar otro mano a mano con un remate a quemarropa de Mario desde dentro del área.
Tras unos minutos de zozobra, con movimientos desde el banquillo, Einar la tuvo en un balón parado que había puesto Víctor García. El Castellón ganaba, el Córdoba había ganado, pero el Málaga no aceleró, no apretó. Deben dar por bueno el playoff o deben pensar que todavía hay mucho en juego. Pero todo lo que había ganado en la jornada anterior se estaba perdiendo en esta.
En el último tramo del partido el Algeciras jugó a que pasara el tiempo y el Málaga a intentar derribar la puerta, pero siempre se quedaba en el descansillo, cerca del área, sin encontrar la llave, sin un arreón, sin un centro al área. El rival se conformaba con lo que tenía, el Málaga no era consciente, o esa sensación daba, de que el ascenso directo se le escapaba. Y se le escapó.
Málaga se levantó este sábado con un bocado en el estómago y con un ramo de claveles en la mano, los que los malagueños le tiraron a Jesús Cautivo y María Santísima de la Trinidad en su traslado. Se fue a la cama de madrugada soñando con el Domingo de Ramos. El Málaga no se mereció ni claveles ni palmas.