Si de algo se habla en el Málaga CF en el inicio de temporada es de un nombre propio, un diminutivo y un apellido que están cincelados con letras de oro en la historia del club de Martiricos: Antoñito Cordero. Sólo tiene 17 años, pero su gol en Tarragona lo catapultó al olimpo blanquiazul. Con ese tanto empezó la casa por el tejado, porque tras varias apariciones durante la temporada pasada, en el inicio de esta demostrando de todo lo que es capaz, apareciendo por todos los frentes y convirtiéndose en un jugador indescifrable para los rivales.
El extremo acumula en las seis jornadas que van de competición tres goles y tres asistencias. A eso hay que sumarle una producción de 20 disparos a portería según las estadísticas de LaLiga. Y el hecho de que haya completado los 90 minutos en cuatro partidos consecutivos, todos los que ha jugado de titular esta temporada. Ha participado en todos.
Y el repertorio de cada acción-gol que ha protagonizado el jerezano es variado. Aparece por las dos bandas y es una garantía a balón parado. También se le ha podido ver como un ratón de área, precisamente como firmó el ascenso del Málaga en Tarragona.
Como si fuese una continuación de lo que se vivió en el Nou Stadi, Cordero puso el 1-2 parcial a favor del Málaga en Ferrol metiendo la punta de la bota dentro del área pequeña, recogiendo un remate de Gabilondo. En Tarragona había hecho bueno el salto de Roberto. Fue un gol de oportunista, de estar en el sitio correcto en el momento adecuado. Había abandonado la banda para cargar el área de jugadores. Y allí que le llegó la pelota para estrenarse en Segunda.
Del guante que tiene en su pierna derecha dio cuenta el Mirandés en la segunda jornada, cuando Cordero puso el córner que Dioni mandó para dentro poniendo el 1-1 que definitivo en el marcador. Ese día el ‘26’ agarró la pelota por delante de Manu Molina para ponerla al primer palo desde el lado derecho.
Contra el Albacete se hizo un hueco en el once en parte por las lesiones de compañeros como Kevin o Lobete y fue determinante. Suya fue la asistencia a Dioni aunque primó el falló de la defensa manchega. Pero en el descuento, con diez, fue capaz de asumir la responsabilidad de lanzar un penalti para darle la primera victoria del curso al Málaga. Con un golpeo impecable puso el 2-1 a pesar de que las órdenes desde el banquillo son que los penaltis lo tiren los delanteros que haya en el campo en ese momento. Pero Cordero también tiene descaro y personalidad.
La producción ofensiva del Málaga en Córdoba fue escasa, casi nula, por lo que la siguiente aportación de Cordero llegó contra el Huesca en La Rosaleda. Ahí también se mostró clave a pierna natural. Intercambió su posición con Yanis y desde la derecha puso un centro con veneno para que Pulido se lo metiera en su portería. Era Pulido o Dioni.
Y en Granada donde hizo daño fue por la banda izquierda. Después de un par de avisos en la primera mitad ganándole la espalda a los defensas, en la segunda no perdonó mandando para dentro un zapatazo con la zurda sorprendiendo a Marc Martínez. Un recurso más que añadir al catálogo de Cordero, que sale por dentro o por fuera. Pero en Los Cármenes también tuvo tiempo de sacar a relucir de nuevo el guante que tiene a balón parado, sacando el córner que Nelson Monte mandó para dentro en el segundo palo.
Un catálogo que parece inagotable para un jugador que hasta ahora se está mostrando indescifrable para los rivales del Málaga, que suma y suma a lomos de Antoñito Cordero, un menor de edad todavía.