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Qué regusto más amargo. Qué jarro de agua fría. Se había dibujado el guion perfecto para la tercera victoria de esta temporada, sobreviviendo al mejor equipo de largo que ha pasado por La Rosaleda. Pero Cordero esta vez no tuvo el cuajo de otras ocasiones y falló el penalti el minuto infinito del descuento del Málaga-Oviedo y los blanquiazules continúan sin saber ganar. Un buen punto en el cómputo global del partido, un empate con sabor a derrota por el desenlace final. 

Tras un meneo en la primera media hora y una acumulación de ocasiones claras durante todo el partido -hasta tres clarísimas tuvo el Oviedo-, el Málaga había sido capaz de sobrevivir en la tarde del homenaje a Santi Cazorla -tac, tac, tac y así durante los sesenta minutos que estuvo en el campo-. 

Pero el empuje final son las muestras de un equipo con genio, con coraje, inconformista, al que le falta más presencia arriba, o más veneno, al que es complicado de derrotar pero al que le va a costar ganar partidos, ni de penalti en el último minuto con más de 26.000 personas empujando en las gradas. 

Santi Cazorla saluda al público de La Rosaleda al retirarse del terreno de juego. LaLiga

Pellicer metió tres cambios en el once. Puga, Einar -protagonista al final- y Dani Lorenzo ocuparon los huecos de Gabilondo, Nelson y Sangalli, que del once pasó a la grada. Cordero y Ochoa descansaron e Izan completó otro partido más. 

Media hora de bandera del Oviedo

Los primeros minutos fueron intensos, un amago de correcalles, pero poco a poco el Oviedo fue tomando las riendas. El Málaga amagaba con alguna contra, pero no rompía. Un tiro a las nubes de Kevin que recogía el rechace de un córner era lo más peligroso de los blanquiazules. Pero el Oviedo le había cerrado todas las vías. 

En el minuto 13 Manu Molina sacó un balón en la línea tras un remate de Dani Calvo. El Málaga volvía a defender horrible un córner, esta vez botado por Cazorla, que antes había clavado otra estrategia desde la esquina pero a Moyano le faltó arrojo para rematar de primeras. 

Ilyas la tenía poco después ganando un balón largo en puja con Einar. El Oviedo ocupaba todos los espacios del campo, era un conjunto muy bien puesto en el césped de Martiricos. 

Con Cazorla a los mandos entre líneas, los carbayones se habían hecho con el duelo a los veinte minutos y Moyano volvió a tenerla, clarísima delante de Alfonso Herrero. Puga no midió bien un balón al segundo palo que venía desde la derecha y el '7' asturiano controló para quedarse solo delante del santo del Málaga. Pero prefirió la potencia a la colocación. 

Hasta la media hora no fue el Málaga capaz de sacudirse el dominio territorial al menos del partido. Fue empujando poco a poco al Oviedo hasta su campo a base de una presión que permitía robar el balón. Pero en la última línea era complicado encontrar huecos. Larrubia y toda La Rosaleda reclamaron un penalti tras un caño del de La Luz dentro del área. Nada hubo. Manu Molina conectaba más con la pelota y también Izan. Pero con un duelo más igualado al final de la primera parte se llegó al descanso. 

Puga y Dani Lorenzo se quedaron en el vestuario por Gabilondo y Ochoa. Y lo primero fue Alemão poniendo a prueba a Alfonso Herrero que puso las manos firmes para un disparo del delantero brasileño, que en los primeros minutos de la segunda mitad entraba en el área a mesa puesta. 

Pero el Málaga ahora sí mandaba al menos los espacios. El Oviedo no tenía la pelota como en la primera mitad. Cargaban los locales el juego por la derecha, con un Gabilondo muy adelantado. 

En el 62' se acabaron concretamente 62 minutos de oro que había ofrecido Santi Cazorla sobre el césped de La Rosaleda, donde hizo tocar el cielo al malaguismo. Ovación cerrada para uno de los mayores talentos que ha vestido la camiseta blanquiazul. 

También aprovechó ese momento Pellicer para agitar la pizarra. Castel por Kevin y el Málaga estaba ahora con dos delanteros y jugadores en las bandas a pierna natural, Larrubia en la izquierda y Ochoa en la derecha. 

Era un momento de alternativas cuando una combinación entre Ochoa e Izan le llegó a Dioni en el balcón del área, escorado a la derecha. La tiró al palo largo buscando la escuadra y Aarón Escandell voló para mandarla a córner a mano cambiada. 

El Oviedo perdona varias muy claras

Fue como un clic. El Málaga volcó el campo hacia la portería visitante en los siguientes minutos llegando por los dos lados. Faltaba el último pase, el centro bien puesto. Se encendió la grada. “¡Nos van a ver volver!”. Pero lo que se vio un nuevo milagro, de los más complicados de ejecutar, de Alfonso Herrero. El Oviedo cazó una contra y Hassan se plantó solo delante del toledano. Parecía que esta vez no, pero sí. Con la punta de la bota izquierda evitó el 0-1. Qué forma de darle puntos al equipo.

La última bala fue Cordero por un Dioni exhausto. Se había vaciado sobre el campo y regresaba el dibujo inicial con Ochoa de enganche, Lobete en la derecha y el jerezano en la izquierda. Sacó una falta en la esquina del área nada más entrar, que mandó muy centrada.

El Oviedo decidió que no se jugaba más a partir del 85’, pero tuvo tiempo de cazar otra contra que pudo ser definitiva. Paraschiv esta vez sí superó a Herrero pero la pelota se fue rozando el poste. Se libró el Málaga. Por tercera vez en un partido en el que los visitantes tuvieron todas las ocasiones claras. Un señor equipo al que el Málaga sobrevivió y no fue capaz de hincarle el diente.

Ni siquiera cuando el final de esta crónica ya estaba escrito y Castel rascó una falta por delante del centro del campo. Víctor la metió en la cazuela, el propio Castel la mandó al segundo palo donde Einar llegó volando y cayó al suelo.

Con todo el estadio encima, Sesma Espinosa se fue al VAR, con el tiempo más que cumplido y señaló penalti. Habían agarrado a Einar de la camiseta. Cordero cogió la pelota, pero la presión era enorme. Lo tiró mal, a la derecha de Aarón Escándela, que sumió en la decepción más absoluta en La Rosaleda. Otro empate, este con sabor a derrota.