Otra jornada más sin ganar del Málaga. Pero sobre todo, sin saber cómo ganar. El bagaje ofensivo del conjunto malaguista fue un remate de Dioni al larguero en el minuto 87 frente a un colista que venía de recibir una tunda contra el Granada y que sólo había dejado su portería a cero una vez esta temporada, contra su compañero de fatigas en la zona más baja de la tabla, el Cartagena.
En Tenerife el Málaga nunca estuvo cerca de la victoria, y un día más a los puntos, aunque eso valga de poco en el fútbol, los blanquiazules si merecieron algo fue la derrota contra un equipo que supo cómo atacarle, cómo llegar con muchos hombres al área y que incluso desperdició un penalti cometido a las primeras de cambio por Víctor García. Era la esquina del área y una acción totalmente innecesaria. Enric Gallego hizo un favor mandándolo fuera, aunque Alfonso Herrero se había estirado de forma imponente hacia donde iba la pelota.
No le funcionaron a Sergio Pellicer las rotaciones que introdujo en el once dejando fuera a pesos pesados de su equipo titular como Dioni, Manu Molina o Larrubia. Ni Juanpe –retirado al descanso-, ni Lobete ni Castel hicieron méritos para generarle dudas al entrenador. El delantero se fajó en ataque pero siempre muy solo y siempre muy lejos del área.
El mejor Málaga llegó con Manu Molina de nuevo a los mandos, en la última media hora de partido. Pero ni así el conjunto malaguista creó ocasiones ni pisó prácticamente al área con peligro, con una defensa del Tenerife que no titubeó en ningún momento.
Pellicer apostó de manera efímera por la fórmula de dos delanteros, con Dioni más Castel arriba. Pero le duró cinco minutos, lo que tardó en retirar al 25, que estrenaba titularidad esta temporada, por Dani Lorenzo. Antes de que entrara Lorenzo se había retirado Ochoa. Quizás sería interesante ver lo que ofrecen los dos mediapuntas marbellíes juntos en el césped. Pero hasta ahora no han compartido minutos.
El Málaga fue un equipo muy largo durante muchos minutos del partido, con las líneas muy separadas y Luismi a veces desbordado en la posición de ancla.
Fue un Málaga deslavazado que el domingo recibe al Eibar, un hueso a priori mucho más duro de roer que el Tenerife. Y ya con urgencia de victoria.