Publicada
Actualizada

El Racing de Santander se va con un punto de La Rosaleda, lo dicen los números tras el 0-0 final. Pero la realidad dice que fue un trapo en manos del Málaga CF, que en un ejercicio de fútbol que no se veía hace mucho tiempo por estos lares anuló prácticamente al líder intratable de la categoría le faltó la puntilla del gol. Lo tuvo en varias ocasiones. Pero no concretó. 

Es complicado quedarse con nadie en el ejercicio coral que hizo el Málaga frente al Racing, al que enfrentó con las novedad de Yanis por Kevin y con Baturina manteniéndose en el once. Ya son 22 puntos, pero el último sabe a poco tras lo visto en el césped de La Rosaleda delante de 26.000 más presentes que nunca, achuchando desde el himno. 

Era una noche casi redonda de Pellicer, que puede sacar pecho, y sólo faltó puntería en la mejor noche de los blanquiazules en lo que va curso. Ezkieta, portero visitante, impidió la fiesta completa. 

El Málaga leyó bien la defensa adelantada del Racing de Santander, al límite. Por robaba en el centro del campo y podía lanzar a sus atacantes.

Con esas armas lo primero fue una llegada de Puga por la derecha que Lobete no acertó a rematar y Víctor, llegando desde atrás, eligió mal golpeando con el interior cuando la pelota venia pidiendo otra cosa. Después fue Manu Molina el que golpeó a las nubes un balón suelto al borde del área despejado por la defensa del Racing tras una internada hasta el fondo de Yanis.

Fue el protagonista en el 24' cuando Larrubia le filtró un pase de muchos quilates para sólo frente a Ezkieta. Tuvo tiempo de hacer de todo. Eligió driblar al meta por fuera, aguantó bien sin irse al suelo y cuando tuvo el disparo ya estaba muy escorado y la mandó fuera. Quizás la ocasión más clara del Málaga en lo que va de temporada.

Sumó después otra internada Yanis tras un buen recorte pero no encontró rematador en el área, con Baturina rodeado. Estaba agigantado el Málaga. Era el dueño del partido.

Hasta la media hora no disparó el Racing entren los tres palos con un tiro de Andrés desde fuera del área que atajó sin problemas Alfonso Herrero. Antes, en el inicio, tuvo algún acercamiento peligroso por la izquierda.

Una triple ocasión en el 35 encendió más a La Rosaleda nacida de las botas de Yanis. Nadie acertó a rematar con claridad. Pero el Málaga llegaba arriba con muchos hombres en cada ocasión. Lo preocupante es que tal ejercicio frente al líder todavía no tenía premio. El Málaga era un rodillo.

En el 40’ fue Baturina el que se plantó sólo, solito, delante de Ezkieta. Llegó hasta allí a trompicones. La definición la sacó el portero con el pie y siguió la jugada. Yanis la puso como nunca a la llegada de Lobete, pero otra vez Ezkieta sacó la punta de la bota para impedir el tanto blanquiazul. Era otra clarísima, de las que no se olvidan. El líder era un trapo en manos del Málaga. La Rosaleda se puso en pie para despedir a los toreros cuando llegó el descanso. Hacía tiempo, mucho, que no se veía algo así.

Dioni por Baturina tras el descanso

Pellicer movió ficha metiendo a Dioni tras el descanso por Baturina, mientras que José Alberto buscó soluciones con Maguette y Michelin en lugar de Marco Sangalli y Pablo Rodríguez. La primera fue del Racing con Aldasoro llegando tarde rematar un pase de la muerte puesto desde la derecha.

La réplica llegó con Larrubia ganándole la pelota a Mario García y Lobete metiendo la punta de la bota sin poder una vez más con Ezkieta.

El Racing había dado un paso adelante, tenía al Málaga más cerca de su área, pero no la pisaba. En el 57' volvió a faltarles centímetros a Lobete y Yanis para llegar a otro balón puesto por Larrubia. Pellicer refrescó el equipo con Gabilondo por Puga, amonestado, y Cordero por Yanis, que pasó con nota alta su titularidad.

Pero ahora le costaba mucho más al Málaga salir con el balón limpio. La presión del Racing asfixiaba más. Había que elaborar más. Aunque cuando el líder tenía la pelota el Málaga estaba agazapado en busca del picotazo en una contra. Aunque a Lobete ya no le daban las fuerzas y para correr más y entraba Castel.

En el 75' los corazones se encogieron. Primero Luismi cambió el sentido del juego para dejar a Gabilondo entrar solo por la derecha, desde donde se la puso a Castel, que controló y remató dándose la vuelta. El tiro pegó en un defensa y la contra pudo ser letal. La pelota acabó en los pies de Lago Junior -recibido con una pitada tremenda-, que sólo vio el rojo de Alfonso Herrero delante. Otro milagro más.

Pero el Málaga ya había puesto otra vez el partido de su lado. Haciendo daño a la espalda de la defensa racinguista, estaba volcando el campo a falta de diez minutos para el final.

Castel empezaba a ganar balones para llevarlos al área, aunque le faltaba claridad de ideas en los últimos metros.

Herrero, mientras, sacó otra mano de oro a Lago Junior, que disparó desde fuera del área recordando su etapa de blanquiazul. 

Dioni se la fabricó y la tuvo en el 89’ recogiendo un balón largo de Herrero. Se encontró otra vez con Ezkieta. Y ahí, prácticamente, murió un partidazo de los de Sergio Pellicer, que pasó por encima del que fuera su sucesor en la primera etapa del de Nules al frente del Málaga. Le ganó la pizarra, pero le faltó el gol. Poco más pudo hacer. Un Málaga de bandera.