El ya exescolta del Unicaja de Málaga, Darío Brizuela, se ha despedido de la ciudad, del club y de la afición con unas emotivas palabras a través de sus redes sociales en las que recuerda los buenos y los malos momentos, agradece a la entidad cajista haberle ayudado a crecer como persona y pide que cuiden del "pelirrojo", Alberto Díaz, inseparable de la 'Mamba Vasca', por el que el FC Barcelona ha pagado la cláusula de rescisión y, a priori, será la única salida de la plantilla verde esta temporada:
"Como ocurrió en febrero, no tengo palabras de agradecimiento suficientes para devolver todo el cariño que hemos recibido mi familia y yo por el club y la ciudad de Málaga. Los sentimientos son mutuos y es algo que nunca olvidaremos. Trataré de devolverlo con este hilo:
He tenido la suerte de disfrutar de buenos y malos momentos con vosotras y vosotros. Desde la Copa del Rey hasta la época en donde los resultados no acompañaban. Desde días felices como el nacimiento de mi hijo, a los días tristes como su ingreso en el hospital.
De todas estas experiencias nos llevamos muchos recuerdos y aprendizajes ya que, soy de los que piensa que en los malos momentos es cuando las personas se muestran realmente como son, y el apoyo siempre fue incondicional, e inolvidable.
Siempre estaré en deuda con Unicaja por haberme dado una oportunidad en un momento delicado para mí, y por haberme ayudado a formarme no solo como jugador, si no como hombre, marido y padre de una familia. Roles que para mí son mucho más importantes.
Por último, quiero reiterar todo el agradecimiento por las muestras de cariño con mi familia, en especial con mi hijo Bruno. Como padre prometo recordarle que él nació en Málaga, que ahí es y será siempre muy querido y que tenemos una deuda con la ciudad y su gente.
PD: cuidad del pelirrojo por mi… GRACIAS!".
Brizuela llegó al Unicaja en diciembre de 2019 y ha vivido lo peor y lo mejor con el equipo malagueño, coronando su estancia con la conquista de la Copa del Rey el pasado mes de febrero en Badalona.
Ahora, deja dinero en las arcas del club para marcharse al archienemigo del Unicaja de Málaga desde aquella final de 1995. Pero el vasco solo está recibiendo cariño de la afición cajista, que ha disfrutado de su compromiso y de su crecimiento durante tres temporadas y media.