Está ante el momento clave de la temporada. Tiene a sus órdenes a un grupo de hombres que juntos pueden escribir otra página de oro del deporte malagueño. Se le ve feliz en Málaga, convencido de poder hacer grandes cosas. Parece tener las cosas muy claras. Ha encajado como un guante en el Unicaja. Le ha dado la vuelta como un calcetín al equipo que cogió el 9 de febrero de 2022. Piensa y responde rápido cuando atiende a EL ESPAÑOL de Málaga en una mañana de Martes Santo con la ciudad pendiente del cielo. No tiene un plan, pero lo explica. Es Ibon Navarro Pérez de Albéniz (Vitoria, 1976), Ibon Navarro, entrenador del Unicaja de Málaga.
Una curiosidad: ¿Ibón tiene un plan?
No empezamos de la manera más original posible. No, no, no, no, no tengo ningún plan. Estamos desarrollando un método de trabajo, algo distinto a lo normal, porque creo que es el futuro del deporte, por la exigencia que está habiendo en las competiciones, también el desarrollo de los físicos de los jugadores, que se les exige a un jugador de 2'15 lo mismo que a un jugador de 1'90, a nivel de desplazamiento, velocidad, explosividad, y eso lleva siempre un desgaste que no se puede conseguir. Entonces, el plan, como dices tú, es un modelo de trabajo en el que se prioriza mucho el equilibrio entre cuidar a los jugadores y conseguir la excelencia como equipo.
Llegó en una situación muy complicada en Málaga, había que salvar al equipo, algo a lo que no se estaba acostumbrado aquí. Se solventó esa situación y el equipo vive arriba desde entonces. ¿Se le nota a usted feliz? ¿Está feliz en Málaga con lo que está viviendo?
Mira, si la felicidad solamente depende de ganar o perder, no puedes estar en este trabajo, porque pierdes, se pierde más de lo que se gana. Entonces, esto no lo aprendes. Y bueno, de ir sufriendo un poco también se aprende. Sí, estoy feliz por muchas cosas. Porque trabajo muy a gusto, porque tengo un entorno muy bueno de trabajo, porque creo que estoy en un club en el que es muy fácil hacer baloncesto, y porque la gente que tengo a mi alrededor, todos vamos en la misma línea, estamos muy cohesionados, también los jugadores, y eso hace el trabajo más satisfactorio, ¿no? Te llena más. Pero si solamente fuera porque ganamos, tendría un problema, porque dejaremos de ganar.
Llegó usted en febrero de 2022 para salvar al equipo, lo salvó y se empezó a trabajar en un proyecto radicalmente distinto a lo que había. Cuando empezó a trabajar en este modelo de nuevo Unicaja, ¿imaginó que estaría el club como está ahora?
Bueno, no en cuanto a resultados, está claro. Yo creo que todo necesita un tiempo, y tal vez el que los resultados hayan llegado tan pronto es un problema, porque genera unas expectativas demasiado altas, y porque... cada ciudad... o zona, tiene su cultura y tiene su forma de entender el deporte, y aquí en Málaga lo que quiere la gente es que su equipo gane. Que gane… Donde sea. El mejor ejemplo es el equipo de fútbol, lo que la gente quiere es que el Málaga gane, si es en Primera RFEF, pues en Primera RFEF, pero que gane. Entonces, el que el equipo haya conseguido muy buenos resultados muy pronto, genera un mínimo de exigencia de cara al aficionado, que ya es demasiado alto para la competición en la que estamos, en la que hay dos equipos que están muy por encima de los demás en cuanto a potencial, y luego hay otro grupo de dos o tres equipos que sí que tienen más capacidad que tú, igual no deportiva, pero sí económica, que al final es muy importante. No esperábamos ganar tan pronto, pero sí esperábamos ganar. Y ahora lo que hay que hacer es saber convivir con la victoria, y con el éxito tan temprano.
¿Y cree que su Unicaja ha tocado techo en cuanto a nivel competitivo? Está la diferencia de ganar o no ganar, ¿pero el techo competitivo de este equipo se ha tocado ya? Porque le compite su equipo de tú a tú al Real Madrid o al FC Barcelona. ¿O cree que el equipo puede crecer todavía?
El término competir no significa ganar, significa competir, yo creo que ahora mismo el Unicaja es capaz de competir contra cualquier equipo de la Liga ACB. Contra cualquiera. Eso significa que puedes ganar y puedes perder, pero que sí que compites, y en la competición europea en la que estamos jugando creo que somos un equipo muy importante. Entonces, creo que a nivel competitivo el equipo está muy alto, ¿Puedes mejorar? Claro, puedes ganar, pero ganar y competir no es lo mismo, ganar implica competir, pero competir no implica ganar. Siempre hay en el deporte un punto de suerte, un punto de azar, que te ayuda a ganar, y ese azar hay que buscarlo, hay que buscar la base de trabajar, de trabajar bien, no de ser el que más trabaja, sino de trabajar bien lo que trabajas, y de buscar que tu equipo esté más preparado que los demás para esos momentos importantes. Eso sí que es una cuestión de tiempo y de experiencia, igual tienes que perder tres o cuatro veces para saber cómo ganar más adelante.
¿Es el Unicaja que usted quiere? ¿Le falta todavía algo?
Al final son dos temporadas con la misma plantilla prácticamente. Muchas veces a los jugadores les explotamos cuando se frustran porque no han hecho un gran partido, y es que el partido perfecto no existe. No es posible no equivocarse en nada y no hacer nada mal durante el partido. Esto es un juego de errores y aciertos, y si tienes menos errores y más aciertos que el rival, generalmente ganas. Entonces siempre hay cosas que puedes mejorar, pero el nivel de aciertos y errores que tiene este Unicaja, desde mi punto de vista, es muy positivo, si no, no seríamos tan competitivos. Pero siempre hay que seguir jugando si quieres reducir al mínimo el número de errores y tener el máximo número de aciertos. Y eso llega un momento en que muchas veces un acierto más, un acierto menos, hace la diferencia entre competir y ganar. Y yo creo que estamos en ese proceso porque el equipo ya tiene una identidad muy clara a la hora de jugar.
Antes de llegar al Unicaja entrenó en varios sitios. ¿Cómo ve el club? ¿En qué es diferente el Unicaja a otros sitios en los que ha estado usted trabajando?
Todos los clubes son muy diferentes. Yo conozco bien Vitoria, conozco Valencia, conozco Manresa, conozco Murcia, conozco Andorra. Y todos los clubes son diferentes. Creo que este club está marcado por la propiedad del club. Que es la Fundación. Eso le permite tener un sustento y una base que a día de hoy es muy difícil encontrar en un club deportivo. Aunque también en algunos aspectos condiciona su funcionamiento. Es evidente, es mejor, es peor. Aunque solamente puedo hablar de cómo lo he conocido yo. Se ha abierto y se ha acercado mucho a la afición, tanto de la ciudad como de la provincia. Hace muchas cosas por intentar atraer al público. Esto no lo valoramos, pero cuando vemos pabellones de 13.000, de 11.000 localidades con sólo 4.000 personas, 5.000 personas valoramos que tengamos el Martín Carpena como lo tenemos cada partido, de lleno... Porque creo que después de la pandemia la gente se ha acostumbrado a que puede ver el deporte en casa. En su sofá, con su cervecita, su vino, su Coca-Cola, con el mando, que en los tiempos muertos puedes cambiar y ver otra cosa. Y eso ha acomodado mucho y costó mucho volver a traer a la gente a los pabellones. Y creo que el esfuerzo que hace el club, en que la gente valore que la experiencia de venir aquí es mucho mejor que la de ver el deporte desde casa, es muy importante. Creo que ahí el club ha hecho un trabajo fabuloso.
Hablaba del Carpena. En la última rueda de prensa de la temporada pasada, después de que los hubiera eliminado el Barcelona, estaba afectado emocionalmente para bien. Con lo que pasó después del partido, que la afición los llamó para que volvieran a la pista. ¿Le ha pasado muchas veces aquello por la cabeza desde entonces? ¿Lo tiene muy presente?
Yo creo que el ser humano cuando tiene una cosa, cuando tiene algo, con el tiempo deja de valorarlo. Porque ya es algo normal y habitual, y dejas de darle el valor que realmente tiene. Nosotros tenemos mucha suerte de tener el pabellón como lo tenemos muchísima suerte. De tener a la gente tan apegada y tan cercana al equipo. Todos los días después de los partidos hay cincuenta niños esperando en la salida de los coches a que todos los jugadores se paren. Sacarse fotos, firmar autógrafos. Y yo creo que esto, por habitual, no puede caer en algo vulgar, algo normal. No es normal, como te decía antes. Y creo que esto lo tenemos que cuidar. Y nosotros lo tenemos que cuidar haciendo algo tan fácil y tan difícil como lo es. Y es seguir manteniendo lo que somos. Estar orgullosos de lo que representamos. Estar orgullosos de la camiseta y del escudo que tenemos. De ser el equipo de esta ciudad. Y cuidar con nuestra actitud en el campo y en el día a día el cariño que recibimos de la gente. Y no hacer que esto sea una cosa normal, porque no lo es.
Unicaja era un club que había ganado títulos, aunque cuando usted llegó estaba en un momento deportivo malo. Pero seguía siendo uno de los clubes, quitando a los trasatlánticos de la ACB, de los grandes de la competición. ¿Hay algo que le haya sorprendido? De la afición, del club, de la exigencia que pueda haber.
Es difícil hablar de lo que no conozco. Pero sí que me resulta difícil entender porqué este club estuvo mal con todas las facilidades que tiene. Tiene un pabellón espectacular, afición, apoyo del patrocinador y propietario del club. un club súper profesional, buenos trabajadores, buen cuerpo técnico. Me cuesta entender dónde estuvo el problema para que en un momento dado el equipo no estuviera a la altura de lo que yo veo que es el club, ¿no? Pero no puedo hablar porque no he estado aquí y no sé qué es lo que pasó. Eso es una cosa que me sorprende. Y luego la repercusión que tiene el deporte en la ciudad, porque no es solamente el Unicaja. Que el Unicaja tenga repercusión en la ciudad hasta cierto punto ahora es normal, porque el equipo va bien, ¿no? Pero me sorprende mucho el fútbol que el equipo, cuando llegué estaba a cuatro puntos de jugar el playoff de ascenso a Primera. Y de ahí casi desciende el año que yo estoy, y el año siguiente desciende. Y yo he ido a la Rosaleda y allí hay veinticinco mil tíos en Primera RFEF. Y eso no es muy normal. Entonces me choca mucho el impacto que tiene el deporte en la ciudad a nivel de pasión, a nivel emoción diría yo, ¿no? Ahora que estamos en Semana Santa… Me parece que es una cosa… La gente en lugar de dar la espalda al equipo de fútbol, va más todavía. Y eso me parece que es una cosa muy distinta a lo que hay por ahí.
Primero tuvo la urgencia de salvar al equipo. Luego ha mencionado que el éxito llegó muy rápido y se ha instalado la obligación de ganar o por lo menos de intentar seguir ganando títulos. Y da la sensación de que no ha tenido tiempo de estar tranquilo disfrutando de su equipo, de su trabajo. Da la sensación de que no ha tenido este tiempo de saborear y de disfrutar su etapa en el Unicaja. ¿Ha tenido momentos de tranquilidad, de pausa para saborear lo que se está viviendo, que al final es que el Unicaja está otra vez donde estaba?
Volvemos a la primera pregunta. La felicidad no puede ser ganar.
No me refiero a los títulos, sino a disfrutar de la obra que usted con su equipo están construyendo.
Yo realmente disfruto cuando vengo a entrenar a la mañana, el rato que estamos ahora ahí los entrenadores hablando del partido de Promitheas de ayer, o del entrenamiento que vamos a hacer hoy, o de cosas que hemos visto en vídeo, o luego salir a la cancha a entrenar con el equipo. Eso es lo que a mí me hace sentirme bien. Yo sí que había ganado títulos como asistente, Pero no como entrenador principal. Y es algo fantástico. Pero se acaba. Y no solamente se acaba, es que se acaba y, como te decía antes, a partir de ahí es el siguiente mínimo. Y eso es un problema. No es eso de lo que me preocupo de disfrutar. No voy mucho a Málaga, porque cuando vas de competición tampoco tienes mucho tiempo para hacer muchas cosas. Pero sí que cuando vas te das cuenta de que la gente te quiere mucho y que todo el mundo te da las gracias por lo que estás haciendo… Pero no es eso de lo que disfruto. Disfruto del trabajo, de entrenar, de ver que las cosas van bien. También lo pasas mal cuando ves que hay problemas, cuando ves que tienes que arreglar algo. He aprendido por experiencias personales de que mi felicidad no dependa de ganar o perder. Porque entonces sufres demasiado. Los ratos que tengo para estar con mi hijo pues los intentaré aprovechar esta semana, y eso sí que me va a hacer feliz más que poder ganar o perder el fin de semana, serán otras cosas.
¿Y está bien en Málaga? ¿Está a gusto?
Sí. Creo que es una ciudad fabulosa para vivir. Fabulosa.
Hay muchos deportistas que cuando se retiran y que han pasado parte de su carrera en Málaga vuelven. ¿Eso ha tenido usted tiempo de pensarlo o todavía es muy pronto?
Espero que me quede bastante para jubilarme, pero bueno, nunca se sabe. He estado bien en todos los sitios dónde he estado. Vitoria es mi ciudad. Pero viví muy bien en Valencia, viví muy bien en Manresa, pese a ser una ciudad pequeña. Se vive muy bien en Andorra, pese a que es una ciudad a la que cuesta mucho llegar. Murcia es una ciudad fantástica para vivir. Una calidad-precio increíble. Y Málaga es una barbaridad. Lo que pasa es que Málaga ahora mismo es un sitio donde todo el mundo quiere venir, y la verdad es que no es barato vivir en Málaga, ¿eh? A nivel de vivienda es una cosa espectacular, pero he tenido la suerte de saber adaptarme donde he estado y disfrutar donde he vivido. Y lo que pasa es que es verdad que aquí en Málaga, pues, se vive muy bien, la verdad. Hay un compendio de buena meteorología, ofertas de ocio aunque no pueda ir a todas… Creo que hay de todo.
Ha mencionado antes la Semana Santa. Este año no ha habido oportunidad prácticamente, pero ¿le llama la atención? ¿La ha visitado? ¿La visitó el año pasado?
Estuve el año pasado y no sabía que era lo que vi. Y me impresionó mucho. Bueno, lo ves por la tele y no tiene nada que ver. La televisión, generalmente, dos minutos y lo quito porque no le ves nada. Pero el año pasado estuve una tarde entera y me gustó, me gustó muchísimo. Me gustó mucho la música, te fijas en otras cosas. Ver los tronos cómo giran en sitios donde dices, se van a dar, es imposible que no se den, y que lo hagan tan acompasado…Por esta locura que tenemos los entrenadores piensas "Madre mía, nosotros no somos capaces de hacer la cinco abajo bien y esta gente acaba de dar la vuelta al trono en esa curva y con la música…". Es fantástico. Pero la música, la música me impactó muchísimo.
Volviendo al equipo. ¿Cómo hicieron usted y los responsables de configurar el equipo para convencer a toda la plantilla el año pasado de que repitiera el plantel? Al final es un equipo hecho de jugadores que iban saltando de un equipo a otro, prácticamente la mayoría.
Yo creo que fue más difícil traerlos que convencerlos para que se quedasen. Al final, en Málaga se vive muy bien. El club está muy bien. Muchos jugadores no habían estado nunca en un club de este nivel. La química del equipo, el ambiente del vestuario es fantástico. Los jugadores sienten que se les exige, pero se les cuida. Eran jugadores van de un sitio a otro y de repente encuentran un sitio donde se encuentran muy bien. Eso unido a que el club hizo un esfuerzo a nivel económico en retenerlos a todos, se genera la tormenta perfecta para que se queden, ¿no? Pero fue más difícil traerlos a un equipo, a un club en un mal momento. En un momento en el que era un equipo, no voy a decir perdedor, pero sí que perdían más que lo que ganaban. Y al final vinieron aquí jugadores con un caché no de Euroliga, pero sí que habían tocado la Euroliga. Y tú te lo estás aquí a un equipo que, oye, que queremos ir para arriba... Eso fue más difícil que mantenerlos aquí.
¿Y se está pensando ya en mantenerlos o ahora se está en la competición y ya llegará el momento de eso?
El entrenador siempre quiere mejorar, pero en este equipo pasó una cosa y es que no resultaría difícil fichar jugadores. Nos vendría bien un jugador de este tipo… Nos vendría bien un jugador de estas características… El problema no es a quién fichas; el problema es a quién no renuevas. Porque tú al final estás pensando en traer jugadores, traer personas que no sabes cómo van a encajar en este grupo. Les ves hacer a esos jugadores cosas en otros equipos, en otros ecosistemas y tú estás pensando que es capaz de hacerlo también aquí. Y estás trayendo eso por jugadores que estás seguro cómo son, cómo encajan en el grupo, lo que sí que aportan… Entonces lo difícil no es a quién traes. Lo difícil es a quién sacas, ¿no? Eso es lo más difícil ahora mismo en este equipo, porque todo el mundo tiene muy claro lo que tiene que hacer y yo tengo muy claro y mi equipo también lo tiene muy claro que cada jugador seguro que da ciertas cosas. Entonces ya hacer una convocatoria de doce teniendo trece jugadores es un problema, porque cada vez que dejas a un jugador fuera estás dejando fuera a alguien que aporta algo seguro al equipo. Evidentemente claro que se está pensando, pero aún no sabemos. Me gustaría mantener el mayor bloque posible, porque al final se ha generado una cosa que hay que intentar mantener en el tiempo. Pero no te sé decir cuántos. Por mí, todos. Pero también estaría generando un problema si me quedo con trece y traigo otro más, ¿no? Pues imagínate, en lugar de un descargue tengo que hacer dos. Pero creo que no es fácil tener lo que tenemos aquí. Y que hay que intentar mantenerlo.
Y entre los que tiene, permíteme que individualice, está Alberto. ¿Qué supone Alberto Díaz para el equipo y para el club en general? Se ha convertido en un icono del Unicaja.
Yo creo que Alberto Díaz es el único jugador de la liga que le aplauden cuando lo presentan en todos los campos. El único, creo, ¿eh? En campos como en Vitoria. Yo en Vitoria le he oído al público del Buesa aplaudir a Alberto Díaz en la presentación. Esto no es normal. Yo creo que es la bandera, es el escudo, es la camiseta, es un icono. Es un icono del Unicaja. Y eso es lo que se ve de fuera. Pero dentro es alguien que encarna muchos de los valores que tiene este equipo. Entonces es muy importante. Porque es un ejemplo para sus compañeros. No es un capitán al uso del capitán, el que tiene que levantar la Copa. Es alguien que se preocupa de que las cosas se hagan bien. Que dice cuando las cosas no se están haciendo bien. Lo hace saber, lo hace ver, lo explica. Se preocupa de que todos sus compañeros estén bien. Entonces ya no es un poco la imagen corporativa, digamos, del club, sino que dentro es una figura muy importante para nosotros.
Volviendo a la competición. Ahora viene lo bueno. Tienen el playoff de la BCL. Hemos tenido un debate previo a su llegada -redactor, fotógrafo y jefa de prensa- y Rosa (jefa de prensa del Unicaja) ha intentado apagar la euforia, de que la primera eliminatoria contra Promitheas se va a solventar en dos partidos…
¿A favor de quién? ¿Nuestro? Sí. Ah, no, pregunto. Porque ya veo por dónde van los tiros -risas-.
¿Cómo ve el equipo y cómo afronta esta fase final de la BCL, empezando por los cuartos de final contra Promitheas Patras?
Seguramente si nos hubiera tocado el Ludwigsburg te estaría diciendo lo mismo. Y si nos hubiera tocado el Peristeri te estaría diciendo lo mismo. Pero la verdad es que antes del sorteo, por cómo son los equipos y por cómo juegan y porque los conocemos, el equipo que más daño nos podía hacer era el Promitheas. Ludwigs tiene un juego muy rápido. Nosotros estamos preparados para correr contra cualquier equipo. Creo que uno de los problemas de jugar contra equipos extranjeros en los equipos de final es el conocimiento. Y nosotros conocemos bien al Peristeri porque jugamos contra ellos. Y Promitheas es un equipo que ni lo conocemos, bueno, lo conocemos pero no hemos jugado contra ellos, y tiene una forma de jugar que a nosotros no nos va bien. Tenemos la ventaja de campo, que creo que es importante. Pero es importante si ganas el primer partido. Porque te permite ir allí con poca presión, la presión es para ellos y tienes una bala más. Ya el segundo partido que has jugado contra ellos ya los conoces, vas cogiendo automatismos... Creo que nosotros podemos ir creciendo a medida que vayamos jugando contra ellos. Pero tienes que ganar el primer partido, porque si no, la presión que tienes cuando vas allá es muy grande. El viaje es el peor que podía ser. Es el viaje a Atenas más tres horas hasta Patras. Encima después de jugar contra Manresa. Era la peor combinación. Pero lo digo como lo dije con la Copa del Rey, si alguien cree que somos favoritos es porque nos hemos ganado el que digan eso. No nos aporta nada, porque no te aporta nada que digan que eres el favorito. Pero sí que es verdad que... somos un equipo que no ha perdido ningún partido en el Top 16, solamente hemos perdido dos partidos en la competición y tenemos la confianza de que somos un equipo que está jugando bien y que podemos ganarles. Pero les respetamos mucho porque creo que es un equipo bien entrenado y que juegan un baloncesto que a nosotros nos incomoda.
¿Y ve al equipo preparado para afrontar el final de la BCL y además defender la segunda plaza en la Liga Endesa, algo que dejó usted claro tras el partido contra el Real Madrid que no iba a ser fácil, independientemente de que se gane algo o no al final de la temporada?
Es que no tengo porqué pensar que no lo está. Al equipo le veo bien, sólido fuera de casa. En casa en el último partido contra el Madrid teníamos dos ausencias muy importantes para nosotros, que eran Kendrick, Perry y Djedi -Nihad Djedovic- y fuimos capaces de competir muy bien con el Madrid. El equipo está bien, está sano. No veo el motivo por el que no vayamos a seguir siendo competitivos. A partir de ahí, en la Liga ACB tenemos cuatro victorias de diferencia con el Barcelona más el average de aquí, que a falta de ocho partidos creo que es una buena renta. Pero es verdad que en los últimos partidos en Liga ACB puede pasar cualquier cosa. Y nosotros no tenemos partidos fáciles, sobre todo fuera de casa tenemos que ir a Tenerife, a Manresa y a Barcelona. No significa que vayamos a perder todos, pero no será fácil. Y los que tenemos en casa todos sí que están jugando cosas, ¿no? Los que pelean por el descenso ahora todo el mundo va a apretar al máximo. En las últimas jornadas de la ACB siempre hay resultado raros. Y la competición de la Champions es una competición que al equipo le hace ilusión. El año pasado no supimos afrontar aquel fin de semana bien. Nos pusimos mucha presión, nos obligamos mucho a tener que ganar. Y jugamos muy mal el partido de semifinales y perdimos de dos. El equipo tiene muchas ganas de jugar la Final Four de la BCL y de intentar sacarse de la espinita. El tener muchas ganas no te asegura ganar, pero sí que no tienes que activar el equipo. El equipo está activo de cara a la BCL porque es una competición que la tiene entre ceja y ceja.
¿Cómo se ve Ibon Navarro en el mes de junio? ¿Habiendo subido a algún balcón antes? ¿Pudiendo subir? ¿Se ve satisfecho con el trabajo que se haya realizado en el mes de junio independientemente del resultado final?
Eso es como me gustaría. Eso es como me gustaría estar, ¿no? Satisfecho con el trabajo, que ya lo estoy. Tienen que cambiar mucho las cosas aquí al final para que ya deje de estarlo. Ganar es muy difícil. Pero lo importante es estar en disposición de ganar. Y yo creo que este equipo está en disposición de ganar. Luego se prevén unos play-offs de Liga ACB extremadamente complicados. Porque, ahora mismo, el equipo que puede ser octavo, séptimo, sexto, que te puede tocar puede ser el Valencia, puede ser el Baskonia, puede ser la Penya… Eso van a ser los play-offs y a tres partidos. Tienes que ganar aquí el primero… Y el año pasado, si no me equivoco, el Juventud ganó en Vitoria y fuera. Entonces, el play-off a tres tiene mucho peligro. Me gustaría verme satisfecho con el trabajo y, si hemos tocado algo, pues sería fantástico. Pero, si no, insisto en que la felicidad no puede ir en base a los títulos, porque los títulos los ganan muy pocos. Y no hay tantos. En los últimos años, salvo la liga de la pandemia que la ganó el Baskonia en la burbuja de Valencia, los títulos son para dos equipos, Barcelona y Madrid, todo lo que sea estar ahí cerca es bueno.