Siempre soñó con ser periodista, pues es comunicador por naturaleza. Aunque en lugar de pasar por los asientos de la facultad de Ciencias de la Comunicación, estudió la carrera de Historia del Arte, la realidad es que ha estado siempre muy cerca de los micrófonos: en la actualidad, es la voz del Martín Carpena, esa con la que cada fin de semana ríen y lloran los aficionados que conforman la marea verde.

Federico de Palma, más conocido en el mundo del baloncesto como Fede, es el speaker oficial del Unicaja Baloncesto de Málaga desde la temporada 2006-2007, aunque en el año 1998 fue cuando inició su andadura en el polideportivo de Ciudad Jardín como speaker suplente. 

A lo largo de su vida, ha pasado por emisoras de radio como Cadena Dial y ha sido técnico de sonido en series míticas como Arrayán. Reconoce que su vida laboral ha dado muchas vueltas hasta lograr la rutina que tiene en la actualidad.

Ahora tiene dos trabajos, "el formal", como comercial de una empresa de seguridad y, sin duda, el más divertido y emocionante, ser la voz de un equipo con el que ha crecido y al que, a su vez, ha visto crecer. También es speaker en deportes como el voleyball, rugby o balonmano.

Fede, en una prueba de sonido en el Carpena. Rosa Mariscal

El Unicaja llegó a casa de Fede muy pronto, cuando aún no imaginaba que su futuro iba a ir ligado al club malagueño. Sus padres siempre fueron aficionados del baloncesto y han estado abonados al Unicaja casi desde sus orígenes. Desde entonces, han formado un hogar donde el deporte de la pelota naranja siempre ha sido muy importante.

"Estudié en Maristas, estaba destinado a ser parte del balonmano o del baloncesto", dice De Palma entre risas en conversación con EL ESPAÑOL de Málaga. Aunque se inició en el balonmano, pegó el estirón antes que los demás y acabó formando parte de las filas del equipo de baloncesto.

"El hermano Julián fue el que se dio cuenta de que yo era más alto que los demás y me fue metiendo en el baloncesto. Siendo solo un niño percibí rápido que me encantaba, pero a los años lo dejé. No era bueno, pero tampoco tenía fuerza de voluntad, la constancia es muy importante en un deporte de estas características", explica.

En el año 1998, los planetas se alinean mientras se encontraba en Cadena Dial y le ofrecen una oportunidad que le cambiaría la vida. Le ofrecieron animar el encuentro entre el Herbalife Gran Canaria y el Unicaja en Ciudad Jardín ante más de 5.000 personas. "Era joven, tiré, tiré y tiré... Y me encantó la experiencia. No recibí ningún aspaviento de nadie que se extrañara de cómo lo hacía. Fui sustituyendo al speaker principal cuando me necesitaban y al final, con una cosa y otra, hacíamos la mitad de los partidos él, la mitad yo", relata. 

Con esfuerzo y buen hacer, Federico de Palma pasó a ser el principal speaker del club verdimorado en la temporada de 2006-2007. Recuerda la llamada de Rosa Mariscal, actual responsable de comunicación del club, y Rafael Jiménez, histórico gerente del club, como si fuera ayer. Realmente, estaba cumpliendo un sueño. Su pasión, el baloncesto, unida a lo que en realidad siempre había querido hacer: comunicar.

Porque aunque no sea parte de un informativo o un magacín de radio o televisión, el speaker tiene una misión muy importante ante un pabellón. Sin una buena comunicación, no lograría conectar con el público, al que también informa de cuando llega un momento importante, como un tiro libre en el momento indicado, o un majestuoso triple. 

"Yo sentí que llegaba algo que me iba a emocionar, que me iba a gustar. Era algo que siempre quise desde pequeño. Siempre me había sentido muy fan del equipo y sentía que estar ahí era ser el fan de los fanes. Eso sí, con la diferencia de que cuando gritas, gritas para todos. Me he tenido que morder la lengua en más de una ocasión", sostiene.

En una ocasión, recuerda que narró cómo pitaban la primera falta al equipo contrario cuando el Unicaja tenía ya seis faltas. "Sin darme cuenta, me salió un tono crítico donde dejaba entrever que me parecía injusto. El árbitro me llamó la atención. A la próxima, me echaba. Es difícil ser totalmente imparcial, porque no deja de ser tu equipo", cuenta.

Para ello, ha de seguir una serie de normas que velan por un desarrollo neutral del partido. Según el speaker, se puede animar al equipo local, pero "con mesura". Más allá de la exigencia que conlleva, reconoce que es un trabajo muy divertido, dinámico, donde la coordinación con el equipo de marketing y comunicación es fundamental.

Aunque normalmente todo está medido, sobre todo cuando se realizan juegos en los videomarcadores del estilo de las kiss cam y en los descansos, con participantes del público; en la Liga ACB no hay tanta exigencia como en la NBA, donde todo está calculado minuto a minuto. "Da igual que el pabellón se esté cayendo de la emoción, que si tienen algo establecido, lo hacen. Para eso son muy especiales y tienen una forma de trabajar muy estricta", dice.

Fede, en la puerta del Carpena.

Una vuelta al pasado

Cuando se le pregunta sobre los sentimientos que se viven como speaker en un partido actual del Carpena, la mente de Fede se traslada al pasado. Cree que lo que se vivía en Ciudad Jardín y lo que se vive en estos momentos en el Carpena, salvando algunas distancias, no tiene demasiada diferencia.

"Es impresionante ver cómo está rejuveneciendo el Carpena. Cada vez vienen más jóvenes. Cada vez vienen más niños con sus padres, como yo iba con los míos. También al albur de la cantidad de momentos mágicos que estamos viviendo ahora. La ola de títulos está ayudando, por supuesto que sí", reconoce.

"Aquello que se vivía en las primeras finales, esa magia, siento que es la que se vive ahora, con la diferencia de, por ejemplo, la llegada de las redes... Antes esperabas una semana para ver si Gigantes del Basket sacaba algo de tu equipo. Ahora los chavales tienen fotos con todos los jugadores", asevera.

Ve similitudes hasta en las plantillas. La de aquellos tiempos y la actual coinciden en tener jugadores "extremadamente cercanos, sonrientes". "El Unicaja casi siempre ha tenido a jugadores con una unión brutal. Eso les hace conectar con la gente. Los de ahora son unos grandes profesionales, pero transmiten que están jugando una pachanga entre colegas", dice.

Energía inagotable

"También ha habido cosas muy feas, eh", matiza. Para él, uno de los momentos más dolorosos de su vida, mucho más allá respecto a cuando el Unicaja ha ido peor en la tabla, fue el tiempo de la pandemia. Ver un Carpena vacío y en riguroso silencio le impactó mucho: "Pero yo seguía cantando los triples como si tuviera allí a las 10.000 almas. Pero ver un Carpena repleto de caras tristes, porque se percibía la tristeza... Es de lo peor que yo he vivido nunca".

Precisamente, por aquellos momentos pandémicos, no le pesa ponerse ante el micrófono aunque su día no haya sido perfecto o sus tareas como comercial se hayan alargado más de la cuenta ese día. Ver a tanta gente pasándolo bien, disfrutando de un juego tan sano como el baloncesto, es sinónimo de alegría.

"Fue tan duro aquello, que trato de recordarlo siempre que estoy más cansado. Me tomo el camino en coche hacia el Carpena como un ejercicio de preparación. En ese sentido, soy muy bueno automotivándome", cuenta. Así, en lo técnico, dedica unos veinte minutos a calentar la voz y preparar la garganta antes de cada partido. También cuida el enfriamiento al finalizar el encuentro, tanto a nivel local, como a nivel mental. No es sencillo, en ocasiones, superar tanta adrenalina de golpe.

No se imagina en otro sitio

Federico lleva cientos de partidos viendo al Unicaja al ras del suelo y delante del micrófono. Le cuesta imaginarse sentado en la grada. Lo ha hecho solo una vez a lo largo de su carrera profesional y se sintió "desubicado", aunque reconoce que un partido, en altura, se ve mejor. También tuvo que dejar el micro a un lado por en dos ocasiones por afonía, pero en ambos casos estuvo al lado del speaker suplente para asesorarle en los momentos claves.

Le da nostalgia mirar al pasado. Como un profesor que ve cómo decenas de promociones pasan por sus manos; sus ojos, o más bien su voz, han visto crecer a grandes leyendas del baloncesto. Se emociona especialmente al hablar del pelirrojo favorito de Málaga, Alberto Díaz.

La visión a ras de suelo de De Palma Twitter @fededepalma

"Alberto juega en otra liga, no solo profesional, sino como persona. Es un ser excepcional. Entiendo que los nuevos se sientan tan integrados, en parte, gracias a él. Recibe a todos como un padre o una madre. Alberto ha sido un tío que siempre ha hablado con una cordura desbordante, con los pies puestos en la tierra, por no decir clavados", dice. Verle evolucionar como jugador, para él es todo un regalo. "Alberto se ha criado a mis gritos", confiesa riendo.

"Por no hablar de Berni y Carlos Cabezas. Yo aún no era el speaker oficial, pero también los he visto crecer hasta ver cómo retiraban sus camisetas pudiendo decir que yo estuve allí", relata De Palma, quien también reconoce méritos a todas las plantillas que se han enfrentado al Unicaja en los últimos veinte años.

"Yo he visto hasta a un Luka Dončić con quince años despuntando y pensando en que iba a llegar lejos. La gente preguntaba quién era, de dónde había salido... Hay algunos a los que se les ve que son especiales. Ahora está en la NBA [con los Dallas Mavericks]. Ver a tanta gente crecer... reconforta ", prosigue.

Historia

Para el speaker partidos como el que jugó el Unicaja contra el Barcelona para acceder a su primera final four de la Euroliga, con un Scariolo al frente del banquillo, son únicos e irrepetibles. Ese en concreto fue uno de los encuentros a los que guarda más cariño por lo intenso que fue de principio a fin.

Si el famoso triple de Mike Ansley que habría dado al Unicaja el título en la Liga ACB 94-95 no entró, uno de Pepe Sánchez contra el mismo rival llevó a Atenas al equipo malagueño y poder disfrutar con la afición de esa celebración detrás del micrófono será algo que De Palma no olvide en la vida.
Igual que tampoco olvidará uno de los encuentros de la Eurocup entre el Unicaja y el Valencia. "Valencia ganó el primero, nosotros el segundo y fuimos a Valencia a disputar el tercero. Pues bien, en ese partido me dieron un guion donde se indicaba cómo debía ser la entrega de trofeos, porque si ganaban se lo llevaban. Me dio tanto coraje que lo dieran por hecho, me dio tanta rabia, que me tiré todo el partido mirando de reojo el papel enfadado. Lo dejé a un lado y cuando ganamos, lo rompí con un gusto impresionante", dice riendo.
Aunque reconoce que desde que el proyecto de Ibon Navarro nació, disfruta de cada encuentro de una forma especial. Todos los partidos son únicos por algún motivo y por eso disfruta tanto trabajando. "El momento de la presentación de los jugadores para mí es mágico. Esas luces apagadas, ese aro, ese Carpena respondiendo... Yo me siento muy afortunado. Por no hablar del himno, ese que ya cantan hasta representantes de equipos contrarios y que se ha convertido en algo especial... no solo para Málaga, sino para todo el mundo del baloncesto", zanja.