Los pueblos del interior de Málaga destacan por su paisaje natural y su historia. Las tradiciones siguen muy vivas y pasan de generación en generación, especialmente las fiestas patronales, que se han convertido en símbolo de identidad de cada municipio.
La devoción por los santos locales es parte de la idiosincrasia de los pequeños pueblos. Todos ellos tienen iglesias y ermitas dedicadas a su figura, con historias muy curiosas como la de Pujerra, uno de los municipios del Valle del Genal, en la Serranía de Ronda.
La ermita de San Antonio de Padua es el epicentro de la romería y de la fiesta local en honor a su patrón. Al contrario que muchos templos, solo cuenta con 30 años de vida. Le debe su historia a los vecinos de Pujerra, artífices de su construcción.
Todo comenzó en la Guerra Civil española. Durante este conflicto, dos vecinos de Pujerra, Antonio Chicón Mena y Benito Guerrero Calvente, decidieron proteger el patrimonio religioso del pueblo para evitar que fuera destruido.
Para ello, ocultaron varias imágenes de santos en una casa de campo, mientras que la figura del patrón de Pujerra, San Antonio de Padua, fue escondida bajo unos corchos en una zona conocida como Bentomíz, a unos dos kilómetros del núcleo urbano.
Cuando la guerra terminó, otro vecino, conocido como José de Amalia, recuperó la imagen del santo para llevarla a Cartajima y someterla a una restauración, según se detalla en la historia del pueblo.
Este trayecto no fue fácil: no existían carreteras que unieran las dos localidades en aquella época, por lo que hizo este camino a pie, con el patrón a la espalda durante varios kilómetros.
La historia continúa décadas después. Con la llegada de la democracia, y bajo el mandato del entonces alcalde, Miguel Merino López, el Ayuntamiento adquirió una finca en la zona de Bentomíz para construir la piscina municipal.
Homenaje
Fue en ese momento cuando el vecino Juan del Río, junto a otros pujerreños, propuso al Consistorio levantar una ermita en ese mismo terreno, como homenaje al lugar donde se había ocultado a San Antonio durante la guerra.
La idea tomó forma gracias a las aportaciones del Ayuntamiento y al trabajo voluntario de la mayoría de los vecinos de Pujerra. Finalmente, la Ermita de San Antonio de Padua fue terminada el 14 de agosto de 1994, con el arquitecto Manuel Benítez Naranjo a cargo de las obras.
Paraje natural
El complejo de Bentomíz, donde se ubica la ermita, es un enclave natural donde también se encuentran otros espacios públicos de ocio. La piscina municipal, alojamientos rurales, un campo de fútbol y un sendero, con vistas espectaculares del alto valle del Genal.
Desde su construcción, esta ermita se ha convertido en el epicentro de una de las celebraciones más queridas de Pujerra: su romería anual. Aunque la festividad de San Antonio es el 13 de junio, la romería se celebra el segundo sábado de agosto para facilitar que los pujerreños que residen fuera puedan participar durante las vacaciones.
En esta jornada, la imagen del Patrón es llevada en procesión desde el pueblo hasta Bentomíz. Una vez en el paraje, familias y amigos disfrutan de un almuerzo comunitario.