De niño tenía el sueño de trabajar para McLaren en la Fórmula 1 y lo consiguió. Ahora, con 40 años, su objetivo es comprar empresas y reactivarlas. Y tiene visos de lograrlo porque cuenta con 20 millones de euros debajo del brazo.
Se llama Víctor Ruz, es malagueño y ha creado un fondo de inversión, Agripina Capital, detrás del cual hay once inversores nacionales e internacionales dispuestos a desembolsar esa millonaria cantidad a cambio de una rentabilidad próxima al 30%. Lo harán mediante la figura del searchfund, es decir, buscan compañías tradicionales que tengan una buena presencia e implantación en el mercado, pero cuyo futuro esté en el aire por falta de relevo generacional.
Ruz tiene claro que va a ser un éxito y a tenacidad no le gana nadie. Estudió ingeniería de diseño en la Universidad de Málaga y nada más terminar la carrera creó la empresa IndieStudio, que ganó varios premios. "Trabajamos para muchas compañías pero tras cinco años de actividad no supe hacerla rentable", reconoce Ruz a EL ESPAÑOL de Málaga.
La solución fue convertirse en freelance y buscar proyectos interesantes tanto en España como en el extranjero. De hecho, trabajó para Ford y estuvo a punto de entrar en Tesla en Silicon Valley. "Pedían personas formadas en diseño en 3D para automoción y yo estaba preparado, pero no me dieron el visado y me tuve que marchar", recuerda.
Era 2014, en plena crisis. Uno de sus trabajos con una multinacional fracasó y eso fue la semilla para que este ingeniero y empresario malagueño acabara en la Fórmula 1. "Con la frustración que tenía me fui a mi casa y le dije a mi mujer que se iban a enterar de a quién habían perdido", relata Ruz. Llevaba unos meses añadiendo contactos de McLaren a su red de Linkedin y, ni corto ni perezoso, contactó directamente con el entonces CEO de la compañía, Eric Boullier. "Le eché toda la cara del mundo y le mandé un correo diciéndole que llevaba diez años haciendo diseños de productos para clientes importantes de varios sectores, entre ellos, de automoción, mi currículum y mi porfolio", indica.
Ruz pensaba que no le harían ni caso. La sorpresa fue cuando Boullier le respondió en apenas una hora. "Me dijo que me llamarían y así fue. Tres horas después se pusieron en contacto conmigo y me preguntaron si podía hacer una entrevista al día siguiente. Les dije que no porque era la entrevista de mi vida y quería prepararla bien. Me mandaron un avión a Málaga, me recogieron y fuimos al McLaren Technology Center", señala.
Llegó 30 minutos antes de la hora fijada para la entrevista y decidió dar un paseo por las instalaciones "por si no volvía más porque entrar a trabajar en una escudería de Fórmula 1 no es fácil". Le contrataron y pasó a formar parte del equipo de Fernando Alonso. No viajaba a los circuitos sino que su función era mejorar las paradas en boxes. "Bajamos desde los 3,5 hasta los 2,2 segundos", rememora satisfecho. Ruz solo tiene buenas palabras de Alonso. "No es engreído, ni déspota sino divertido y cercano. Lo único que pasa es que es muy exigente y quiere que todo el mundo que esté a su alrededor tenga el mismo nivel de compromiso y puede que eso a veces no se entienda", expone.
Estuvo dos años en McLaren, donde trabajaba hasta 16 horas diarias. El nacimiento de su primera hija le hizo cambiar de planes. "La Fórmula 1 era una obsesión para mí, pero decidí dedicarme a mi familia", comenta. Lejos de pensar que había alcanzado su cima profesional, Ruz se mudó a Dubái para hacer un Executive MBA de la London Business School, una de las escuelas de negocio más prestigiosas del mundo. "Quería reinventarme profesionalmente", narra. Se especializó en soluciones multimedia para el turismo y creó una empresa que consiguió contratos con la policía de Dubái y el Ministerio de Deportes y Turismo de Arabia Saudí.
Era 2019 nació su segunda hija y en 2020 llegó el Covid. "Se suspendieron todas las actividades relacionadas con el turismo y decidimos volver a Málaga para estar con mis padres y con los de mi mujer. Nos vinimos en un avión fletado por la embajada española con 13 maletas, dos niñas y cuando llegamos estaba todo el mundo confinado", cuenta.
Un nuevo reto
Ruz empezó a analizar el funcionamiento de los searchfunds -hay en torno a una treintena en España- y en verano de 2021 se puso a buscar inversores interesados. Una vez captados y creado el fondo, el siguiente paso de Agripina Capital está siendo investigar empresas en las que invertir, para lo cual se dan un plazo de dos años. Luego vendrá la adquisición, su crecimiento y la salida del fondo en un plazo estimado de cinco años.
"En una start-up hay que hacerlo todo de cero, por lo que queremos empresas que procedan de sectores tradicionales y necesiten una modernización, digitalización o internacionalización, que no tengan relevo generacional, cuenten con más de 30 trabajadores, que tengan un alto potencial de crecimiento y que pertenezcan a un área en la que no haya líderes claros", enumera Ruz, quien preferiría que estas firmas fueran de Málaga para no tener que mudarse de nuevo, pero está abierto a que procedan de cualquier parte de España.