La Costa del Sol está muy bien señalada en el mapa de aterrizaje de los miles de vuelos privados que cada día llenan el espacio aéreo europeo, dejando a su paso millones de emisiones contaminantes. En lo que va de año, se han realizado 8.056 trayectos con destino Málaga, un dato que sitúa al aeródromo entre los principales de España y de Europa. 

En lo que va de año, según la Asociación Europea de Aviación Comercial (EBAA), España se ha colocado como el quinto país con más vuelos de este tipo, con 67.531 trayectos, después de Francia, Reino Unido, Alemania e Italia. 

El Aeropuerto de París Le Bourget, que opera únicamente vuelos de negocios, es el que más trayectos ha realizado, cerca de 34.000. El primer aeródromo español en la lista es el de Palma (10.135), en la novena posición. Le siguen en la duodécima el de Madrid (8.782) y en la catorceava el de Ibiza (8.497). El aeropuerto de la Costa del Sol, con 8.056 vuelos privados en los primeros siete meses del año, es el decimoséptimo con más actividad de toda Europa y el cuarto en España.  

Tan solo en el mes de julio, el aeródromo malagueño albergó 1.763 viajes de negocios o, dicho de otra forma, casi 57 trayectos cada día. Esta cifra es ligeramente superior a la de los meses anteriores de este año, aunque los datos denotan un incremento de los trayectos con la llegada del buen tiempo, a partir de abril.  

Según los datos de la EBAA, a lo largo de todo 2022, 15.084 vuelos de negocio transitaron por el aeropuerto malagueño, una media de 41 al día. En 2021 fueron 14.176 y en 2020, cuando las restricciones impuestas durante la pandemia limitaron en gran medida la movilidad en todo el país, como en gran parte de Europa, 7.823.

MILLONES DE EMISIONES CONTAMINANTES

Esta forma de transporte es sumamente cuestionada desde entidades ambientalistas como Greenpeace, que el pasado mes de marzo emitió un informe subrayando el incremento desorbitado que estos vuelos han experimentado en los últimos años y el gran impacto medioambiental que tienen. 

La ONG asegura que tan solo en 2022, los trayectos privados aumentaron un 64%. En el caso concreto de Málaga, según la EBAA, el pasado año se incrementaron un 6%, una subida nimia comparada con la registrada en 2021, del 52%. En 2020, año de restricciones, apenas se redujeron los trayectos un 17%. 

Tan solo la cifra de 2022, según el informe, se tradujo en la emisión de 3,3 millones de toneladas de CO2, "el equivalente a las emisiones anuales de 555.000 habitantes medios de la Unión Europea". Más de la mitad de estos vuelos en jets privados por Europa fueron vuelos cortos o ultracortos de menos de 750 km, trayectos para los que hay alternativas más limpias y de similar duración como el tren o el ferry.

Por todo ello, Greenpeace asegura que estos vuelos de negocio son del "transporte más contaminante, derrochador de energía y menos equitativo por pasajero y kilómetro" y lamenta que estén "excluidos de la legislación que aborda las emisiones de gases de efecto invernadero".

Países como Austria, Bélgica o Países Bajos ya han pedido a la Comisión Europea que limite su uso. A la espera de que la política actúe, los activistas siguen intentando hacer ruido: en mayo, se colaron en la Convención Europea de Aviación Comercial para denunciar la contaminación causada por el uso de los jets privados y "la hipocresía" de grandes fortunas que los usan "en medio de una creciente desigualdad social y una crisis climática sin precedentes". 

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