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"Yo hablo por siete", dice José Gómez-Zorrilla, cofundador de la empresa malagueña Windup, cuando termina esta entrevista para la sección A título personal con EL ESPAÑOL de Málaga. Es cierto que es de esas personas que tienen un torrente de historias que contar, pero la conversación es muy amena e incluso divertida. 

Prueba de ello es que al finalizar, su equipo de Comunicación nos hace un vídeo para sus redes sociales para anunciar la publicación de este encuentro. Gómez-Zorrilla es sinónimo de persona inquieta e inteligente. Y, sobre todo, de una persona que odia la zona de confort. 

Cuenta que estudió Publicidad en Málaga porque era una ciudad en la que no conocía a nadie, que rechazó una buena oferta de trabajo en Madrid por intentar labrarse un futuro más tranquilo en Jaén, o cómo acabó creando una empresa exitosa en Málaga junto a su cuñado. No hago spoiler. Léanla porque es ejemplo de perseverancia y de seguir día a día luchando al pie del cañón. 

¿En qué momento y por qué decidió dedicarse al marketing? 

Llegué al marketing de casualidad. Cuando decidí estudiar una carrera universitaria miré tres cosas. La primera que me tuviera que ir fuera de Jaén, la segunda que tuviera la nota necesaria y la tercera que me gustara. Hice Publicidad y Relaciones Públicas. Mis padres querían que fuese abogado, economista o médico por seguir la tradición familiar. Tenía familia en Madrid y en Sevilla, por lo que decidí estudiar en Málaga porque aquí no tenía a nadie.

Vaya, tenía claro que quería estar en un sitio donde no conociera a nadie.

Sí. No planifiqué mi futuro para nada. Quería conocer gente nueva. Estuve cuatro años estudiando la carrera en Málaga y cuando terminé volví a Jaén con 21 años para trabajar en varias agencias. Eran los años 90 y es verdad que la publicidad en aquella época era muy dura. Era el momento de los anuncios clasificados por 150 ó 200 pesetas al mes. Y tenía a lo mejor que vender 20.000 pesetas. Tenía que ir tienda a tienda, farmacias, zapaterías, polígonos… Me tiré cuatro meses puerta a puerta vendiendo anuncios clasificados a los negocios. En ese momento escupía fuego por la boca, aunque luego con el paso del tiempo ves que fue una buena experiencia. Vi que mi futuro no podía estar en Jaén, que era una ciudad muy pequeña y poco profesionalizada.

Y da el salto a Madrid.

Fue también por azar. Un amigo me avisó de unas becas en Madrid donde se entraba con un contrato de prácticas de un año a trabajar en una multinacional para el departamento de marketing. Así empecé en Vodafone. Primero un año de beca y luego estuve cinco años más. Ahí fue donde descubrí lo que era el marketing, el departamento de comunicación, de fidelización, montábamos eventos… La verdad es que fue espectacular. Ahí es cuando dije, esto me gusta, porque tenía una visión de marketing 360.

José Gómez-Zorrilla en su empresa. Francis González

Y, de pronto, decide volver a Jaén.

Sí. Quería cambiar de empresa y me surgió un proyecto en Madrid y otro en Jaén. No sé, se me cruzó el cable y no me veía viviendo en Madrid a largo plazo, teniendo niños… Rechacé el trabajo de Madrid, que era para director de marketing de una empresa grande que hacía manos libres para los coches, y me fui al inicio de un periódico gratuito en Jaén, que empezaban a estar de moda. Se llamaba Jaén 21, tiraba 15.000 ejemplares, y me contrataron para llevar toda la parte de marketing y comercial. Era un buen sueldo y sí me veía más en esa posición. Sin embargo, el proyecto se fue torciendo, se dejaron de pagar nóminas… Estuve un año allí.

De ahí pasé a estar dos años trabajando como consultor en una empresa que se llama Soluciones Innova, que traía impresoras 3D de Estados Unidos. Eran como una mesa de ping pong. Costaba cada una entre 80.000 y 100.000 euros hace 14 años. Hoy en día es una de las empresas líderes en este sector y aprendí mucho con ellos.

¿Cómo acaba de nuevo en Málaga?

Siempre he estado enamorado de Málaga. Estudié aquí y le decía a mis amigos de Madrid que algún día viviría en Málaga, me casaría con una morena y estaría junto al mar. Y surgió la posibilidad de trabajar en el Museo Picasso. Era un puesto para jefe de marketing y gestión comercial y me cogieron. Estuve seis años en el Museo e hicimos un montón de cosas como una línea de eventos, una central de reservas muy potente, investigaciones de mercado, arrancamos la parte digital… Fue un proyecto muy bonito del que tengo un recuerdo fantástico. Ahí empecé a conocer a todo el tejido empresarial de Málaga. Era curioso porque llamaba de parte del Museo Picasso y todas las empresas me atendían. Luego vi que no era tan fácil sin esa marca.

Pero es culillo de mal asiento. ¿Por qué dejó el Museo Picasso si estaba bien?

Empecé a escribir un blog porque me gustaba mucho el tema digital, hice algún máster y me dio la vena del emprendimiento. En 2015 gané el premio al mejor blog de marketing digital de España. Fue un momento vital de cambio. Entendí que mi proyecto en el Museo Picasso había llegado a su fin. Y ahí coincidí con Dani (Daniel Sánchez Piña) que es mi socio en Windup.

Su relación con él es una historia curiosa.

Sí, porque es mi cuñado. Era el cuñado raro, vivía en Santander, es diez años mayor que mi mujer, lo veía una vez al año en las cenas de Navidad. Vamos, que era un tío seco. Solo tenía una relación formal. Y un día, tomándonos un café, vimos que estábamos en el mismo momento vital. Había estado muchos años trabajando en temas de fusiones empresariales en Cantabria con un bagaje muy potente. Los dos queríamos cambiar y hacer algo. Yo no sabía ni lo que hacía él. Nos lo contamos cada uno y vimos que podíamos montar una consultoría, donde Dani aportaba su visión muy potente financiera y yo la de marketing. Era 2015.

El cofundador de Windup tras la entrevista con este diario. Francis González

En plena crisis. No tuvo que ser fácil.

Sí. Había muchas empresas que no tenían un plan financiero, comercial y de marketing definido y empezamos a ayudarlas. Le pusimos el nombre de Windup casi por poner uno porque estaba el dominio libre y era como seguir adelante.

¿Cómo pasan de ser consultores a ser también una agencia de marketing digital y dar cursos?

Fue todo súper rápido. Siempre me ha gustado la parte formativa y he dado mucha formación en muchos sitios. Vi que en Málaga no había un master presencial de marketing digital. La UMA sacó uno, pero tenía una parte muy investigadora, menos aplicado al mercado. Vi que mucha gente de Málaga se tenía que ir a Madrid o Barcelona a estudiar este tipo de máster porque el online estaba en una fase muy inicial. En apenas tres meses montamos un máster de marketing digital, todos los profesores eran blogueros de primer nivel y arrancamos una primera edición en 2015. No fue por ganar dinero sino porque siempre he sido un poco utópico y pensaba que si la gente estudiaba en Málaga en lugar de fuera se retendría talento aquí. Tuvimos una decena de alumnos presenciales y un par on line.

Éramos consultores, pero las empresas empezaban a pedirnos que les hiciéramos páginas web, SEO… Yo no era especialista en eso y contratamos a dos personas. Era lo comido por lo servido y estuvimos un año Dani y yo sin cobrar nómina, tirando de ahorros. La gente dice que es bonito emprender, pero aquel año no fue tan bonito.

¿En qué momento están ahora?

Empezamos sobreviviendo, pero nuestro secreto es que estábamos muy cerca del alumnado. Le preguntamos mucho qué les gustaba y qué no e íbamos haciendo cambios. Al cuarto año vimos que podía ser una buena línea de negocio. Lo cambiamos todo, temario, profesores, nos focalizamos en la gente de perfil junior… Todo eso fue en paralelo a la agencia. Al final vimos que había más negocio en el servicio digital que en la consultoría.

Ahora tenemos 50 trabajadores en varios departamentos. Por nuestras instalaciones han pasado ya más de 1500 alumnos y cada año tenemos unos 200. En la agencia tenemos en torno a un centenar de clientes de ámbito local, andaluz, nacional y alguno internacional.

¿Han querido llevar el negocio al extranjero?

Hace dos años hicimos un intento en México y no salió bien. Teníamos muchos contactos. Presentamos más de 60 propuestas, fui varias veces pero es un mercado muy competitivo que necesita que estés tu allí con equipo propio del país y una oficina física. Pensamos que lo mejor era centrarnos en nuestro negocio en España. Nos han quedado clientes de allí, pero no estamos en una fase de expansión. Perdimos dinero y tiempo durante unos meses, pero nos sirvió de aprendizaje.

¿Cómo ve su empresa dentro de 5 o 10 años, máxime en un sector tan cambiante?

Es complicado saberlo porque todo va a mucha velocidad. Ahora estamos en pleno proceso de diseño del plan estratégico para los próximos tres años en los que queremos dar una vuelta a toda la propuesta de valor de la marca global. Nos estamos centrando en el ecosistema digital, que cuando nos llega un cliente le podamos ayudar en servicios de marketing digital, en formación, en búsqueda y desarrollo de talento interno… Por otra parte, estamos ya muy metidos en la inteligencia artificial con soluciones propias para clientes aplicadas al marketing digital, negocio y productividad, que es donde estamos viendo el foco de lo que necesitan las pymes.

Nuestra intención es dar soluciones 360, porque estamos viendo a clientes que no quieren tener seis proveedores sino uno global de soluciones digitales que sea competitivo, profesional y que realmente le ayude a escalar porque al final todo el mundo lo que quiere es ganar más.

Me preguntas por cómo estará todo dentro de 5 años y no lo sé porque ves que los contenidos se escriben ya solos, las redes se publican solas, los diseños se hacen casi solos, los vídeos los haces desde un ordenador sin tener que ir al sitio..

José Gómez-Zorrilla. Francis González

Ahora todo el mundo habla de la inteligencia artificial. ¿Cómo ve a los empresarios y directivos en esta materia? ¿Están muy perdidos?

La IA va a una velocidad brutal. Y me sorprende ver a tanto gurú, tanto experto y tanta empresa especializada de algo que lleva año y medio. Hay una sobreoferta de gente vendiendo servicios. Vemos que las pymes ya se han puesto a ello y creo que un 60% está practicando cosas de IA en su empresa a título individual, usando ChatGPT, Copilot, etcétera. El siguiente paso es tener realmente soluciones que impacten directamente en la productividad de la empresa. Sí veo a las pymes un poco perdida en ese segundo salto. Yo creo que ahí va a haber mucho mercado en los próximos años.

Si, como comenta, uno mismo con la ayuda de la IA se hace sus textos, vídeos, fotografías, presentaciones… Hay profesiones que lo van a pasar mal.

Hay que buscar el hueco. Un empresario me dijo el otro día que se puso en su casa 40 minutos con un programa e hizo vídeos corporativos para su empresa muy chulos. El profesional que hace vídeos corporativos, por ejemplo, tiene que pensar qué valor añadido tiene que aportar para diferenciarse. La inteligencia artificial ejecuta, pero hay un valor intangible y una profesionalidad que no tiene. El empresario tiene que ver cuál es tu valor para pagarte, porque si no lo podrá hacer con una herramienta dentro de su propia empresa.

Hablando de Málaga en general, ¿cómo ve a la provincia a escala nacional e internacional?

Yo me considero ya malagueño y de aquí no me sacan. El crecimiento de la ciudad ha sido brutal. A nivel tecnológico y de digitalización es espectacular y está más que testado que es la primera provincia económica de Andalucía. Llevándolo a mi sector, más del 25% de todas las empresas de Andalucía que se dedican a temas digitales o medios de comunicación están en Málaga. Hay más de 4.000 empresas en la provincia en comunicación, marketing, etcétera. Cuando arrancamos y mirábamos la competencia podía haber 80 o 90. Hay un crecimiento espectacular y eso es generación de riqueza. Lo bueno es que todavía hay negocio para todos. Lo que tienes que intentar es ser mejor. Nosotros llevamos nueve años consecutivos creciendo a dos dígitos.

¿Cuánto puede durar?

Ese es el peligro que veo. Me pregunto cuándo copará esto. Si llegará un punto plano porque no siempre se puede estar creciendo. Por eso estamos viendo la diversificación de servicios y dónde nos posicionamos en el futuro.

Se habla mucho de la posibilidad de morir de éxito. ¿Qué opina usted?

Todo crecimiento acelerado tiene cosas positivas y cosas negativas. Se está viendo un fenómeno ahora que no se había visto nunca. Y es que los pisos antes los compartían los estudiantes universitarios que venían a estudiar a Málaga y ahora los comparte el estudiante con el profesional de 22 a 30 años, porque ese profesional está cobrando entre 1.300 y 1.500 euros al mes que es lo que vale un piso de alquiler medio. La gente se está yendo a la periferia o a los pueblos. Por otra parte, al crecer la ciudad hay más movimiento, más atascos, hay que reservar en los restaurantes… Pero, por otro lado, eso genera impacto económico, riqueza, nuevos negocios y servicios y nos pone como capital puntera a nivel nacional junto con Madrid, Barcelona y Valencia.

Hay un reto que sí me preocupa de crecimiento urbanístico. Cómo hacer una gestión eficiente de este crecimiento para que no haya un colapso de vivienda o un colapso de todos los servicios básicos que el ciudadano necesita.