El Dakar es la prueba individual no puntuable más importante del mundo y comenzó hace 45 años como una aventura entre amigos con ganas de experimentar nuevos desafíos entre las dunas de los países desérticos de África. De esa filosofía original poco queda en nuestros días, salvo la dureza de la prueba y la alta probabilidad de que muchos no la acaben cada año.
En la evolución de la prueba en estas décadas hemos pasado de algo que ni siquiera aparecía en los medios de comunicación en sus primeros cinco años a una cobertura actual inmensa, con unos medios técnicos solo al alcance de eventos de repercusión mundial. El Dakar, así llamado desde que salió de su ubicación habitual en África, es ahora una enorme estructura que incluye la propia organización, los pilotos, la asistencia técnica, la prensa y los encargados del transporte de todo el material.
Desde el punto de vista técnico, la mayoría de los equipos desarrolla sus vehículos exclusivamente para esta prueba, con unos presupuestos enormes que necesitan de marcas y patrocinadores para poder poner el coche en los caminos de tierra y dunas de Arabia Saudí, donde ahora se celebra. De todas maneras, aún existen categorías, tanto en motos como en coches, donde se quieren replicar las condiciones de los participantes originales de los años setenta, donde los pilotos no tenían asistencia mecánica y debían hacérselo todo ellos mismos, siendo ellos los auténticos aventureros, aunque normalmente no sean los que salen en las imágenes de televisión.
Dentro de esa caravana hay muchos pilotos, mecánicos y prensa española pero no hay muchos andaluces, aunque algunos hayan participado con éxito en alguna categoría menor. Sin embargo, este 2023 repiten dos andaluces, uno de Málaga y otra de Villamartín (Cádiz), pero dentro de la caravana de la organización de la prueba, algo que sí es poco habitual.
José Antonio González es un malagueño unido a la competición del motor desde hace años como copiloto en coches de rally, aunque ahora ejerce como vicepresidente de la Federación Andaluza de Automovilismo. Según nos comentaba “siempre tuve el sueño de poder participar en el Dakar, aunque nunca imaginé que sería como miembro de la organización de la prueba”. José Antonio tiene la labor de lo que en los rallys sería Jefe de Tramo, trasladándose cada día cientos de kilómetros antes de que los pilotos tomen la salida diaria que él supervisa.
Miriam Silva es una apasionada del motor. Formada como mecánico, ha trabajado en estaciones de ITV en Málaga y lo compagina con su labor de comisario técnico en pruebas automovilísticas del calendario andaluz. Cuando le propusieron ir al Dakar a ejercer como comisario técnico, verificando muchos coches antes de la prueba y durante la misma, no se lo pensó dos veces. "El trabajo que hacemos en muy importante porque debido a la gran competencia y repercusión de la prueba los equipos llevan al límite el reglamento técnico y nosotros somos los responsables de que se haga dentro de las normas", asegura.
El día de año nuevo comienza una nueva edición del Dakar, donde comer poco, dormir casi nada y tener jornadas de 20 horas de trabajo durante dos semanas es algo habitual, pero, ¿quién no lo haría para cumplir un sueño?