Málaga

El deterioro y la ausencia de mantenimiento adecuado es una realidad en toda la red estatal, pero los tramos de esa red a su paso por Málaga ponen de manifiesto la gran cantidad de puntos en los que el estado de la calzada es realmente deficiente.

La provincia de Málaga, una de las grandes receptoras de turismo a nivel nacional, con cientos de miles de desplazamiento turísticos, vehículos de paso hacia las operaciones del estrecho de Gibraltar y miles de camiones para transporte de mercancías, soporta una intensidad de tráfico mucho mayor que otras provincias. Sin embargo, desde hace años, el mantenimiento se centra en parchear de manera puntual.

Hay tramos de la A7 hacia Almería que todavía tienen el asfaltado original, con 25 años de antigüedad, cuando lo habitual es que el asfalto se empiece a deteriorar y haya que reasfaltar a los 15 años. Los tramos entre Nerja y el núcleo de Maro y entre el Rincón de la Victoria y El Palo en Málaga son los que presentan peor aspecto y la conducción sobre ellos es un constante zigzag para evitar boquetes y parches por doquier.

Además, si los coches tienen ese problema al circular, en las motos es todavía mayor la inseguridad que se genera al pasar por esos tramos, especialmente los escúteres, con ruedas mucho más pequeñas y que fácilmente pueden tener una avería en las ruedas con los impactos sobre esos agujeros.

El estado del asfalto no solo afecta a la seguridad de los vehículos sino que también genera daños colaterales como roturas de cristales delanteros en los que impactan gran cantidad de piedras que se desprenden del suelo al paso de los vehículos y que acaban pagando las compañías de seguro, lo que en realidad repercute en el usuario, que ve incrementar su prima en general para incluir esta cobertura.

Otro de los problemas que se genera con un asfalto viejo y deteriorado es el ruido, porque al desgastarse la capa de alquitrán y brea del compuesto bituminoso deja al aire los guijarros que lo contienen, generando mucho más ruido al rozar el neumático con una superficie mucho más rugosa.

El clamor entre los usuarios de estas carreteras ante estas deficiencias es generalizado, pero la resignación parece ser la única salida para los miles de automovilistas que circulan por estas carreteras.