Málaga ha aprovechado la pandemia para apostar por convertirse en un destino atractivo para teletrabajadores extranjeros de grandes compañías, nómadas digitales que pueden ejercer su profesión desde cualquier lugar y eligen la provincia andaluza. Pero, ante esta situación, algunas voces se levantaron: vale, el teletrabajador está viviendo y consumiendo aquí, pero el dinero se está moviendo desde otro lugar.
Para el CEO de la aplicación móvil para hoteles Guestbell, el eslovaco Peter Kottas, afincado en la localidad malagueña de Estepona pero con la sede de su empresa en Estados Unidos, atraer ese dinero extranjero -y no solo al trabajador- es uno de los grandes retos para el ecosistema innovador nacional.
"Nuestra reflejo inicial fue comenzar la compañía en España, donde estamos, pero desafortunadamente es muy difícil trabajar con inversores extranjeros si estás ubicado en España. Esa es la razón por la que muchas compañías eligen tener su sede en EEUU", explica en una entrevista con EL ESPAÑOL de Málaga.
Su producto es una app a través de la que puedes gestionar la experiencia como usuario de un hotel: ajustar el aire acondicionado, pedir servicio de habitaciones, organizar excursiones... todo desde el teléfono móvil.
"La experiencia dentro del hotel se ha mantenido prácticamente igual por los últimos 50 o 60 años", señala Kottas, mientras que todo lo demás en un viaje -el transporte, la reserva, la elección del destino, incluso las propias experiencias en el mismo- ha sido revolucionado.
Un proyecto que vio la luz comercialmente en febrero de 2020 y que es propio de un viajero: su primer paso para acercarle a España fue ver desde la ventana de un avión el peñón de Gibraltar y preguntarse qué demonios es eso. Investigó y, junto a su mujer, se mudó a la colonia británica; luego, a La Línea de la Concepción y, finalmente, a Estepona, donde viven ahora.
Desde allí, señala que emprender en España para un extranjero es más complicado que para un local: "Incluso con un sistema muy muy bien montado, si no tienes la plataforma de apoyo, es definitivamente más desafiante. Obviamente el idioma también...", explica. También señala que parte de la legislación es "un poco difícil" para alguien de fuera; "dónde tengo que ir, a quién tengo que preguntar..."
"No hay muchos financiadores extranjeros viviendo en España, así que el sistema comprensiblemente no está bien preparado para esto. Hay países que están 100% concentrados en cómo atraer financiadores extranjeros, como Estonia, que es muy directo y sencillo", plantea.
Pese a ello, Kottas se ha integrado en el ecosistema de empresas emergentes malagueñas gracias a la Málaga Startup Community, con la que participó en el encuentro con inversores en una terraza de principios de este septiembre.
Eclipsada por la variante turística de la Costa del Sol, admite que no conocía mucho del entorno tecnológico en Málaga y que pensaba que, quizás si eso, habría alguna oportunidad de negocios con los jubilados acaudalados de Marbella, pero sus colegas no le dejaban de hablar de la capital provincial.
Ahora, pese a la flaqueza que ve para atraer inversión extranjera y tras haber conocido a otros emprendedores afincados en la provincia, Peter Kottas lo tiene claro: "La mayor fortaleza de España es su gente", y "si Málaga quiere ser un tech hub en el futuro, definitivamente creo que debe apoyar este tipo de comunidades para trabajar juntos", sentencia.