Cuando no muchos hablaban de una Málaga tecnológica, en 2009, el Ayuntamiento de la ciudad firmó un acuerdo de colaboración con la compañía eléctrica Endesa para convertir las calles de la ciudad en un laboratorio en el que experimentar con los últimos avances en el campo de las urbes inteligentes, esto es, aquellas que aplican las tecnologías de la información y la comunicación para su gestión.
Como suele ocurrir en los laboratorios, no siempre funcionan los experimentos, pero todos son a su manera un paso adelante. El acelerón sin precedentes que pretende dar el Málaga TechPark para lograr los objetivos climáticos de la ONU con dos décadas de antelación va de la mano justamente de Endesa, y apostará por multiplicar los proyectos que durante la última década han funcionado en Málaga SmartCity. Estos son algunos de los más sonados y que la compañía eléctrica señala como señeros:
Pastora
Un paso adelante en la digitalización de la gestión de la red eléctrica. El proyecto PASTORA ha aplicado técnicas de inteligencia artificial para analizar los datos obtenidos en los contadores y sensores instalados en distintas partes de la red, con el objetivo de predecir cómo funcionará en el futuro a partir de cómo lo ha hecho en el pasado.
Un algoritmo ha sido el encargado de dar un tratamiento estadístico avanzados a esos datos para tanto mejorar el control en tiempo real como mantener preventivamente la red de distribución.
Paloma
Una de las iniciativas más icónicas. Mientras la Empresa Malagueña de Transportes (EMT) rueda hacia una flota plenamente eléctrica, la forma de recargar esa energía gana importancia. PALOMA es el primer prototipo mundial de carga rápida por contacto en el suelo de autobuses eléctricos.
Se trata de un proyecto desarrollado de la mano de la compañía francesa Alstom y la local Mansel. La tecnología permite a los autobuses cargar en las últimas paradas del trayecto, lo que multiplica la autonomía del vehículo sin alargar los tiempos de espera: le permite aguantar toda una jornada sin necesitar volver a la cochera para enchufarse a la corriente eléctrica.
Flexiciency
Este proyecto se ha centrado en la validación de una serie de servicios de innovación a través de redes inteligentes en la ciudad, basados en tres pilares fundamentales: monitorizar los valores de consumo de los edificios municipales, el control inteligente de cargas en una vivienda simulada y la mejora de la estabilidad y la seguridad de la red de la distribuidora.
La monitorización de los valores de consumo en diferentes edificios del Ayuntamiento de Málaga permitió realizar un seguimiento en tiempo real para mejorar la eficiencia energética de cada edificio. Bibliotecas, colegios y oficinas ven sus datos trasladados a una plataforma desde la cual se evalúa dónde es necesario reducir potencia o consumo. Un sistema extrapolable a viviendas particulares en el futuro.
Zem2All
Otra de movilidad sostenible. Para probar de forma masiva los nuevos servicios y ventajas de la movilidad eléctrica en la ciudad de Málaga, desplegaron una flota de 200 vehículos eléctricos, 220 puntos de recarga convencional y 23 de carga rápida. Endesa, que lo promovió junto a las compañías niponas Mitsubishi e Hitachi, destacó que la satisfacción era muy alta entre los participantes.
Este programa piloto, no obstante, dejó un debe en su casillero. Tras su fin en 2015, los japoneses dejaron las conexiones los puntos de recargas, 29 conexiones que quedaron en el ostracismo -según informó el Observatorio de Medio Ambiente Urbano (OMAU)- porque el Ayuntamiento no pudo seguir manteniéndolas financieramente una vez se retiró el sostén asiático.
Es lo que tienen los laboratorios: no siempre sus logros son lo suficientemente baratos o están preparados para aplicarse al momento en el mundo real. Los próximos meses de transformación del Málaga TechPark darán pistas de qué tal va la adaptación de estos proyectos al entorno.