Ezequiel Navarro hace mucho y piensa mucho. Es el director ejecutivo o CEO del malagueño Grupo Premo, uno de los líderes globales en la fabricación de componentes electrónicos para vehículos y donde empezó hace casi tres décadas como becario; y ha ganado aún más visibilidad en los últimos meses como presidente del Instituto de Innovación Ricardo Valle, también conocido como Innova IRV. Se trata de una especie de Vengadores de la Málaga tecnológica: una gran alianza privado-pública que reúne a Administraciones públicas, universidades, PTA y titanes empresariales como Google, Dekra, Accenture, Vodafone, Ericsson, Aertec o su propio Premo.
En el X Encuentro Tecnológico de EL ESPAÑOL de Málaga, celebrado en la noche de este lunes con la colaboración de Cervezas Victoria y Previsión Médica, Navarro ametralló de ideas a un amplio público entre el que se encontraba la primera línea de la política local. El suyo es un discurso que apuesta por la acción en el frente para aprender y mantenerse relevante, lo mismo a nivel universitario que en las empresas o en los ecosistemas urbanos.
"Siempre he sido un poco audaz. Me he metido en retos grandes y, cuando me he dado cuenta de que no sabía, he ido a formarme. Nunca he hecho un curso y luego he hecho lo que quería hacer. Primero he hecho lo que quería hacer y, cuando me he dado cuenta de mi deficiencia, he buscado al equipo que tenía el conocimiento y he buscado la formación", afirma en las cuestiones iniciales: "Hablar inglés, tener ganas de aprender, un abrigo, una (maleta) Samsonite y unos zapatos abrigados son suficientes para conseguir lo que te propones". Esta es una transcripción, con algunos ajustes por motivos de espacio y claridad, de la conversación.
¿Cuál es la fotografía del momento actual de Grupo Premo?
¿Has visto a los surfistas en San Diego esperando a Maverick, una ola enorme que a cualquiera mataría pero ellos la tienen que navegar? Nosotros estamos a punto de coger Maverick. Tenemos ganado en el último año y medio casi 300 millones de euros en negocio nuevo, hemos duplicado el tamaño de la compañía en los últimos dos años; pero es que tenemos que multiplicarlo por cuatro con los contratos que tenemos hasta 2026 o 2027.
Cuando poníamos una antenita en todas las llaves y los coches del mundo, vendíamos 2-3-4 euros por coche. Ahora, cuando ponemos componentes de gran potencia en los vehículos eléctricos, por coche vendemos entre 50 y 300 euros... Y los coches eléctricos están creciendo a un ritmo del 30 ó 40% anual. Eso hace que la multiplicación de nuestra facturación vaya a ser muy grande, y vamos a necesitar de todo. Entre el año pasado y este, hemos contratado a 200 personas, y vamos a tener que incorporar mucho talento muy joven, con muchas ganas de hacer cosas y mucha visión internacional para atender a todo lo que vamos a hacer.
Hemos abierto una fábrica nueva en China, donde ya tenemos dos; otra nueva en Vietnam que ya está llena, también tenemos dos; y estamos empezando a otear México, porque las medidas del gobierno Biden para que los componentes que van a los vehículos americanos sean 100% fabricados en el NAFTA (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) nos va a hacer tener que fabricar allá.
Es interesante la necesidad que comentas de talento joven...
¡Pero joven! No queremos perder nuestra cultura. Si metes mucho talento sénior con otras culturas, podría estropearse o influirse de las culturas de otras compañías multinacionales que son menos ágiles. Estamos metiendo mucho talento joven para que ese espíritu nuestro de poder llegar tan lejos como quieras y dar oportunidades de carrera siga existiendo. Cuanto más jóvenes, mejor; para poder empaparles de ese dinamismo.
¿Estáis teniendo problema para encontrar ese tipo de talento?
No, ninguno. La gente quiere venir. Tenemos que hacer empresas con un espíritu "triple P": people, profit, planet. Personas, resultados y planeta, no solo resultados. Durante mucho tiempo hemos trabajado para construir eficiencia y dividendos y beneficios, pero eso no es suficiente. La gente quiere trabajar en empresas donde haya un propósito, donde se sienta crecer y con un compromiso por el planeta.
Cuando leo tu columna en El Español de Málaga los domingos...
¿Tú eres el que me lee? (Risas)
La economía es la suma de las cosas que hacemos todos; y la gente que hace, gasta e invierte más es la gente joven. Una Europa y una España envejecida con poca población es difícil que crezca
Me interesa mucho el foco global que tienes, esa perspectiva desde China y Vietnam. Te leo muchas veces comparaciones entre la eficiencia y la rapidez de allí con la de Europa, que no es exactamente la misma. En tu última columna, argumentabas que en esa nueva centralidad asiática nos sitúa en la periferia.
Llevamos en la periferia todo el siglo, aunque solo nos estamos dando cuenta ahora. Mientras el sudeste asiático no era relevante, las cosas estaban en el eje Atlántico; pero ahora el eje en el que suceden las cosas es un eje Pacífico, que se va acercando cada vez más a la costa de China y —debido a que Japón va a perder 20 millones de habitantes en los próximos 10-12 años y que China ya está perdiendo población— ese eje se va a bajar hacia el sudeste asiático. Ahí, tenemos una población más o menos igual que la de Europa, pero con la mitad de edad. Son mucho más jóvenes y están creciendo a unas tasas que son increíbles.
La renta per cápita de Vietnam es menor que la de China. En el año 2000 era igual, pero China multiplicó por seis su renta per cápita y Vietnam la multiplicó por cinco. España, solo por dos. La economía es la suma de las cosas que hacemos todos; y la gente que hace, gasta e invierte más es la gente joven. Una Europa y una España envejecida con poca población es difícil que crezca, y las mejoras que está haciendo la tecnología de productividad se están yendo por el cajón de la demografía. Necesitamos mejorarla y ser ágiles. Necesitamos dejar de creernos que, por tener democracia, tenemos sistemas mejores. La democracia no es un sistema mejor o peor para la tecnología y el desarrollo, es un sistema mejor para la elección política; pero hay muchas cosas que se pueden hacer en otros regímenes autocráticos que toman decisiones estratégicas estables a largo plazo y que son mucho más eficientes que las nuestras.
Tenemos que copiar lo mejor de ellos sin perder lo mejor que tenemos nosotros, nuestra democracia liberal que está siendo carcomida por todas partes. Necesitamos progreso y plusvalía para que la gente esté contenta.
En ese nuevo escenario periférico, ¿cómo mantenernos relevantes?
Yo siempre tengo la misma solución: educación e innovación. Es difícil innovar y progresar si no sabes. Aparte de las políticas demográficas, tanto de inmigración como de potenciación de la vida en general, necesitamos apostar por que haya educación de muchísima calidad en todos los niveles: posgrado, reglados, no reglados... La Universidad tiene que transformarse para poder despertar esto a gran velocidad, también la FP.
Luego, hay que apostar por la innovación. La ciencia aporta conocimiento a la Humanidad, y es importante; pero la innovación sucede en las empresas, en los territorios, y es ahí donde se crean productos y servicios que crean mejores empleos y que pueden permitir internacionalización, crecimiento y desarrollo. Durante mucho tiempo, en España se ha confundido ciencia e innovación. Tener ciencia de excelencia es importante y bueno, pero no hay conexión con que eso vaya a crear empresas buenas. Necesitamos que las compañías conecten el mercado a los sistemas de centros tecnológicos, no al revés.
El que manda es el cliente, y eso hace que tengamos que ponernos a la disciplina del mercado. Es una disciplina que exige costes, competitividad y velocidad. Aquello de "Hombre, yo tengo mi plaza y no me pongas tú a correr ni me hagas trabajar un domingo"... Si el cliente quiere una respuesta el lunes, la mayoría de la Humanidad trabaja el domingo para darle la respuesta el lunes. Si tú no trabajas, te quitarán el queso. Somos 50 millones en un mundo de ocho mil millones, y eso significa que nos van a quitar el queso muchas veces. En algún momento tendremos que espabilar.
Aterrizando ya en lo local, ¿qué crees que Málaga está haciendo bien en ese contexto tan lleno de retos?
Yo soy más de criticar que de alabar...
Nos hemos mirado mucho el ombligo, nos creemos que somos la pera, y la autocomplacencia es el principio del fracaso. Tenemos que ser muy conscientes de lo que no sabemos y medir con claridad esas brechas
Eso te iba a decir, luego lo que nos falta.
Lo más importante ha sido la colaboración institucional durante muchos años. Yo llevo 22 años viviendo en Barcelona y he visto cómo funcionaba aquí y allí. La colaboración institucional independientemente de quien gobernaba en los ejes más importantes —uno de ellos el parque tecnológico, donde ha habido Junta del PSOE y Ayuntamiento del PP— es una 'rara avis' que todavía está aquí y habría que proteger, declararla patrimonio de la humanidad.
La colaboración en los temas estratégicos, como la Expo 2027 o qué debe ser el parque tecnológico dentro de 30 años y hacer que trascienda el espacio físico... Málaga está en esas condiciones por la colaboración institucional que hay hasta ahora. Si eso se pierde, nos cargamos la gallina de los huevos de oro. Las empresas se vienen aquí por eso; porque están cómodas y saben que no va a haber cambios de guion, como por desgracia en otros sitios hemos sufrido a montones.
¿Y cuáles son los retos que nos faltan todavía?
El reto es reconocer que no sabemos lo que no sabemos. Nos hemos mirado mucho el ombligo, nos creemos que somos la pera, y la autocomplacencia es el principio del fracaso. Tenemos que ser muy conscientes de lo que no sabemos y medir con claridad esas brechas. Hoy lo hablaba con el director general de la fundación Innova IRV: vamos a medir las brechas y ver cómo las rellenamos. Es importante tener claramente identificados las brechas con las empresas y los territorios que saben y avanzan más, y tener una ruta para ver cómo las vamos a cortar. Si no, nos van a ganar en competitividad siempre.
Hay áreas —la movilidad eléctrica, las nuevas energías, el hidrógeno, la sostenibilidad, la microelectrónica, las baterías, la inteligencia artificial...— en las que nos falta muchísimo conocimiento. Tenemos que unirnos todos para atraer a los mejores y ponernos a producir tanto hacia la Universidad, para que formen a alumnos, doctorandos, etc.; como hacia las empresas, para que tengamos el nivel que tienen los mejores del mundo. Eso nos garantizará que podamos competir con la cabeza bien alta en cualquier lugar del mundo.
En el foro de educación y tecnología de EL ESPAÑOL, alegabas que muchas veces la innovación solo se la pueden permitir empresas de un tamaño grande, con una facturación entre 50 y 500 millones de euros. Son las que pueden hacer esa inversión de recursos a probar soluciones, ¿se da ese tipo de perfil aquí en Málaga?
Tenemos una enorme aversión al riesgo en el sector público, al que se presentan personas que quieren plaza fija y que son capaces mucho tiempo para superar una oposición. Esos deben ser nuestros socios, pero son todos gente que tiene una gran aversión al riesgo. El sector público es extraordinariamente garantista. Eso hace que tengamos un socio público débil comparado con otros estados más emprendedores como Estados Unidos, Israel o Corea. Allí, el socio público va de la mano del privado en aquellas aventuras que van a transformar el país, y corren el riesgo los dos. El privado pone su dinero y puede perderlo, el público pone su compromiso también. Aquello de "yo te doy la subvención, el efecto incentivador, pase usted por el sello 27, la estampita" lo tenemos que cambiar.
En la parte más privada, esas empresas de tamaño intermedio invierten más que las grandes y las pymes, están más internacionalizadas, tienen más peso industrial, son mucho más resilientes. Lo hemos estudiado en la fundación: durante la pandemia y las crisis financieras, fueron las empresas que aguantaron mejor e incluso pudieron crecer. Las compañías de España de toda la vida (Chocolates Valor, Simón el de los interruptores, Adolfo Domínguez, Bimba y Lola; en la fundación tenemos unas cuantas, Trops, Aertec, Premo... y queremos que sean más) son más resilientes y tienen más capacidad de invertir a largo plazo. No pertenecen a multinacionales, que cuando hay crisis recortan en sus filiales. Hay una serie de efectos que hacen que apostar por las empresas intermedias sea la mejor política; y es lo que ha hecho sobre todo Corea del Sur, que ha dado un gran salto desde los 70 apoyándose en la Hyundai, Kia, Samsung...
Aquí no ha habido de eso. Aquí hay dos tipos de políticas: una, "hagamos que venga una gran multinacional y nos salve", que venga la General Motors con una fábrica y nos hacemos la foto, puede ser uno de los riesgos del PERTE chip. Dos, "vamos a repartir muchas pequeñas cantidades a muchas pymes"; pero la pyme que no sabe si va a pagar la nómina de agosto es difícil que puedan invertir a largo plazo cantidades recurrentes a riesgo. Hacer que esas pymes sean traccionadas por empresas grandes o intermedias es mucho mejor política que darle directamente a la pyme, que no tiene mecanismos de innovación ni redes de internacionalización todavía. En general, existen políticas de extender la mantequilla muy fina para que llegue a todo el mundo y todos estén contentos. Esas no son las políticas inteligentes de especialización que hace años que se hablan en Europa. El viernes nos llevan a hacer propuestas al Congreso de los Diputados, en una jornada que organiza el Partido Popular, y traen al ministro de Innovación de Suecia para contar qué hace Suecia, que todo los años queda entre los cinco primeros países en el Global Innovation Index. ¡Y siempre es lo mismo! Mucha colaboración privado-pública, mucha colaboración de las empresas y los centros tecnológicos con las universidades... Más que transferir, es intercambiar conocimientos y tracción del conocimiento.
A ver si conseguimos que se den los cambios oportunos; yo no soy muy optimista, pero haremos todo lo que podamos.
["Cuando tienes telarañas en el estómago, innovas más"]
¿Innova IRV viene justamente a reivindicar a esa empresa intermedia?
Las empresas de Innova son casi todas o medianas o muy grandes. Hay alguna 'startup' muy potente que es cuestión de tiempo que sea grande, como Tupl. Por lo demás, tiene a Google, a Dekra, a Accenture, compañías grandes. Tienen producto, red internacional de clientes, planes de innovación, saben qué necesitan, ya han trabajado de manera colaborativa antes. Plantear una federación de la demanda (en vez de "oye, hemos inventado algo, a ver quién lo compra", pasar a "nosotros necesitamos esto, trabajemos juntos") y, por capas de cebolla, con el ecosistema cercano, las pymes que hay cerca y las universidades que tenemos cerca, con los grupos de investigación orientados a los proyectos que estamos haciendo; más la polinización cruzada que puede haber entre la inteligencia artificial y el sector agro, entre la IA, ciberseguridad y el sector salud... Hay una cantidad de sinergias cruzadas interesantísima.
Este modelo, que no es público-privado sino privado-público ampliamente, es un modelo distinto. Lo hemos explicado a autoridades europeas y consideran que solo hay algo parecido en Finlandia, y es distinto. Orientemos la innovación a lo que necesitan las empresas, en vez de que alguien en un despacho en una torre haga un programa de que ahora hay que apoyar la nanotecnología, la cuántica o lo que sea. Vamos a hacer los productos que la gente realmente necesita, y vamos a hacerlo en colaboración. Si uno ha inventado algo que tiene aplicación, por ejemplo, al automóvil; seguramente esa innovación tiene aplicación a muchos campos y yo la estoy desperdiciando si me la quedo. Si Innova es propietaria de esa patente, podrá vender, licenciar y explotar esas tecnologías adicionalmente.
Para eso, las fuentes de recursos de Innova son tres: innovaciones y patentes que pueda vender, crear empresas en las que pueda aportar capital semilla y que luego en rondas sucesivas se pueda retornar, e impulsar proyectos. Hay una cantidad casi de 400. Hoy hemos recibido la buena noticia de que el único 5G de colaboración entre 17 compañías, de aquí, ha recibido la mayor nota de entre todos los proyectos presentados en España, con una intensidad de ayuda muy alta. ¡Yo pensaba que el proyecto era muy flojillo! En el sentido de que lo habíamos hecho corriendo en agosto, con poco plazo, y el nivel de autoexigencia de nuestras empresas es muy alto. Ha tenido la mayor puntuación de todos los presentados en España, y eso nos anima a seguir. Probablemente, la inteligencia común de 17 empresas juntas es capaz de presentar proyectos mejores que otros.
¿En qué consiste ese proyecto?
Vamos a hacer un banco de desarrollo de aplicaciones de tecnología 5G aplicada a la movilidad, el transporte... Dekra va a liderarlo, pero nosotros [Grupo Premo] en concreto vamos a empezar a ver las utilidades de las redes 5G sobre los robots autónomos industriales: que se muevan y puedan hacer intralogística automática en las plantas.
Uno de los proyectos de Innova de los que más se ha hablado es el centro de diseño de microchips. Justo estuvo aquí la semana pasada el Comisionado Especial para el PERTE de Microelectrónica y Semiconductores. ¿Cuál es el minuto y resultado? ¿Qué sensaciones transmitían?
Para mí, las sensaciones son que 12.500 millones son muchos recursos para un equipo de 2 o 3 personas que en este momento son los que están gestionando esto. Existe un desafío de gobernanza muy importante en la Administración central. Hace poco han cesado al secretario general de Industria, Raül Blanco, culpado por cómo iba el PERTE del vehículo eléctrico. El Gobierno tiene un reto muy importante de administrar bien eso y no perder ese tren en lo estratégico. Hay mucha necesidad de efecto foto, hay un año electoral por delante; pero en lo estratégico y con estas cantidades tan grandes de dinero, hay que tener una visión amplia.
Hay que entender muy bien dónde se crea valor en los semiconductores. Tener una fábrica puede ser interesante, también para Europa por temas de soberanía; pero una fábrica vale entre doce mil y veinte mil millones de euros, y puede crear 400 empleos como mucho. No es lo que más valor crea. El ecosistema de empresas de diseño y centros de desarrollo puede crear mucho más. ¿Por qué Estados Unidos diseña y vende el 60% de los chip del mundo, pero solo fabrica el 12%? ¿Porque son tontos? No, porque se quedan con las partes más suculentas del jamón. ¿Tú has visto a alguien que empiece el jamón por la parte dura? Tú lo empiezas por la parte más suculenta y la dura, la echas al caldo. La parte dura la están haciendo las fábricas, que son más competitivas en Taiwán. No debemos errar el tiro y pensar que eso es lo que hay que hacer. Por soberanía, hay que tener capacidad productiva, porque cada vez hay más bloques, pero eso es un reto de Europa. Creemos que España tiene que hacer lo que hace Estados Unidos, quedarse con las partes más suculentas del jamón. Eso es el go-to-market, es decir, tener clientes que compren los chips; y yo creo que ahí desde Málaga podemos aportar unas cuantas cosas importantes.
Luego, aguas arriba, hay una oportunidad clara de reconocer que tenemos que aprender más en el tema de las Silicon Photonics, del carburo de silicio, del nitruro de galio...; una serie de tecnologías punteras a nivel mundial que van a transformar la movilidad eléctrica y las comunicaciones, porque para pasar ya de las frecuencias en las que se está transmitiendo necesitamos que la fibra óptica entre directamente al chip. En eso tenemos campeones avanzados y algunos grupos interesantes en la UMA, y eso hay que potenciarlo, con un laboratorio de coinnovación de electrónica potente en el que poner todos los recursos y ser generosos. Hay que poner los recursos de varias escuelas (Teleco, Informática, Industriales) y de varios departamentos, y traer gente de fuera sin que pase nada porque venga un tío que sepa más que nosotros. ¡No pasa nada! La mejor manera de aprender es reconocer que no sabes, y lo que necesitamos es aprender.
Tenemos que correr; porque la innovación va de llegar los primeros, no de ser los mejores
Es otra de las propuestas, la de traer a los 10-12 mayores expertos...
Es una propuesta que tenemos y hemos hecho a varias consejeros y a la Universidad. No queremos un equipo de decenas ni centenas de personas; pero, oye, vamos a identificar en cada una de las verticales en la que estamos a aquellas personas punteras que pudieran venir y aportarnos no solo el conocimiento, sino su red. El conocimiento y los ecosistemas son lo mismo, hoy en día nadie hace nada solo. Enterarte de con quién hay que hacer qué, cuál es el sistema de proveedores y de herramientas que funciona bien... Si tenemos que aprenderlo por nosotros mismos, nos va a llevar veinte años. Tenemos que correr; porque la innovación va de llegar los primeros, no de ser los mejores.
¿El proyecto es independiente de la financiación del PERTE?
Hay dos grupos de proyectos. Uno, que presentamos antes de la presentación de Innova auspiciado por el Ayuntamiento y defendimos con el secretario general de Industria ahora saliente, que convenció a la ministra para que el Consejo de Ministros apoyara que fuera un proyecto europeo de interés estratégico. De esos proyectos, la última información que tenemos es que Europa ha seleccionado 78 proyectos buenos de los muchos que recibió y el nuestro es uno de ellos. La próxima semana, si todo va bien, vamos a recibir la resolución. Tenemos que poner en marcha a nueve compañías que hay en esa colaboración y todo lo que hay ahí. Hay una inversión de 117 millones de euros, que queremos realizar aquí con un número importante de empresas de toda España, para lo que ya se creó una compañía que se llama Innova Microelectronics. Estamos viendo que esa compañía sea elegible, que tenga antigüedad, capital, y todo lo que hace falta. Tiene muy buena pinta.
Los otros proyectos sí que van al PERTE, y son los que les hemos explicado al Comisionado. No los podemos presentar hasta que no salgan las convocatorias y los reglamentos, que ha dicho que todavía será un trimestre más. Eso deja muy poco plazo para la ejecución y la justificación, en estas cosas que son tan largas... Hablaban los representantes de la UMA que, si queremos sacar programas de doctorado de especialidades en estas áreas que hemos dicho, eso se lleva cuatro o cinco años. Ya nos salimos del plazo del PERTE. Hay ochenta millones para formación y la UMA, Granada y Sevilla deberían ser capaces de captar una buena parte de eso para invertirlo en los laboratorios que vamos a hacer, los programas y las contrataciones que necesitamos para formar a gente. En estos momentos, el 100% de todos los ingenieros que acaban sabiendo diseñar microelectrónica tienen trabajo aquí y en cualquier sitio del mundo. Es una de las carreras más solicitadas y con más futuro que hay. Lo que estamos haciendo es mejorar claramente el atractivo y la empleabilidad, además los salarios multiplican por cinco el salario medio de un ingeniero en España
En Innova, se pusieron sobre la mesa más de 60 proyectos al principio.
Eso fueron las manifestaciones de interés. Ahora contamos 14 o 15 concretos que suman casi 430 millones de euros en total. Todos no saldrán.
La gente ahora viene a por el talento, no a por una subvención o una fábrica
¿Alguno que te ilusione especialmente?
A mí me gusta el del agua. Con un buen modelo de negocio, nos permitiría que el potencial que tiene cada hectárea en nuestro territorio se maximice. Puede resolver en parte el tema de la España vaciada y que veamos otra en los pueblos informáticos, teleco, electrónicos... Los proyectos de Trops son intensivos en tecnología: predicción de cosechas, sensórica, robótica. Imagínate que en los pueblos de nuestra Axarquía te encuentres a gente con su portátil conectado y controlando un rover. Me parece un proyecto muy interesante no solo para Trops y la Axarquía; sino para crear una compañía de estas que estamos creando en Innova cuyo modelo de negocio sea implantar estos proyectos de ingeniería en todas estas costas secas, que ojalá acaben siendo una franja verde de 50 kilómetros. Ese proyecto es muy prometedor, me parece un proyecto brillante del equipo "Indómito", el laboratorio de domótica y eficiencia energética de la Universidad de Málaga, y que Trops está impulsando muy bien. Es el proyecto que me parece más transformador.
El siguiente, el de la microelectrónica, me parece que puede hacer que muchas empresas de todo el mundo vengan a Málaga. La gente ahora viene a por el talento, no a por una subvención o una fábrica. Si somos capaces de tener gente que sepa de microelectrónica, va a venir muchas compañías a instalarse aquí, porque es un recurso muy escaso.
¿Cuáles son pueden ser los próximos pasos para Innova IRV?
Tenemos muchos próximos pasos. Estamos seleccionando tres CTO, tres project managers; estamos reforzando el equipo, se acaba de incorporar un director general que viene con una experiencia internacional muy potente y conoce muy bien las instituciones europeas. Tiene el encargo de empezar a ver cómo encajar Innova con los proyectos europeos y de hacer la ronda por los ministerios para ver cómo encajamos y vertebramos lo que somos, un bicho raro. Al no ser un centro tecnológico público, sino un centro privado de innovación, no existe esa figura en la regulación. En España, lo que no existe en la regulación no está. En el sistema anglosajón, si no estás, para adentro; en el nuestro, si no estás, no estás. No sé si tendremos que registrarnos como centro tecnológico, que no queremos, pero lo lógico sería que se interpretara con flexibilidad que la innovación se puede hacer desde un centro público, desde un centro privado o uno privado-público. Que no necesitemos tener que estar todo el día llorándoles a los distintos ministerios para que nos den algo nos fortalece, no nos debilita. ¡Déjame acceder a las convocatorias aunque no esté en tu nómina, porque no quiero estarlo! Quiero ser libre para trabajar para las empresas, no para estar a las órdenes de lo que se me vaya dictando desde las Administraciones públicas.