Tras un montaje "muy estresante", OXO Museo del Videojuego se ha estrenado este fin de semana con unas críticas iniciales entusiastas en la plaza del Siglo, en pleno corazón de Málaga. Ahora, toca lo más complicado: mantener e incrementar el interés del público local y foráneo para mantenerse hasta los 35 años (ampliables a otros 35) que la compañía Kaiju, impulsora del proyecto, ha firmado con la Diputación Provincial, propietaria del edificio en el que se sitúa.
"No es algo que tengamos que pegar un empujón de primeras, sino que es un contrato de muchos años. Va a haber mucho tiempo para que la gente pueda disfrutar y no haya aglomeraciones", asegura en conversación con EL ESPAÑOL de Málaga el CEO de Kaiju, Javier Ramos, que subraya que el museo "va a evolucionar, va a vivir: no se va a quedar 35 años estanco".
De hecho, dado el interés que el anuncio de la inauguración de OXO levantó, decidieron reducir hasta un 60% las campañas que tenían pensadas para su promoción. Su objetivo, indica Ramos, es "arrancarlo con calma". "Estamos acostumbrados a hacer mucho punch para eventos, y lo queremos diluir en el tiempo para que la gente nos conozca poco a poco", afirma.
"Queremos que sea un producto de largo recorrido, por eso tenemos muchos bombazos guardados y muchas noticias guardadas para que vaya evolucionando el museo poco a poco", resume el CEO de Kaiju, que confiesa que la instalación se ha realizado en demasiado poco tiempo (se les fue adjudicado en abril) y se debería haber alargado al menos medio año más "en una cabeza normal".
Ahora, una vez abierto al público, Javier Ramos adelanta que esperan poder sumar muchas más piezas al museo, incluso prototipos que ni han salido al mercado: "Ahora mismo tenemos unas cuantas conversaciones muy calientes y cuando vean lo que se puede hacer en el museo, van a venir muchas más. Muchas (productoras de videojuegos) está esperando que se abra para venir. También es un concepto difícil de entender...."
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"Nosotros nos empeñamos en hacer un dossier comercial para que entiendan el alcance, pero no lo entienden. Solo cuando ven el edificio y dónde está situado, entienden la apuesta", cuenta Ramos, que ha notado "mucho ruido y muchos contactos nuevos" —también en sectores más tradicionales— que están escribiendo a su empresa a partir de esta iniciativa.
El CEO de Kaiju asegura que ya tienen "una red especializada para adquirir piezas" y próximamente recibirán cinco piezas de gran importancia "y otro producto muy novedoso para OXO Lab (la parte más futurista del museo) a finales de febrero". El plan de desarrollo del museo son "muchísimos folios de hacia dónde vamos y seguir trabajando en su evolución".
Parte de ese desarrollo es permitir su reserva, por ejemplo, por parte de una empresa para hacer una jornada de diversión y trabajo en equipo; u organizar visitas de jóvenes para acercarles las disciplinas técnicas o STEM, lo que señalan como uno de sus objetivos. "Estamos ya muy conectados con la Málaga tecnológica y evidentemente esta va a ser su casa: para hacer exposiciones, jornadas de trabajo en equipo...", también propone Javier Ramos.
"Es un museo vivo. Vamos a estar cambiando, cultivando y siempre investigando las nuevas tecnologías que salen para intentar incorporarlas", sentencia.