El Centro Interuniversitario de Microelectrónica (IMEC en inglés) es el centro más importante del mundo en investigación, diseño y fabricación de semiconductores y microelectrónica y hoy en día lleva un semiconductor prácticamente todo: teléfonos móviles, ordenadores, consolas de videojuegos, frigoríficos, coches... Es, por tanto, un sector estratégico y clave para la economía de cualquier país. Tienen su sede en Lovaina (Bélgica) y decidieron abrir un segundo centro de i+D. Obviamente ha habido codazos en toda Europa por conseguirlo y al final el premio Gordo se lo ha llevado Málaga.
No es un centro de investigación cualquiera. Va a tener 450 empleados de alta cualificación y va a arrastrar a un importante número de empresas y trabajadores auxiliares de todo el continente, generando un nuevo ecosistema en Málaga. Ocupará una gran extensión -46.000 metros cuadrados- de la ampliación del Málaga Tech Park y el edificio, del que se desconoce aún cuándo empezará la construcción, tendrá una parte de investigación y otra de fabricación de prototipos para probar los diseños.
En el IMEC se investigan y desarrollan las tecnologías más avanzadas del mundo en procesos y materiales y trabajan allí, o lo han hecho, los mejores profesionales del planeta en fotónica, química, física o electrónica. Su listado de patentes es enorme. Y Málaga va a ser una de sus piedras angulares.
Obviamente, que el IMEC se instale en Málaga no ha sido por casualidad. Hay más de dos años de trabajo detrás, con reuniones casi semanales de cuatro grupos técnicos de la Junta de Andalucía, el Gobierno central, el Ayuntamiento de Málaga o el Málaga Tech Park, entre otros. Los máximos responsables del IMEC han estado varias veces en Málaga y se han reunido con los principales dirigentes políticos, pero se ha llevado todo con discreción. Era un plato goloso para cualquier territorio y nadie quería que Málaga pudiera perder esta oportunidad de oro.
Que venga el IMEC es un éxito, además, de la política. La Junta de Andalucía y el Gobierno central han ido de la mano en este proyecto, han trabajado juntas, han sido generosas pese a ser de partidos políticos distintos y cuando hay entendimiento se ven los resultados. El IMEC en Málaga es un proyecto estratégico nacional porque hay una guerra entre Asia, Estados Unidos y Europa por controlar la microelectrónica. Con el IMEC, España vuelve a la carrera.
Una de las personas más felices ayer -cuando oficialmente el ministro para la Transformación Pública y de la Función Pública, José Luis Escrivá, anunció que el IMEC venía a Málaga- era la consejera de Economía, Hacienda y Fondos Europeos de la Junta de Andalucía, Carolina España. Ha estado capitaneando la operación desde que el IMEC puso el primer pie en Málaga y ha sido todo un éxito.
"La llegada del IMEC a España y a Málaga tendrá un impacto altamente significativo en el ecosistema de innovación de nuestro país y nuestra Comunidad Autónoma. Su presencia en Málaga facilitará la transferencia de conocimiento y tecnología de vanguardia en el campo de los semiconductores, fomentará la colaboración con empresas y startups locales, impulsando la innovación y el emprendimiento de nuestro país e impulsará decisivamente la formación y la investigación en el campo de los semiconductores", dijo ayer España, quien destacó la "estrecha colaboración" con el Gobierno central y el Ayuntamiento de Málaga. También precisó que "el proyecto será posible gracias al apoyo económico de la Junta, que es consciente de la importancia de atraer este tipo de iniciativas a Andalucía".
En los próximos días se irán conociendo más detalles de este éxito tecnológico para Málaga, Andalucía y España y que supondrá una fuerte inversión dentro del Perte Chip. "Málaga ya era un polo importante en innovación tecnológica y ahora se va a convertir en un referente mundial en los microchips", resaltó España. Un paso más en esta Málaga tecnológica que aspira a todo.