A mediados de septiembre estaba en Kenia asesorando a los creadores del nuevo parque tecnológico Konza. De ahí fue a Brasil para participar en la tercera edición del ELI SUMMIT (Epicentros de Ecosistemas de Innovación). Tras una parada en Praga, la semana pasada volvió a Kenia a la 419 Conferencia Mundial de la Asociación Internacional de Parques Científicos y Áreas de Innovación.
En apenas dos semanas ha hecho más de 50.000 kilómetros. Así es la vida de Sonia Palomo y está muy contenta con su trabajo porque "me gusta y llevo el nombre de Málaga fuera". Eso sí, "me despierto y muchas veces no sé si estoy en mi casa o en una habitación de hotel", asegura entre risas.
Palomo es uno de los buques insignias del parque tecnológico de Málaga. Lleva 26 años trabajando a las órdenes de Felipe Romera y es la directora de Transferencia de Tecnología y Relaciones Internacionales.
Málaga Tech Park es uno de los pioneros no solo en España, sino en el mundo. Además, acoge la sede de la asociación internacional de parques, por lo que su visibilidad exterior es aún mayor.
Es un modelo de éxito. En 1992, cuando fue inaugurado, era un enorme terreno con solo ocho empresas instaladas y muchas parcelas libres. Hoy en día, el PTA como se le conoce en Málaga, tiene casi 700 empresas alojadas con más de 25.000 empleados y una facturación agregada de 3.500 millones de euros.
Su peso en el PIB local y provincial es cada vez mayor y ha sido una pieza clave para que la Málaga tecnológica sea lo que es. Otras ciudades de tamaño medio del mundo quieren replicar ese modelo y piden asesoramiento.
Y ahí entra Palomo, que visita a los gobiernos de estas ciudades en sus respectivos países o recibe a delegaciones internacionales en Málaga prácticamente todas las semanas. Esta pasada semana ha habido representantes de Colombia, Brasil y Chipre.
Otra de las funciones de Palomo es ayudar a la internacionalización de las empresas ubicadas en Málaga Tech Park. "Hacemos misiones comerciales. Elegimos un país que les sea atractivo a las empresas para conseguir clientes y contactos y les conseguimos financiación para que puedan viajar", comenta. En 2023 estuvieron en Singapur y este año en Japón.
También están desarrollando programas europeos financiados por la Comisión Europea en colaboración con otros países de la Unión, hasta el punto de que están ejecutando 10 programas en los que trabajan de forma directa con 159 entidades. Eso implica también viajar cada dos por tres.
Palomo atiende a EL ESPAÑOL de Málaga por teléfono desde Kenia. "Hago unos dos o tres viajes internacionales al mes, unos 30 al año. Menos en Australia, que aún no la he visitado, estoy mucho por Europa, África (sobre todo Marruecos, Túnez y Kenia), Latinoamérica, donde además soy la coordinadora de la red iberoamericana de parques tecnológicos y científicos, o Asia (especialmente en China, Japón o India)", detalla.
Asegura que lo que más ilusión le hace es ayudar al nacimiento de parques tecnológicos nuevos, como el de Konza en Kenia o en Túnez. También subraya que, pese a la dificultad de algunos de los países que visita, "no he tenido miedo en ningún sitio. Siempre confío en que me van a tratar bien. Noto el cariño de las personas, se transmite en este tipo de encuentros y me da seguridad".
Palomo, además, es positiva. "Cada país es peculiar y nos ofrece cosas desconocidas. Siempre me traigo aprendizajes", explica.
Volvió este pasado fin de semana de Kenia. Esta semana toca ir a Portugal. Hasta finales de año tiene marcado en la agenda viajes a Túnez, Bruselas, París, Polonia y, posiblemente, Brasil otra vez, entre otros muchos destinos.
Palomo es la Willy Fog del parque tecnológico de Málaga. Cada año da varias vueltas al mundo y recorre centenares de miles de kilómetros. Un avión es casi su segunda casa y, curiosidades de la vida, asegura que "me da mucho respeto volar, pero forma parte del trabajo".