Dice el himno de la Policía Nacional "Mi servicio prestaré con firmeza y dignidad, en favor de la justicia y el respeto a los demás". Carlos, un agente de la Comisaría de Fuengirola lleva esa frase a rajatabla cada vez que viste su uniforme azul marino cada día. Da igual lo que pase y cómo sea el servicio. Para él, la vocación está por encima de todo.
Carlos tiene unos 40 años de edad y se encuentra de baja en estos momentos. No tiene una situación fácil. El pasado viernes fue intervenido en quirófano por segunda vez en apenas unas semanas. Los cirujanos trataron de evitar que el agente pierda la visión de su ojo izquierdo después de recibir un fuerte puñetazo en la cara en un frenético servicio nocturno en Fuengirola el mes pasado.
Lejos de ir a un ambulatorio de inmediato a revisar los efectos de aquel golpe, Carlos se marchó a apoyar a sus compañeros en un brutal suceso que tenía lugar apenas unos minutos después. Tenía que colaborar en la detención de un hombre que había matado a su casero y había apuñalado en diecisiete ocasiones a su novia para evitar que le delatara por un crimen que había cometido días antes. La pasión por su trabajo le hizo anteponer el arresto de un asesino a su propia salud.
Cronología
Los hechos ocurrieron el pasado 17 de abril. A las 22.35 horas, la sala del 091 recibía una llamada que alertaba de que un joven de 29 años estaba agrediendo y amenazando a todos los viandantes con los que se cruzaba. También provocó altercados en el interior de un bar de Fuengirola.
Carlos, que forma parte de los indicativos Búho, acudió a la zona. Como todos sus compañeros, iba de paisano. Los hechos estaban ocurriendo muy cerca de donde se encontraba, así que llegó pronto. Captó rápido con la mirada al individuo, pero el hombre salió corriendo del lugar hasta entrar en un edificio cercano. Pidió el apoyo de los Zeta [vehículos radiopatrulla], ante la violencia del hombre.
Lo persiguieron hasta el interior del bloque, pero el individuo se refugió en una vivienda de la tercera planta. Al abrir a los agentes, que pegaron a la puerta ante la sospecha de que el varón al que buscaban se encontraba dentro de la casa, este se abalanzó sobre ellos, llevándose la peor parte Carlos, que recibió varios puñetazos y patadas.
Sin embargo, en ese momento el agente veía bien, nada le alertó tras el golpe, más allá del dolor del propio impacto. Junto a sus compañeros, logró detener a su agresor, que estaba muy agitado --tanto, que incluso no paró de dar golpes en el coche camino de dependencias policiales--.
Así lo trasladan a EL ESPAÑOL de Málaga desde la Confederación Española de Policía (CEP). Según relatan desde la organización sindical, a Carlos no le dio tiempo a reaccionar para acudir al centro sanitario; encadenó aquel servicio con un segundo aviso que le llegó unos minutos después, a las 22.55 horas. El afán por servir a los demás le impedía marcharse.
En el aviso se informaba de que un individuo había matado a un hombre que resultaba ser su casero, y que también había asestado casi una veintena de puñaladas a su pareja, que saltó por el balcón para zafarse de él. El presunto asesino había huido y había que detenerle cuanto antes.
"Los agentes finalizaron la tarea cerca de las siete de la mañana. Fueron muchas las diligencias que tuvieron que hacer debido a la gravedad de los hechos. Había una persona muerta y otra muy grave", cuentan las fuentes.
A la mañana siguiente, Carlos se levantó en casa con "la visión un poco borrosa y con destellos metálicos". Como la noche había sido complicada, pensó que aquello podía ser fruto del estrés y el cansancio. Según la CEP, aquel día por la tarde, sobre las seis, Carlos tuvo que acudir a su puesto de trabajo para seguir con la investigación y completar las diligencias de ambos sucesos. Así, en ese rato, trasladó a otro compañero que no se encontraba bien, que veía "borroso".
A las 22.00 horas, se incorporó a su turno con normalidad, obviando lo que le ocurría. A las 00.30 horas, ya del día siguiente, Carlos colaboró junto con un indicativo radiopatrulla al traslado de una detenida al centro de salud que hay en Las Lagunas de Mijas en un servicio. Allí, aprovechó para preguntarle a unas sanitarias si era normal lo que le estaba ocurriendo. Llevaba un día con problemas de visión.
La médica, muy alertada, confirmó el peor de sus pesares tras revisarle, siempre según desde la CEP. Le diagnosticó una sinéresis vítrea y le recomendó que un oftalmólogo de urgencia le viera cuanto antes. Aunque trató de ir a su ambulatorio, después de dar parte a sus superiores de que abandonaba el servicio por motivos de salud, y por pertenecer a MUFACE, tuvo que esperar al día siguiente para ir al hospital que tiene asignado, el Xanit Internacional de Benalmádena. Allí le confirmaron que tenía un desprendimiento de vítreo, tal y como le había informado la doctora la noche previa.
Aunque estuvo un tiempo en tratamiento, este no mejoró la situación, al revés. Por ello, el 9 de mayo, fue operado de urgencia. Pasó 16 horas infernales bocabajo para favorecer la adherencia de la retina y los primeros días tras la intervención fueron muy duros. Sin embargo, de poco valió aquel sufrimiento. No fue evolucionando adecuadamente y el pasado viernes tuvo que volver a quirófano para tratar de sanar el desprendimiento de retina que sufre en su ojo izquierdo.
Hasta conocer realmente qué le ocurrirá, tendrán que pasar entre 5 y 6 meses, explican desde la CEP. En función de su evolución, la organización sindical tiene dos vías de trabajo. Por un lado, si pierde la visión, que Carlos se jubile, pero en acto de servicio y no por enfermedad común, pues el puñetazo lo recibió trabajando.
Así, ruegan que Carlos tenga el mismo trato que los agentes heridos "con los que se fotografió Sánchez en Cataluña". "Otro igual se hubiera marchado poniéndose en espera al hospital, pero Carlos siguió trabajando para detener al otro agresor", matizan.
En caso de que la pérdida no sea tan grave, pedirán, señalan las fuentes, un puesto adaptado para su persona. "Esto no es como cuando te cortan una pierna y sabes que no volverás a caminar con normalidad. Es algo interno y tendremos que estar pendientes a ver si se revierte o no la situación", lamentan.
Así, desde la CEP denuncian que cada vez se está perdiendo más "el principio de autoridad" y ponen como ejemplo cómo se han embestido a varios guardias civiles en Andalucía en los últimos meses. "A la mínima nos reciben a puñetazos, como le pasó a Carlos, y esto cada vez va a más. Somos personas de carne y hueso y se nos lesiona", sostienen, a la par que subrayan que "todo irá peor aún si se modifica la Ley Mordaza, pues se verán desprotegidos".
De la misma forma, zanjan desde la CEP, agradecen "a los dirigentes de la Jefatura Superior de Andalucía Oriental (Granada) y a la Comisaría Provincial de Málaga, así como el de la Comisaría Local de Fuengirola por interesarse por Carlos y su difícil situación", que esperan que mejore pronto y que todo quede como una simple pesadilla.
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