Sebastián Sánchez Alba Rosado

Hay tragedias que marcan para toda la vida. No sólo a las personas que las sufren de manera directa o cercana, también a los negocios y empresas. Es justamente esto lo que le ha ocurrido a la empresa Burro Canaglia, un negocio de hostelería sobre el que ha caído la desgracia después de que a mediados de abril del año pasado un incendio en uno de sus locales en Madrid matase a un camarero y a una clienta, causando heridas en otra decena de personas.

El impacto del suceso ha trascendido del momento concreto en que tuvo lugar, afectando de lleno a la imagen de la marca. Hasta el punto de que de manera paulatina ha ido cerrando casi todos sus establecimientos. También el que había abierto en la localidad malagueña de Fuengirola.

Una simple consulta a su página web permite comprobar el "cerrado  permanentemente" que pesa sobre una losa sobre este restaurante. Según los detalles de este mismo portal, Burro Canaglia solo mantiene operativos sus locales en Alicante y en Cuenca, habiendo desaparecido el resto de los que tenía repartidos en Madrid y Sevilla, entre otros emplazamientos.

Las investigaciones realizadas por el siniestro de Madrid permitieron concluir que el fuego, que quemó por completo el local, pudo deberse al uso de un soplete para una pizza flambeada -una de las especialidades de la casa-. Esto, unido a que el restaurante estaba decorado con productos altamente inflamables, simulando una especie de selva, alimentó el desastre final. 

Esto llevó a la cadena a actuar de manera inmediata y a eliminar automáticamente la pizza flambeada de su carta y cualquier elemento que tenga relación con el fuego en sala (velas para cumpleaños, etcétera) tanto en su local en Fuengirola como en los del resto de la cadena. En su momento, también decidieron retirar parte de la decoración selvática.

"Estamos analizando todo con los técnicos y nuestros equipos jurídicos. Aún no tenemos el resultado de las investigaciones y no sabemos realmente si el causante del fuego fue el soplete en la pizza flambeada, pero, en cualquier caso, por prudencia vamos a eliminar cualquier acción en sala que tenga relación con el fuego", indicaron desde la empresa a EL ESPAÑOL de Málaga hace algo más de un año. 

El uso de sopletes es una práctica cada vez más extendida en restaurantes en Málaga y en el resto del país. Se utilizan para flambear diversos platos y, sobre todo, para buscar una espectacularidad que despierte el interés del cliente. En el caso de Madrid, soplete y una decoración sobrecargada con material de plástico ha sido una combinación mortal.

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