En medio del Parque Natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama se esconde una pequeña aldea llamada El Acebuchal. A unos nueve kilómetros de Frigiliana, este enclave se encuentra tan escondido que estuvo más de 50 años abandonado y por eso para muchos es considerada una aldea casi fantasma.
En 1949 dejó de ser un hogar porque la Guardia Civil prohibió que se viviera en la zona puesto que durante la guerra descubrieron que sus 200 habitantes prestaban ayuda a los rebeldes. El resultado fue casas derruidas, patios sin arreglar y plantas por todos lados.
Este exilio llegó a su fin casi 50 años después de la mano de Antonio ‘El Zumbo’ que se marcó el objetivo de recuperar el pueblo poco a poco y casa por casa. Así, se fueron reuniendo hasta que consiguieron recuperar el municipio y que todas las viviendas tuvieran agua y luz.
Después de años de trabajo, El Acebuchal se ha convertido en uno de los puntos de la zona más visitados por los turistas. Para muchos es el destino perfecto para estar en la naturaleza y disfrutar de la paz y la tranquilidad que en muchas ocasiones no se puede encontrar en las grandes ciudades.
Pinos, enebros, majuelos, tomillo, rematas, sabinas, romero y orquídeas son los protagonistas de la flora de esta aldea que está en pleno valle y rodeada de cumbres no muy grandes, pero tienen diferentes caminos para los aficionados al senderismo.
Además, en esta aldea casi fantasma también se puede ver por el cielo águilas, buitres y aguiluchos y recorriendo las montañas de la zona hay zorros, jabalíes, tejones, ardillas y cabras montesas.
Hacer la ruta de la Fábrica de la Luz para conocer los alrededores de la zona o comer en el restaurante de los hijos de Antonio ‘El Zumbo’ en el hotel rural de la aldea son dos de las paradas obligatorias que todo viajero debe cumplir. En este establecimiento se pueden degustar platos de caza como el jabalí o la perdiz. Además, tiene una amplía variedad de comida vegetariana y postres caseros.