El futuro residencial de Málaga, uno de los epicentros nacionales del sector inmobiliario, pasa por los suelos de Sánchez Blanca. O más bien por Distrito Zeta. Nombre con el que se ha bautizado el que está llamado a ser uno de los grandes proyectos urbanísticos de la capital de la Costa del Sol en la próxima década. 3.443 viviendas dibujadas en el planeamiento, de las cuales unas 1.100 serán protegidas.
Pero más allá de la dimensión numérica, la operación impulsada de manera principal por Urbania, destaca por su carácter simbólico e innovador. Distrito Zeta amplía por completo los cánones tradicionales de cualquier barrio malagueño, componiendo por medio de sus calles y edificios una smart city a escala menor. O no tan menor, porque los cerca de 10.000 vecinos que se espera ocupen sus viviendas son más que muchos de los pueblos de la provincia.
Es justamente esta vertiente la que más sorpresas genera al hablar del proyecto con Víctor Troyano, Concept Manager de Urbania. "Distrito Zeta es un sector que se entiende como una smart city, en la que aplican fundamentos basados en la sostenibilidad, la movilidad, la tecnología y la comunidad", dice a modo de resumen. Y con todo ello se busca "una urbanización mejorada".
La ejecución final del nuevo barrio, al sur de la ampliación de la Universidad y en las proximidades de la antigua Intelhorce, es fruto de un proceso de análisis y pensamiento alargado en el tiempo y en el que se ha dado protagonismo a los más niños.
"Les hemos dado mucha participación a la Generación Z; llegas a conclusiones divertidas que luego aplicas al barrio. Cuando preguntamos por los parques, muchos nos decían que lo que querían eran tres toboganes en línea, pero otros lo que pedían era un banco con sombra", relata. ¿Por qué? "Lo que decía el niño es que si no había un banco con sombra su abuelo no lo llevaba; eso era lo más importante, porque lo que quería era que su abuelo lo llevase", añade.
En este proceso de transformación completa, una de las variantes en las que están trabajando en Urbania es la que los futuros residentes puedan disponer con una moneda propia para funcionar dentro de la comunidad. "Es una criptomoneda propia, que llamamos zetacoin; la idea es que los comercios de la zona ofrezcan ciertos descuentos y cobren en esa moneda", explica.
Incluso, determinadas acciones sociales y sostenibles ya previstas serían recompensadas con zetacoins. A modo de ejemplo, cita que los vecinos lleven cierta cantidad de basura a reciclar o que un residente le dé a otro un zetacoin o medio por ofrecerse a sacar su perro a pasear.
Todo ello suena a futuro, pero ya empieza a tomar forma sobre el terreno. No son los únicos atractivos de este barrio. Los vecinos tendrán una aplicación especial para interactuar entre ellos o programar ciertas actividades.
Cosecha propia
"Habrá huertos ecológicos para que los residentes puedan apuntarse a un listado y tengan su cosecha propia; parques caninos, con un diseño muy especial, con actividades especiales, piscinas, salas de juego y dispensadores de comida", destaca Troyano. A esto suma la apuesta por diseños de parques infantiles diferentes. "Aprovechando los desniveles metemos toboganes o pasarelas que acaban abrazando la copa de un árbol", agrega.
Otra de las particularidades del proyecto es que se trabaja en un acuerdo con una startup de Málaga, Activacar, para ofrecer a los futuros habitantes de Distrito Zeta de un servicio de vehículo eléctrico compartido. "Mediante la APP, los residentes podrán desbloquear el vehículo y se pagará por las horas de uso".
Los responsables del proyecto trabajan también en ciertas mejoras en el plan de urbanización. Una de ellas supondrá la incorporación de medidas de contención del tráfico rodado en los viales de menor entidad del barrio.
"No es que el vehículo privado desaparezca, pero lo que se quiere es dar más protagonismo al peatón". Para ello, se quieren calles en las que la plataforma de circulación y las aceras tengan el mismo nivel y se emplee adoquinado. "Eso dará la sensación de que el peatón es el que tiene preferencia; todo quedaría como área 20 o área 30", añade.
Arranque de la urbanización
Pero cuánto queda para que Distrito Zeta sea realidad. Sin posibilidad cierta de fijar el calendario exacto, sí se puede precisar el punto de partida. Actualmente, las máquinas ya trabajan en la primera fase de la urbanización, consistente en el movimiento de tierras.
El objetivo es que esta etapa inicial esté completada en abril o mayo de 2022. La culminación de toda la urbanización, que está valorada en unos 45 millones de euros, no se espera antes del último trimestre de 2023.
Las promotoras implicadas en este proyecto tienen derecho a edificar 3.443 viviendas. A las 1.200 VPO, en su mayor parte en manos del Ayuntamiento (otra parte son de Vimpyka y Andria), hay que sumar unas 2.100 de renta libre. Un 80% de las mismas son de Urbania y dentro de este paquete, Aedas dispone de dos parcelas.
La previsión es que conforme se avance en la urbanización se active la petición y la expedición de las licencias para las primeras edificaciones residenciales. En este marco de acción, Urbania ya dispone de proyectos para unas 400 viviendas y Aedas para 200; mientras que Vimpyka también tiene avanzado alguna propuesta.
Con todo, se estima como posible que las primeras viviendas sean entregadas a principios de 2024. ¿A qué precio? Aunque aún es prematuro, se toman como referencias valores ya conocidos en el distrito de Teatinos. Esto es, unos 2.400-2.500 euros el metro cuadrado ya construido.