Málaga

Casi cuatro meses después de que el Ayuntamiento de Málaga diese luz verde a la modificación de elementos del Plan Especial del Puerto para permitir el espacio de coworking que va a gestionar la firma Monday, el ajuste urbanístico entra en vigor. La publicación en el Boletín Oficial de la Provincia (BOP) de Málaga de este miércoles del acuerdo plenario allana definitivamente el camino a la iniciativa empresarial.

Con este cambio en el planeamiento, reclamado por los promotores del centro comercial Muelle Uno, se hace posible el uso de oficinas en la bautizada como esquina de oro del recinto portuario. Un enclave en el que se llegó a manejar hace una década la instalación de un supermercado. 

Ahora, sin embargo, su futuro está ligado al de Monday, entidad vinculada a Urbania. La mercantil llega a la capital de la Costa del Sol con un modelo similar al que ya desarrolla en Barcelona (con tres espacios) y Madrid (con dos). La hoja de ruta trazada incluye la apertura de este centro de coworking, con unos 1.700 metros cuadrados de superficie, para el verano de 2022. 

El recinto, que habrá de ser adaptado, dará cabida a un máximo de 300 personas, autónomos, freelancers o empleados de una compañía. Porque esa es la demanda potencial que prevé Monday para su proyecto. Así lo explicaba hace algunas semanas el CEO de Monday, Xavi Bassons, quien destacaba que se va a tratar de "un lugar donde ocurren muchas cosas". 

Reparto previsto en el interior del centro 'coworking'.

Esta es la filosofía que impregna el proyecto malagueño. "Málaga es una ciudad con un potencial brutal, absoluto, que nada tiene que envidiar a Barcelona y Madrid en calidad de vida y en calidad de profesionales y empresas", resaltaba.

Y, en este sentido, Muelle Uno presenta un emplazamiento estratégico. En el Centro mismo de la urbe, a metros del mar. La intención es que los 1.700 metros cuadrados del local den cabida a entre 20 y 25 despachos privados, con distintas superficies. Pero a estos hay que agregar zonas compartidas igualmente destinadas a trabajadores.

Por el uso de estas dependencias, los clientes pagarán una cuota mensual, de manera que la relación con ellos sea de mayor flexibilidad. Son tres las tarifas planteadas. La más onerosa, que puede rondar los 280 euros mensuales por persona (este mismo servicio puede ser un 30% más caro en Barcelona), se corresponde con la oficina privada.

A esta hay que añadir otras dos tarifas pensadas para aquellos que opten por desarrollar su actividad en las zonas compartidas. Dos modalidades. Una permitirá disponer de una mesa asignada; la otra, está pensada para que dentro de una mesa compartida se tenga derecho a sentarse en una silla pero la que quede libre.

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