Imagen de La Farola de Málaga, con la Alcazaba al fondo.

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Málaga ciudad

La Farola de Málaga: así es el David de 21 metros que puede tumbar la torre del puerto

El histórico faro de Málaga capital fue construido en 1817 y acaba de ser declarado Bien de Interés Cultural (BIC) por el Gobierno central.

5 enero, 2022 05:10
Málaga

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Un David de apenas 21,64 metros de altura contra un Goliat de 116 metros en vertical. La Farola, con sus más de 200 años, periodo en el que se ha consolidado como símbolo del paisaje de la Málaga milenaria, puede dar al traste con la construcción de la torre proyectada por un grupo de inversión de origen catarí en el dique de Levante.

La decisión del Ministerio de Cultura de incoar el expediente mediante el que se le asigna a este histórico faro la máxima protección posible en la categoría de monumento, puede tener un impacto concluyente sobre el futuro del hotel

Lo que no han conseguido hasta la fecha los muchos colectivos y actores culturales y sociales de la ciudad, que se vienen oponiendo a la iniciativa, puede lograrlo la declaración como BIC de La Farola. Porque la legislación que garantiza la salvaguarda del edificio va más allá de la simple construcción, incidiendo en la necesidad de que se garantice también la protección visual del inmueble.

Y es en esta precisión la que puede resultar clave en el futuro de la torre. La resolución, dictada el pasado 17 de diciembre por la Dirección General de Bellas Artes, subraya que más allá de la delimitación física inmediata al nuevo BIC, "es imprescindible el respeto por el entorno visual del faro". 

Para justificar esta precisión, el Ministerio de Cultura cita la Ley de Patrimonio Histórico Español, "que prohíbe toda construcción que altere el carácter de los monumentos declarados Bien de Interés Cultural o perturbe su contemplación".

Una primera norma a la que suma la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía, que señala "que el entorno de los bienes inscritos como de interés cultural estará formado por aquellos inmuebles y espacios cuya alteración pudiera afectar a los valores propios del bien de que se trate, a su contemplación, apreciación o estudio, pudiendo estar constituido tanto por los inmuebles colindantes inmediatos, como por los no colindantes o alejados". 

Este hecho obliga a que cualquier actuación que se realice en La Farola tenga que ser sometida a la autorización prevista en la Ley. "La delimitación del entorno de la Farola, por lo tanto, debe entenderse desde un punto de vista holístico, cara a evitar la desaparición, no solo física, sino también conceptual del bien como elemento emblemático y representativo, debida a intervenciones invasivas en el paisaje", se apostilla en la resolución.

Sentadas las bases, surge la pregunta clave: ¿altera la percepción que se tiene actualmente de La Farola la construcción de una torre de 116 metros a menos de 700 metros de distancia? La contestación a este interrogante resulta clave en el devenir de los acontecimientos futuros sobre un proyecto urbanístico sembrado de dudas en los últimos meses.

El último movimiento de Cultura viene a sumarse al expediente que viene tramitando desde hace meses ante la posibilidad de que la construcción del edificio en el dique de Levante tenga un impacto negativo sobre el patrimonio histórico de la ciudad, representado en el Centro Histórico, catalogado como BIC.

Origen del faro

Pero ¿cuál es el origen de este David del siglo XXI? De acuerdo con la descripción contenida en la resolución, fue el brigadier de la armada, ingeniero naval y director del Puerto de Málaga, Joaquín Mª Pery y Guzmán, quien presentó en las Cortes un proyecto de construcción de una torre "para colocar sobre ella una luz que sirviese de guía a los navegantes". La misma fue aprobada el 15 de junio de 1816. Los trabajos finalizaron el 16 de noviembre de 1817. 

El edificio debía sustentar en alto una linterna giratoria, sobre la punta o morro de Levante, y había de tener 120 pies de altitud. El aparato óptico tenía 21 platillos de reverberos distribuidos en tres caras que giraban en un periodo de 1' de duración. Los 20" primeros eran de una luz muy viva y los restantes de oscuridad. 

A partir de esa primera solución, se buscaron distintas soluciones técnicas para actualizar su mecanismo de encendido. Y se vio necesario que el personal vinculado al faro viviese allí. Es por ello por lo que el ingeniero de Caminos Ángel Mayo redactó un proyecto en 1853. La Farola se compone de una torre que cuenta con 21,64 metros de altura, y 9,80 metros de diámetro máximo.

La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando destaca que el faro cuenta con una digna e interesante entrada original que responde al gusto tardo neoclásico, muy característico de la época fernandina, con sendas inscripciones que recogen los datos básicos de esta singular obra.

Sobre la puerta se lee: "REINANDO FERNANDO/ VII EL AMADO / Se hizo esta obra, y quanto hay en/ ella está excutado con materias y/por artifices Españoles. Año de 1816" [se superpone el número 7 sobre el 6]; mientras que en el friso y dentro de la molduración se dice: "Esta obra fue proyectada y dirigida por el / Brigadier de la Armada Director del Puerto / de Málaga D. Joaquín M. Pery y de Guzman".

A la torre se añadió un volumen paralelepípedo de planta cuadrada de 15 metros de lado, que alberga las viviendas de los empleados y que presenta zócalo de sillería y acabado de revoco blanco con entrecalles. La cubierta plana es transitable, con acceso desde la torre del faro, protegida por un peto revocado de blanco, y piedra en remate horizontal y en pilares de esquina terminados en bola. 

La declaración como BIC de La Farola no afecta solo a la construcción. En la resolución se precisa que tras la visita realizada el 19 de noviembre de 2021, se observó la existencia en su interior de objetos de naturaleza técnica relacionados con la actividad del faro: vidrios artesanales de lana de roca, balizas de acetileno, basamento de la óptica y la linterna, lámparas eléctricas, regulador de acetileno, piezas de relojería, cuadros eléctricos antiguos de gran valor didáctico… "Objetos, en definitiva, de gran interés científico-técnico que deben quedar asociados al inmueble en la declaración de Bien de Interés Cultural, y que deben ser objeto de inventario", se precisa.