La aspiración de Málaga de aprovechar la inminente llegada del Metro al Centro para sacar el tráfico privado de la Alameda Principal queda en el aire. Pese a los anuncios verbalizados en los últimos años por el área de Movilidad, en la idea de convertir este eje viario en un itinerario exclusivo para el transporte público y los vehículos de movilidad personal (VMP), el alcalde, Francisco de la Torre, echa el freno.
El regidor malagueño condiciona cualquier paso adelante en esta dirección a la transformación del eje litoral y a comprobar el funcionamiento de la nueva infraestructura. "Puede haber reflexiones en torno al tráfico privado siempre que esté el eje litoral y se vea su capacidad de absorber el tráfico privado; por ahora no se contempla nada más", expuso De la Torre ayer, en la presentación del concurso internacional de ideas para la peatonalización del Paseo de los Curas y la Plaza de la Marina.
Esta afirmación da al traste con los planes en los que venían trabajando el departamento dirigido por el concejal José del Río y la Gerencia de Urbanismo. Ambos organismos se habían marcado desde hace años el objetivo de aprovechar la ampliación del suburbano hasta la estación Atarazanas, en el lateral norte de la Alameda, como un momento clave para dar una nueva vuelta de tuerca en la ordenación de este escenario urbano.
Hay que recordar que hace poco menos de dos años, el Consistorio puso sobre la mesa la posibilidad de habilitar una plataforma reservada para patinetes eléctricos y bicicletas en el centro de la calzada central de la Alameda. Con ello se daba un paso más en la supresión de viario para el tráfico de paso.
Sin embargo, finalmente, desistió de la iniciativa, aduciendo el impacto negativo que la misma iba a tener para la maniobrabilidad de los autobuses de la EMT que tienen parada en este estratégico punto.
Pero la idea era retomar el proyecto, según palabras de Del Río, cuando el Metro completase su ampliación hasta el corazón de la urbe. Algo que, atendiendo a lo expuesto ahora por De la Torre, no será posible.
Conforme al esquema ahora puesto sobre la mesa, en el supuesto de que el Ayuntamiento sea capaz de avanzar en la hoja de ruta diseñada para lograr la transformación del eje litoral, cualquier actuación sobre la Alameda se hará esperar varios años.
Atendiendo a lo expuesto hasta la fecha por los propios responsables municipales, y a la espera de que se conformen los anteproyectos ya encargados, no será antes de 2024 cuando puedan arrancar los trabajos sobre el terreno. A partir de ese momento, citando al coordinador general de Infraestructuras, Pablo de Otaola, "cuatro o cinco años de obras si todo va de cara". Es decir, en el horizonte de 2029 o 2030.
Los documentos hasta ahora conocidos ponen de relieve el impacto que el eje litoral tendrá sobre algunas de las grandes avenidas de la ciudad, caso de escenario Alameda-Paseo del Parque. Sobre ello, se apunta la idea de "restringir la circulación en este importante eje viario limitándolo en exclusiva a los vehículos de transporte público y a los autorizados".
A la vertiente técnica, en la que el Ayuntamiento viene trabajando desde principios del mandato, con la contratación de estudios y anteproyectos, hay que sumar ahora el escenario clave del diálogo con instituciones como la Junta de Andalucía y el Gobierno central en la búsqueda de parte de la financiación con la que sufragar los 440 millones de euros (incluido IVA) en los que está tasada esta macrooperación urbanística.
Hay que recordar que la misma incluye un túnel de unos 2,3 kilómetros de longitud para absorber un tráfico de unos 65.000 vehículos; dos estaciones soterradas para autobuses en la Plaza de la Marina y la Explanada de la Estación; varios aparcamientos, uno de ellos en el puerto y otro en el Paseo de Melilla, y una importante actuación de peatonalización del entorno que permitirá ganar unos 71.000 metros cuadrados de espacio ciudadano.