El uso del transporte público en Málaga capital sigue lejos de alcanzar los niveles previos a la pandemia de la Covid. Por más que se han demostrado medios seguros desde el punto de vista sanitario, los datos ponen de manifiesto la reticencia de muchos ciudadanos a regresar al Metro o a los autobuses urbanos para moverse por la urbe.
La sensación de incertidumbre que afecta al conjunto de ciudades españolas no acaba de difuminarse por más que pasen los meses. La ausencia de restricciones y la expansión de la vacuna no son suficientes para torcer una dinámica negativa que se viene arrastrando ya casi dos años.
Los últimos registros de demanda a los que ha tenido acceso EL ESPAÑOL de Málaga, correspondientes a enero, constatan una evidente mejoría respecto a los peores días de la crisis sanitaria, pero insuficiente para recuperar la ansiada normalidad de 2019. El suburbano transportó a 438.044 pasajeros, casi un 30% menos que el mismo mes de 2020, cuando la presencia del coronavirus era nula.
La lectura de los datos permite, igualmente, concluir que el número de viajeros crece un 66% respecto a los 263.404 de enero de 2021. Desde la Consejería de Fomento, se incide en que uno de los objetivos es recuperar la demanda en el transporte público y se confía en que acciones como la creación de la Tarjeta Joven de Transportes, que permite importantes descuentos a los usuarios de menos de 30 años, sirvan para incrementar la demanda.
"El regreso de los pasajeros al Metro de Málaga se está llevando a cabo de forma paulatina", destacan desde el departamento dirigido por Marifrán Carazo. En este sentido, se recuerda que el último trimestre de 2021 se cerró con cifras "muy esperanzadoras", ya que fue un periodo en el que se recuperó más del 82% de la demanda previa a la Covid, con 1,67 millones de viajeros.
Sin embargo, el impacto de la sexta ola, con la incidencia de la variante Ómicron, se ha dejado sentir de nuevo en la tendencia de crecimiento. De hecho, ésta es una de las razones que esgrimen en el departamento autonómico para justificar la reticencia de los malagueños que usaron el ferrocarril urbano antes de la Covid a volver a este medio.
"Si primero fueron las restricciones y las limitaciones en materia de movilidad, ahora hay varios factores que condicionan la recuperación del umbral de viajeros", señalan las fuentes consultadas. ¿Cuáles? De un lado, hablan del teletrabajo, que se ha ido consolidando con el paso de los meses como una alternativa, rebajando la necesidad de movilidad. De otro, Ómicron.
Sobre ello, precisan: "Después del puente de la Inmaculada y La Constitución, se percibió una lógica contención de la demanda, habida cuenta de la rápida propagación del virus, del incremento sustancial del índice acumulado en los últimos 14 días, y en consecuencia, hubo menos demanda para usos de ocio y compras del transporte público". "Esta situación se ha extendido hasta que empezaron a decaer los datos de esta sexta ola, y en las últimas dos semanas se vuelve a apreciar una recuperación de la demanda", añaden.
Explicaciones que sirven por igual para justificar lo sucedido con los autobuses urbanos de Málaga. El dato de enero ha sido de 2.487.004 viajeros, muy por encima de los 1.854.000 de hace justo un año. En concreto, el crecimiento es del 34%. Sin embargo, la comparativa es negativa si se utiliza como referencia enero de 2020, cuando fueron 3.746.000 viajeros los que hicieron uso de la EMT. Esto es, hay una caída del 33%.
En el seno de la empresa municipal se destaca que se trata de una tendencia generalizada en todo el país, e incluso se pone el acento en que la mejora de la EMT es superior porcentualmente a otras grandes urbes. A las razones antes esgrimidas desde Fomento, añaden otra: "Se vendieron muchos coches de segunda mano tras el confinamiento, ahora tocará revertir la situación". Pese a los datos, desde la EMT se mira con optimismo a los próximos meses, destacando que ya se aprecian nuevas subidas en lo que va de febrero.