Málaga tiene ya luz verde para impulsar las obras que permitirán visitar los restos romanos del Museo Thyssen
La Junta emite una resolución favorable al proyecto de adecuación del sótano presentado por el Ayuntamiento de Málaga. En el mismo se localizan una villa, piletas y un ninfeo.
11 marzo, 2022 11:59Noticias relacionadas
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Espaldarazo definitivo a la apuesta del Ayuntamiento de Málaga de hacer visitables los restos arqueológicos de origen romano encontrados bajo el Museo Thyssen. Una localización donde fueron encontrados una antigua villa romana, piletas de salazones de pescado y, sobre todo, un ninfeo (una fuente) decorado de peces (varios atunes, un voraz, entre otros) y paneles pintados.
La propuesta de intervención y de adecuación de los sótanos de la pinacoteca acaba de ser autorizada y validada por la Consejería de Cultura. Un paso imprescindible para poder ir adelante con unos trabajos valorados en 223.219 euros, dado que la localización se encuentra próxima al antiguo Colegio Jesuita de San Sebastián, que está inscrito como Bien de Interés Cultural (BIC).
Atendiendo a la resolución final, el retraso del Ayuntamiento en este asunto hasta la fecha ha sido notoria. Aunque ello responde en buena medida a las dificultades técnicas de intervenir en la zona.
El primer movimiento en este sentido data de finales de junio de 2017, cuando la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico de Málaga emitió informe favorable a las obras de adecuación arquitectónica del sótano del Thyssen, aunque condicionado a la realización de un control arqueológico de movimientos de tierras durante la fase de ejecución.
Dos años después de ese primer permiso, el Consistorio no había iniciado aún las actuaciones, por lo que tuvo que remitir una nueva solicitud de autorización. El 16 de febrero de 2021, la Administración regional recibió otro escrito municipal pidiendo la prórroga de una autorización dictada por Cultura en febrero de 2020. Ante la demanda, la Junta da el visto bueno a la extensión del plazo.
Pero nuevamente, el 10 febrero pasado, el Ayuntamiento se dirige a Cultura para presentar otra solicitud toda vez que la anterior había vuelto a caducar. Para ello, presentó documentación actualizada de la intervención.
Pero ¿qué es exactamente lo que propone el Consistorio? El objetivo final es el de poner en valor los restos romanos exhumados en el sótano del edificio. En la resolución se constatan las dificultades que han provocado el retraso en el impulso de esta operación, mencionando de manera directa "el riesgo de inundación del sótano como consecuencia del nivel freático, cuya cota coincide prácticamente con la del recinto bajo rasante, y el mantenimiento de las condiciones de temperatura y humedad adecuadas para la conservación del bien".
Este escollo ha sido solventado, se precisa, mediante la ejecución de cuatro pozos y una red de drenaje que conduce el agua del subsuelo a la red de saneamiento mediante la instalación de un sistema de bombeo. Esto hace que el nivel freático se mantenga a una cota por debajo del suelo arqueológico del sótano.
En paralelo se ha modificado la instalación del sistema de climatización en previsión de la futura implantación de un sistema que permita el control de las condiciones higrotérmicas del recinto, temperatura y humedad. Los trabajos han consistido en la ubicación de nuevos equipos en la cubierta del edificio y el trazado de conductos a través del patio de instalaciones hasta alcanzar el forjado de techo del sótano.
Todo ello derivó en una modificación del proyecto de ejecución por parte de la Gerencia de Urbanismo. Las principales variaciones "no son sustanciales, no cambian las condiciones urbanísticas", precisan los técnicos de Cultura, lo que permite dar el ok a la intervención.
Detalle de los restos
El deseo municipal es que el espacio quede abierto antes de finalizar este año. Según los arqueólogos, en el recinto se constatan varias líneas temporales. La más tardía, correspondiente al periodo entre finales del siglo I y finales del siglo III, corresponde a las piletas de salazones. Pero al mismo tiempo se observan restos de una domus romana construida en el siglo III y que funcionó hasta mediados del siglo IV.
Esta construcción se levantó sobre una estructura anterior y coetánea con las primeras piletas. Uno de los apuntes de la investigación destaca que mientras el dueño utilizó elementos rudimentarios en la casa, no escatimó en mármol y otros materiales en la fuente. En otro punto del recinto se cree que hubo una tienda de venta de los salazones, lo que supone un valor añadido al descubrimiento.
La villa se emplazaba en la periferia de la urbe, diferenciándose claramente la zona residencial y la zona industrial de fabricación de salazones. Sobre una primera instalación del siglo I d.C, se van produciendo remodelaciones del espacio industrial y residencial que permiten realizar una lectura de las variaciones constructivas durante varios siglos, que culminan en la segunda mitad del siglo V con el cese de la producción y su abandono.
En la zona residencial, se distinguen hasta catorce habitaciones, identificándose espacios como la cocina, las letrinas, la lavatrina o baño, organizadas de forma ortogonal en torno a un patio circundado por alineaciones de pilares a modo de pórtico, en el que destaca un ninfeo o fuente monumental en un excepcional estado de conservación.