Mientras avanza el Lunes Santo, con el foco de interés puesto en el cielo y en la salida de El Cautivo, trasciende una noticia sobrecogedora. La de José Luis, un menor de 15 años, con una discapacidad del 54% y parálisis cerebral, abandonado por su padre durante semanas en el interior de su casa, en el barrio popular barrio malagueño de La Trinidad.
"Nos encontramos al menor sólo en el domicilio; él mismo nos abre la puerta. Podemos observar como José Luis se encuentra en unas condiciones de abandono deplorables a todos los niveles: higiene, atención, supervisión, alimentación, seguridad…", relatan fuentes consultadas por EL ESPAÑOL de Málaga.
La intervención de los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Málaga se produce mucho después de que empezasen las sospechas de que algo estaba ocurriendo con el menor. Fue, como en tantas ocasiones, el colegio al que habitualmente acudía José Luis el que dio la voz de alarma. En concreto, su profesora.
Por medio de un correo electrónico, según las fuentes, informa a Servicios Sociales del Distrito Centro de la situación del menor, que es catalogada de "Urgente". La comunicación se produjo a finales del pasado mes de marzo, pero los problemas son muy anteriores. En concreto, de principios de año.
Justo a la vuelta de las vacaciones de Navidad, es cuando la educadora se percata de la ausencia de José Luis. Y de que las faltas se acumulan una tras otra. Desde el instituto, se contacta telefónicamente con el padre, que justifica la prolongada falta del menor a clase en que ha contraído la Covid.
"La situación se mantiene así hasta Semana Blanca", explican las fuentes consultadas, que relatan que ante la insistencia del centro educativo, el progenitor asegura que el menor ha seguido dando positivo durante los meses de enero y febrero.
Fuese o no verdad, las explicaciones son asumidas como válidas. "Sin la Covid, una situación de este tipo no se hubiese dado", admiten fuentes municipales consultadas, que destacan que normalmente cuando se constatan dos o tres semanas de faltas por parte de un menor, se activa todo el proceso y los Servicios Sociales acuden al domicilio para saber qué ocurre.
A finales de marzo, algunos días antes de que sea enviado el correo, es el padre el que llama al instituto para informar de que varios agresores le habían dado una paliza y que había estado ingresado en el Hospital Regional de Málaga. El testimonio enciende más aún las alarmas en el instituto, ante la duda de si el menor ha tenido cubiertas sus necesidades básicas durante la ausencia del padre.
La gravedad de los acontecimientos motiva la intervención de Servicios Sociales, de un lado, y a la detención del padre, de 46 años, por parte del Área de Protección al Menor, pertenecientes a la Jefatura Provincial de Málaga de la Unidad del Cuerpo Nacional de Policía Adscrita a la comunidad autónoma de Andalucía.
Según explican las fuentes, eran conocidos los problemas de adicción del progenitor, así como las quejas de algunos vecinos de la zona. "Decían que llegaba borracho muchas veces a la casa y que no atendía bien al hijo", comentan. Ahora, una vez detenido, es cuando se suceden los testimonios denunciando la actitud del padre, del que dicen era "bastante agresivo".
El progenitor tiene numerosos antecedentes delictivos, razón por las que incluso estuvo en la cárcel. Su mujer, madre de José Luis, también estuvo en prisión, donde, según las fuentes, murió en el año 2009. Detalles de una vida marcada por el dramatismo y la tragedia. Ahora se abre una nueva ventana de oportunidad para este menor, que desde finales de marzo está atendido por la Asociación Malagueña de Padres de Paralíticos Cerebrales de Málaga (Amappace).