El Metro de Málaga empieza a otear el horizonte que lo separa del Centro de la ciudad. Culminada la infraestructura del último kilómetro de trazado entre El Perchel y la Alameda Principal, avanzada la etapa de pruebas de todo el dispositivo necesario para su funcionamiento, el ferrocarril urbano arrancará a finales de julio las conocidas como pruebas en blanco.
Términos con los que se bautiza la etapa final de comprobaciones, consistentes en que los trenes del suburbano recorren el interior del túnel y realizan todo el proceso propio de la explotación comercial pero sin viajeros a bordo.
Si bien desde la Agencia de Obra Pública de Andalucía, responsable directa del proyecto, eluden hablar de cuántas semanas o meses serán necesarias para completar esta fase, es evidente que la escasa dimensión del tramo en cuestión, del orden de 1 kilómetro, y el hecho de que el mismo viene a sumarse a una infraestructura en servicio, hacen prever que el calendario no sea excesivo.
Y ello ayuda a alimentar la idea de que podrá cumplirse el compromiso asumido por la Junta de Andalucía de que la llegada de los primeros trenes hasta la estación de Atarazanas tenga lugar para la Feria de agosto.
Las novedades aportadas desde la Administración regional vienen a coincidir con la hoja de ruta que semanas atrás ya exponía el presidente del Gobierno andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla. "Como cualquier medio de transporte de masas necesita unos controles de seguridad importantes, ahí no se puede quitar un milímetro", vino a indicar en relación con la puesta en servicio de los dos tajos finales: Renfe-Guadalmedina y Guadalmedina-Atarazanas.
Moreno expresó en ese momento que su "sueño" era que el ferrocarril urbano pudiera estar operando, abierto al uso de todos los malagueños, en agosto, aunque eludió dar una fecha exacta a expensas de las pruebas finales.
La cuenta atrás en la que está instalada la infraestructura en los últimos años se ha acelerado de manera evidente en estos meses. Con la terminación de los trabajos de construcción y montaje de todos los elementos de señalización e instalaciones, se puso en marcha el proceso de pruebas.
Uno de los hitos significativos en este periodo tuvo lugar el pasado mes de marzo, cuando se dio luz verde al arranque de las comprobaciones de gálibo, a la que siguió el inicio de pruebas con el material móvil.
La puesta en explotación de la parte final del recorrido hacia el Centro, que en los próximos años habrá de ser completada con el ramal al entorno del Hospital Civil, tiene una importancia superlativa para el Metro, que podrá cumplir el objetivo con el que fue diseñado.
La principal variación es que con la llegada a Atarazanas se espera un incremento sustancial en la demanda de viajeros. El mejor año en la corta historia del suburbano fue 2019, con 6,9 millones de usuarios. Pero en el momento en que se complete la red hasta el Centro, las estimaciones oficiales hablan de 14,4 millones de pasajeros. Un parámetro que volverá a crecer hasta los 20,7 millones en el momento en que se ponga en servicio el trazado hasta el Civil, lo que no ocurrirá antes de finales de 2027.