El Ayuntamiento de Málaga se pone manos a la obra para escudriñar en los terrenos sobre los que se proyecta el bautizado Neoalbéniz, nuevo equipamiento cultural destinado al Festival de Cine de la ciudad. Y con este propósito acaba de dar luz verde a un proyecto modificado que va a permitir completar los trabajos de demolición de los inmuebles situados en los solares junto al cine Albéniz para concretar las actuaciones arqueológicas necesarias.
Tal y como constan en el expediente, el citado modificado, que tiene un presupuesto de 44.863 euros (a sumar a los 138.463,39 euros del proyecto original) y un plazo de dos meses (a sumar a los 4 fijados para el derribo de las construcciones), debe servir para definir los trabajos arqueológicos mediante sondeos en el subsuelo “debido a los hallazgos encontrados durante la demolición de los edificios situados en las parcelas de plaza de la Alcazaba nº 5 y nº 6”.
Esa primera fase de derribo incluía la obligación por parte de la Consejería de Cultura de realizar una actividad arqueológica preventiva de control de movimiento de tierras. Tras la realización de la misma, se concluye la necesidad de efectuar una intervención arqueológica mediante sondeos para poder documentar los hallazgos encontrados.
En este marco, se destaca desde la Gerencia de Urbanismo la importancia de reducir el impacto que la obra del futuro equipamiento pueda tener "sobre los posibles restos del recinto murado medieval que pudiera conservarse bajo los edificios demolidos o cualquier otro resto patrimonial existente en el subsuelo".
Por ello, el equipo municipal avanza que con el proyecto arqueológico se busca localizar posibles restos muebles e inmuebles que se conserven correspondientes al yacimiento urbano de Málaga; concretamente, al recinto murado de la ciudad y elementos como torres, puertas, barbacana…
A este primer paseo se suma la documentación, estudio y valoración de los restos que puedan aparecer; establecer una secuencia diacrónica de ocupación, mediante el desarrollo y la relación de la cadena estratigráfica de los sedimentos y elementos muebles e inmuebles, determinando así una aproximación cronológica en términos relativos. Y, finalmente, ubicar mediante georradar los posibles restos conservados del yacimiento.
A modo de conclusión, siempre que se estime necesario, se establecerán una serie de medidas correctoras con el fin de mitigar el impacto que la propuesta edificatoria pudiera ejercer sobre bienes de naturaleza patrimonial.
Para avanzar en este camino, se precisan dos fases de intervención. La primera de ellas incluye los trabajos arqueológicos de campo mediante unos sondeos arqueológicos que se desarrollarán tras la demolición de los edificios.
"Planteamos la ejecución de cuatro sondeos, a realizar con medios mecánicos para retirar los primeros niveles asociados a los restos del edificio (suelos, instalación de saneamiento), hasta alcanzar la cota superior de los niveles arqueológicos", se detalla en el expediente municipal. Esta primera etapa será completada con una segunda de trabajos de laboratorio y gabinete.
En el documento municipal se apunta incluso la posibilidad de elaborar un proyecto de Conservación de los Restos Arqueológicos, incluyendo la puesta en valor de la muralla. En su caso, se dará forma a un proyecto multidisciplinar, por lo que deberá estar suscrito al menos por un arqueólogo, un restaurador especializado en patrimonio arqueológico, junto con el técnico redactor de la propuesta arquitectónica de puesta en valor.