En el boom turístico del Centro histórico de Málaga, convertido en escenario donde florecen desde hace años numerosos proyectos hoteleros y de apartamentos, hay una operación de especial simbolismo, que pretende devolver a la vida el palacete de la Plaza Mitjana, cuyo origen data de la segunda mitad del siglo XIX.
Una iniciativa empresarial dio sus primeros pasos en marzo de 2019, mucho antes de la pandemia de la Covid, y casi cuatro años después sigue sin ser una realidad. ¿Qué demonios pasa con el hotel de la también conocida como Plaza del Marqués del Vado Maestre?
La propiedad del edificio cambió de manos después de que el inmueble hubiese estado anunciado en varios portales inmobiliarios durante años. La histórica construcción tiene una superficie de 1.300 metros cuadrados, repartidos en planta baja más tres alturas. De su diseño, destaca la fachada simétrica, de estuco imitando sillería, así como la portada central enmarcada y rematada con decoración.
Pese al largo tiempo que ya ha transcurrido sin que se observe movimiento en su recuperación, la cadena hotelera que asumirá la explotación comercial del futuro establecimiento, Room 007, confirma que la actuación sigue adelante. Así lo expone el CEO de la firma, Ignacio Requena, en respuesta a EL ESPAÑOL de Málaga, apuntando el objetivo de que a finales de 2023 sea una realidad.
Fue el pasado mes de abril cuando la Gerencia de Urbanismo de Málaga ratificó la licencia de obras para que la firma Promotora de Inversión Marqués de Vado, S. L., propiedad de la madrileña Promotora de Inversiones Alcalá 504, S. L., fuese adelante con la intervención programada.
La reconversión del antiguo palacete permitirá a Málaga disponer de un hotel con apenas 35 habitaciones, tras una inversión que podría rondar, según los cálculos iniciales, los 3 millones de euros. Room 007, que ya dispone de establecimientos en Madrid, Lisboa y Sevilla, incluye el hotel del Centro de la capital de la Costa del Sol en su web, aunque sin más precisión.
Su situación en el casco antiguo y la protección que pesa sobre el inmueble han acotado de manera clara las posibilidades de desarrollo sobre el mismo. La normativa obliga a su conservación por su carácter singular y monumental, y por razones histórico-artísticas, preservando todas sus características.
Presenta cinco huecos por planta, con un balcón corrido a los tres huecos centrales en la planta primera; balcones de dos huecos laterales. En el interior del edificio destaca la escalera italiana de doble tramo y un patio con carpintería de madera. Precisamente, desde la operadora se pone en valor la riqueza arquitectónica del palacete como un atractivo más del futuro negocio.
El futuro alojamiento queda localizado en el que durante años fue uno de los puntos negros del casco antiguo en lo que a ruido se refiere. Muestra de ello son las numerosas quejas de los vecinos que aún residen en la zona y que motivaron incluso un contencioso judicial en el que el Ayuntamiento ha sido condenado por no haber ejercicio de manera adecuada la labor de control y vigilancia.
[Histórica sentencia contra la "inactividad" del Ayuntamiento de Málaga para controlar el ruido]
El impulso del hotel vino a coincidir con una variación sustancial en el modelo de negocio de la Plaza Mitjana, que de los tradicionales bares de copas ha pasado a ser un espacio de restauración.
La historia del apellido Mitjana
La historia que tiene tras de sí este palacete está directamente ligada al apellido Mitjana. De hecho, fue construido y habitado por Francisco Mitjana Doblas, allá por 1863. Nacido en 1828, era el tercer hijo del arquitecto Rafael Mitjana Ardison y de Ramona de las Doblas.
Tras la muerte de su padre, Francisco, a la edad de 21 años, se hizo cargo de los negocios familiares, incluyendo una fábrica de abanicos. Pese a su juventud, destacan los historiadores, supo aprovechar el momento de expansión económica que vivía la ciudad, convirtiéndose en un importante industrial.
A los 35 años contrajo matrimonio con la joven María Gordon y Salamanca, sobrina del marqués de Salamanca. Esa unión le supuso a Francisco Mitjana "un ascenso en la escala social". Y ello cuando ya disponía de un importante patrimonio. Muestra de ello es que en las capitulaciones matrimoniales aportó 4.954.032 reales de vellón, con 26 fincas urbanas, solares en la Plaza del Marqués de Vado y en la Malagueta y varias fincas rústicas, además de la fábrica de abanicos y un aserradero en Capuchinos.
El matrimonio se estableció en el que era el número 5 de la Plaza del Marqués del Vado. "Un palacete, construido de nueva planta en pleno centro de Málaga, que contaba con oratorio propio, según privilegio concedido por el Papa Pío IX", se destaca en la publicación.
A su papel como fabricante de abanicos y litografías, sumó importantes inversiones en la compraventa de casas en el centro y en la urbanización de casi todos los nuevos barrios del ensanche de Málaga. Y esto incluye Huelin, la finca de San Telmo…
La capacidad económica de Francisco y su patrimonio se vio seriamente mermada por la crisis que tocó de lleno a Málaga y que se dejó sentir, también, en el sector inmobiliario. Al no poder reponer los préstamos recibidos, Francisco Mitjana entró en quiebra.
Como consecuencia de ello, el 23 de diciembre de 1891 el Banco Hipotecario puso en subasta 111 fincas urbanas, valoradas en 1.196.700 pesetas. Según los analistas, la situación de precariedad en la que quedó fue tal que a su muerte los pocos bienes que le quedaban fueron insuficientes para cubrir la parte de las aportaciones de su esposa.
Francisco Mitjana muere el 18 de octubre de 1902 y su esposa, el 18 de marzo de 1903. Él es quien levantó el palacete que a finales de 2022 o principios de 2023 abrirá sus puertas como establecimiento hotelero, recuperando la vida perdida tiempo atrás.