La liberalización del sector ferroviario en España va a hacer que el año que viene, si se cumplen las previsiones de los diferentes operadores, lleguen a la estación Málaga-María Zambrano los ya tradicionales trenes de alta velocidad de Renfe y los de los nuevos competidores privados, Iryo y Oigo.
Una circunstancia que va a poner a prueba la capacidad real de unas instalaciones que fueron diseñadas y pensadas en un escenario de monopolio. ¿Tiene la estación de la capital de la Costa del Sol aforo suficiente para responder de manera satisfactoria la llegada de un número de pasajeros muy superior?
El asunto preocupa y ocupa ya a los responsables del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), que se han puesto manos a la obra para diseñar un plan específico de respuesta ante estas situaciones, evitando de este modo posibles colapsos futuros.
EL ESPAÑOL de Málaga ha tenido acceso a un escrito del organismo estatal, recogido en la web de Comunicación Interna, INICIA, en el que se informa de que la Dirección de Estaciones de Viajeros trabaja "en adaptar las estaciones que albergarán nuevas empresas ferroviarias, implementar la digitalización y mejorar su sostenibilidad".
Según se precisa, un equipo de la Subdirección de Estaciones Sur "está redactando planes directores con el fin de adaptar Sevilla Santa Justa, Córdoba y Málaga María Zambrano" en el nuevo escenario de liberalización del transporte ferroviario.
Todo ello dentro de una metodología de análisis conocida como PLATER (Plan de Transformación de las Estaciones a los Retos Futuros). El objetivo, grosso modo, es que la estación malagueña, junto a las otras andaluzas, siga siendo "pionera", adaptándose a las necesidades surgidas y preparándose para "los retos venideros".
La base de partida es que las estaciones sean espacios capaces de desempeñar tres roles: el de centro de transportes, el de foro urbano y centro de servicios y el de centro de trabajo de personal ferroviario y sus empresas auxiliares.
Los planes directores de la metodología PLATER definen la situación actual y la previsión futura de estas estaciones. Ello permite realizar un "análisis de resiliencia", evaluando la capacidad de adaptación de cada infraestructura a los retos futuros. Con los resultados obtenidos, el ente estatal podrá "ofrecer un plan de acción donde se recogen y calendarizan las actuaciones necesarias".
En estos planes trabajan áreas como Comercial, Patrimonio y Planificación o Proyectos. A ojos de Adif, las grandes estaciones de la red, "y las andaluzas en particular", tienen que afrontar retos como "absorber un significativo aumento de viajeros en un entorno multioperador".
A este primer elemento se añaden dos más: adaptar los sistemas para que sean accesibles, seguros, sostenibles y conectados; y mejorar la integración urbana de las estaciones y su aprovechamiento comercial.
Fuentes consultadas confirman que con este movimiento, el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias trata de "anticiparse a posibles problemas de saturación" por un aumento evidente en los flujos de entrada y salida de pasajeros. Aunque el plan específico para la estación de la capital malagueña no está concretado, las fuentes hablan de intervenciones que pueden requerir de una inversión de "cierta relevancia".
Medidas que han de desarrollarse con cierta celeridad, dado que para finales de marzo se esperan las primeras circulaciones de Iryo, mientras que en el caso de Oigo se apunta a finales de 2023. Ambos compartirán espacio y vías con los de Renfe.
Operadores que han anticipado su llegada a otras grandes capitales españolas, caso de Barcelona. Justamente, en la Ciudad Condal la confluencia de las tres marcas ha constatado que la estación de Sants se ha quedado pequeña.