El barrio de la Princesa en Málaga capital lleva desde las 11.20 horas de fiesta. Pepi, su lotera de cabecera, ha vendido el Gordo del Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad de este año. Pese a que solo ha vendido un décimo y no tiene "ni idea" de a quién, reconoce que nunca jamás había estado tan feliz en los 37 años que lleva trabajando en su local, Rompeprecio. "Hemos dado pellizcos, algún premio más pequeño, algún quinto, creo recordar... pero jamás algo así", explicaba Pepi Carrillo, la propietaria, esta mañana a EL ESPAÑOL de Málaga.
Es un negocio familiar muy conocido en el barrio. Decenas de vecinos se acercaban a felicitarla a ella y a su marido, que lamentaba no haberse quedado con un décimo premiado. "Bueno, yo igualmente estoy contentísima, esta es la alegría más grande que podemos llevarnos como vendedores. ¡Ahora El Niño!", bromeaba Pepi.
Con mucho nerviosismo, Pepi y su familia abría una botella de champán para celebrar la noticia. Eran los propios fotoperiodistas los que invitaban a los afortunados vendedores que la agitaran para conseguir la imagen perfecta del día. "¡Vecinos, que lo hemos dado! Bajad, aunque no os haya tocado vamos a celebrarlo todos!", decía eufórica la lotera, mientras ofrecía vasos de champán y abrazaba a viandantes y periodistas.
Estaba en casa cuando le ha llamado su marido avisándole de que habían vendido el gordo. "Juro que no me lo creía. En serio. Me puse los zapatos corriendo y me vine para acá más contenta que nada. Para mí es como si nos hubiera tocado, anima mucho. Ahora tengo que llamar a la única de la familia que no lo sabe, mi hija, que está en Granada. ¡Va a alucinar!", comentaba Carrillo.
En su inmensa alegría, el barrio se convertía en un hervidero de gente que tenía una sonrisa en la cara. En Frutería Amparo, a unos metros, llevaban décimos que tenían como terminación el número 27. "A ver si se nos va pegando la suerte y seguimos celebrando en el barrio", decía Amparo, su dueña, cuando aún quedaban unos premios por salir. De igual forma, todos coincidían en que una noticia así un día como hoy alegra a todo el barrio, pese a que ninguno conozca al afortunado. "Mientras tengamos salud y felices... a esta edad, ya nos vale", explicaba un grupo de hombres en el bar colindante con la administración.