Mariscal 3 y 5, los edificios del antiguo 'asustaviejas' del Centro de Málaga, a la venta por 3,8 millones
El precio baja de los 5,5 millones que la propiedad reclamó en 2015. Podría destinarse a residencia de estudiantes, geriátrico, senior living, cohousing, coliving o apartamentos.
6 marzo, 2023 05:00Noticias relacionadas
Si hay dos edificios que a lo largo de las últimas décadas han ejemplificado el fenómeno de los asustaviejas en el Centro histórico de Málaga, esos son los de la calle Mariscal 3 y 5. Dos inmuebles que se levantan en una de las zonas degradadas del casco histórico de la capital de la Costa del Sol, alejada de las habituales rutas turísticas y a escasos metros de la margen izquierda del Guadalmedina.
Ambas edificaciones, construidas a principios del siglo XX, fueron protagonistas hace ahora casi dos décadas cuando sus antiguos inquilinos denunciaron de manera reiterada la situación de acoso de la que fueron objeto por parte de la propiedad. Un dueño que a finales de 2022 sigue buscando inversor dispuesto a comprar estos mismos edificios, abandonados y totalmente tapiados para evitar la entrada.
El precio de salida que luce en el anuncio que puede encontrarse con relativa facilidad se sitúa en 3,8 millones de euros, valor ciertamente rebajado respecto a los 5,5 millones que llegó a reclamar en 2015, cuando ya intentaba su enajenación. Transcurrido más de siete años desde ese primer momento, Jesús Jiménez Astorga sigue sin dar salida a estos bienes inmobiliarios.
La información recogida en el portal Mil Anuncios precisa que se trata de dos edificios con fachadas protegidas de grado uno, colindantes y con una parcela completa de 570 metros cuadrados, con un techo edificado de 2.860 metros. Disponen de 60 ventanas y 2 puertas que dan a la calle Mariscal, "con vistas al río Guadalmedina" desde el número 5, se indica a modo de reclamo.
Y se añade: "Cada uno de los edificios pertenece a una sociedad que solo tiene de patrimonio ese edificio, por lo que quien compra las acciones de las sociedades, automáticamente se convierte propietario de los edificios". Aclarándose que la compra es de todo el conjunto.
"Constan de planta baja más cuatro plantas, con la posibilidad de hacer aparcamientos subterráneos, pues las propiedades colindantes de Calle Mariscal 1 y 7, ya tienen y se ganaría en volumen, superando los 3.000 metros", se precisa para cualquier interesado.
En la información se aclara que los dos bloques están "completamente vacíos, sin inquilinos, nadie viviendo, libres de carga alguna y sin ninguna causa judicial pendiente, ósea totalmente limpios".
Posibles usos
Si bien tiene uso residencial, la propiedad considera que sería un emplazamiento ideal para residencia de estudiantes, geriátrico, senior living, cohousing, coliving, apartamentos turísticos de alquiler vacacional, apartahotel, hostel, hotel de no más de 3 estrellas "o para venderlo por pisos sueltos".
En 2015, Jiménez Astorga hablaba ya de que la reforma de los edificios sería factible para dar cabida a un albergue con 124 habitaciones, 88 dobles y 36 triples. Y por aquel entonces rechazaba las acusaciones vertidas por quien fuera Defensor del Ciudadano de la Diputación Provincial, Francisco Gutiérrez, quien le otorgó el título del "mayor asustaviejas" del Centro de la ciudad.
El presente de ambos inmuebles poco se parece al que tuvieron en 2008, cuando se conocieron las quejas de los pocos inquilinos que los habitaban. Denuncias que se venían formulando desde 2004 y en las que informaban de acumulación de basura en el interior de los bloques, de numerosos desperfectos y de la presencia de okupas.
Durante aquellos años, la Gerencia de Urbanismo llegó a ordenar a la propiedad en hasta 13 ocasiones el arreglo de los desperfectos encontrados, llegando a amenazar con la subasta pública de los mismos. Una advertencia que nunca concretó ni formalizó. El valor que fijó el departamento municipal por la enajenación forzosa fue de casi 2,5 millones.
Las dos últimas inquilinas de Mariscal 3 y 5 fueron dos mujeres mayores que se marcharon en noviembre de 2009 ante la situación de degradación y abandono en el que se encontraban. Pero no fueron las últimas en salir de los inmuebles. Ese mérito correspondió a medio centenar de familias que los ocuparon de manera irregular y que fueron desalojados.