El histórico Palacio de Trinidad Grund, que data del siglo XVIII y donde se dice pasó una breve estancia en Málaga José Bonaparte, hermano de Napoleón, está en el mercado. Casi dos décadas cerrado a cal y canto, tras la salida de las últimas oficinas del Ministerio de Trabajo, su propietario, el conocido empresario Ricardo Arranz, busca darle una salida. Ya sea en venta, con un precio fijado en 12 millones de euros, o en alquiler, con un valor a negociar en función del destino final.
El propio Arranz lo confirma en conversación con EL ESPAÑOL de Málaga, dando validez a lo que en las últimas semanas ya apuntaban varias fuentes del sector inmobiliario en la Costa del Sol. "Tenemos varias ofertas y estamos mirándolas, llevan mucho tiempo haciéndonos ofertas; si vemos que hay una oferta seria la vamos a considerar, porque queremos alguien serio que quiera hacer algo", explica
El empresario apunta que algunos de estos ofrecimientos contemplan la posibilidad de destinar el palacio, que cuenta con unos 3.000 metros cuadrados, a espacio de oficinas. Aunque no es el único uso pretendido.
En la decisión final, en cualquier caso, cobra especial relevancia la posición del Ayuntamiento de Málaga y los trámites que sean necesarios para alterar el actual uso del inmueble, que es el de equipamiento.
Con el objetivo de sondear estas opciones, la empresa de Arranz ha mantenido contactos con los técnicos de la Gerencia de Urbanismo, extremo confirmado también por el concejal de Ordenación del Territorio, Raúl López.
Hay que recordar que cuando Arranz, presidente fundador de Villa Padierna Hotels & Resorts, compró en subasta este palacio, lo hizo con la idea de transformarlo en un hotel 5 estrellas. Una pretensión que se dio de bruces con la posición del Ayuntamiento en aquellos años y las dificultades de modificar sus condiciones urbanísticas.
El edificio está estratégicamente situado a pocos metros de la Plaza de la Marina y del Centro histórico. La idea, hace ahora 20 años, era invertir 9 millones de euros para convertirlo en un establecimiento de lujo con 40 habitaciones.
Pese a que está sin uso desde hace tiempo, la empresa lo ha sometido a varios proyectos de rehabilitación y mantenimiento, en algunas ocasiones obligado por el deterioro. Cuando en 2009 se le preguntaba a Arranz por los posibles usos del edificio, cerrada la vía hotelera, destacaba que era una casa ideal para el asentamiento de cualquier organismo público o espacio de trabajo de abogados o un centro médico privado.
Según los estudios existentes, el palacio data del siglo XVIII, aunque fue remodelado tiempo después. Del mismo se pone en valor su patio y la escalera, "de tipo imperial, cuya caja se cubre con una bóveda sobre pechinas y con adornos barrocos muy clasicistas". Así se recoge en la Guía histórico-artística de Málaga, en la que apunta que la casa pudo ser reformada bajo la dirección del arquitecto José Martín de Aldehuela.