Su inteligencia permitió que la Policía Local detuviera al individuo que entró en su casa. Fingió que estaba dormida mientras llamaba a la sala del 092 de la Policía Local de Málaga explicando que en su piso había entrado alguien, sin saber del todo si se trataba de una persona o más, todo ello en una voz muy bajita, apenas audible por el operador, para evitar que el caco se percatara del aviso.
Los hechos ocurrieron a las 2.18 horas del jueves 15 de junio en una vivienda de La Virreina, en la avenida Jane Bowles. Una joven de veinte años fue la que, con mucho cuidado, avisó a los agentes del robo. En la vivienda también se encontraba su madre, de 43.
El policía local que recogió la llamada desde la Central Operativa 092, no dudó de su testimonio en ningún momento y lo primero que trató de hacer, según informan desde el cuerpo, es tranquilizarla. A continuación, la mantuvo al teléfono mientras esta le iba contanto en riguroso directo qué estaba ocurriendo en la vivienda. La joven tuvo mucho valor haciéndose la dormida mientras observaba cómo el ladrón revolvía y buscaba entre sus pertenencias.
Fue un gran trabajo en equipo. El operador del 092, a su vez, comunicaba los hechos, tal y como iban ocurriendo, a las patrullas de servicio. La más cercana se trasladó a la zona donde estaba el piso apreciando que la puerta de la vivienda estaba entreabierta, sin signos de forzamiento aparente, adentrándose en el piso y pillando con las manos en la masa al ladrón.
En cuanto se adentraron en la vivienda, los policías locales accedieron a una habitación situada a la izquierda, comprobando que no había nadie, continuando seguidamente por el pasillo, donde se encontraron con la madre de la joven, que no terminaba de enter qué estaba ocurriendo, saliendo también su hija de la habitación, que trató de tranquilizar a su madre explicándole que alguien había entrado al piso con la intención de robar. Ahí se cortó la comunicación telefónica con el agente que operaba desde la Sala 092.
Tal y como relataron los agentes que entraron a la casa, estos se trasladaron al salón, donde pillaron in fraganti al individuo, quien, aprovechando el hecho de que no había luz alguna, se ocultó y golpeó súbitamente en la cabeza a uno de los agentes con un objeto contundente, iniciándose un forcejeo del que el individuo logró zafarse momentáneamente, dirigiéndose hacia la ventana que daba a la vía pública y asomándose al exterior con la intención de huir a través de la misma, a pesar de que había unos ocho metros de altura, algo que impidió uno de los policías locales sujetándolo de una pierna.
En esos instantes se personó otra dotación de policías locales en apoyo, mostrándose el individuo sumamente violento, braceando y lanzándoles patadas con intención de agredirlos, llegando incluso a coger una silla con la intención de golpearlos, hasta ser finalmente reducido e inmovilizado.
Los policías locales llevaron a cabo una inspección de la vivienda, comprobando como en varias habitaciones había bolsas, puertas de armarios y cajones abiertos, así como una gran cantidad de enseres esparcidos por el suelo, no pudiendo detallar las víctimas en primera instancia si echaban en falta efectos o dinero, ya que la casa estaba revuelta y ellas aún muy nerviosas por lo acontecido.
Asimismo, los policías locales comprobaron que, además de encontrarse abierta la ventana que daba a la calle, había un tendedero tirado, lo que parecía indicar que el acceso a la vivienda para perpetrar el robo podría haberse hecho por allí, escalando los aproximadamente ocho metros de altura que había desde la calle.
Tras detenerlo y llevarlo a dependencias policiales, el hombre fue puesto a disposición judicial. Fue allí donde fueron conscientes de que el caco era un viejo conocido de los agentes. Contaba con numerosos antecedentes: tenía más de una treintena de detenciones acumuladas, la mayoría de ellas motivadas por robos con fuerza y robos con violencia.
En cuanto a los agentes que iniciaron la actuación policial precisaron asistencia médica en un centro hospitalario por las heridas sufridas. La investigación continúa abierta ante la posibilidad de que el individuo no hubiera actuado en solitario para entrar a la vivienda.