La vida de Francisca Cantos no ha sido un camino de rosas. Desde hace años lidia contra su adicción a las drogas y, pese a que sus hijas le han insistido en que debía dejarlas, esta no ha dejado de consumir en ningún momento. Ni cuando algunas de sus hijas decidieron alejarse de ella en vista de que no hacía caso a sus indicaciones.

Las hijas de Francisca volvieron a tener relación con ella hace dos meses. Lucía, la mayor, ha sido madre recientemente y Francisca tenía interés en saber más sobre su nieta. Tras retomar el contacto, a Lucía le impactó muchísimo el deterioro físico de su madre. Estaba muy cambiada.

El pasado 6 de diciembre convocó a todas en una videollamada. En ella, Francisca declaró que iba a hacer un trabajo de limpieza para un hombre de nacionalidad rumana al día siguiente y que luego quedaría con ellas para comer. Sin embargo, todas estaban convencidas, siempre según el relato de Lucía, que "precisamente no iba a ir a limpiar", pues era habitual, prosigue, que hiciera "trapicheos" para llevar dinero a casa y poder seguir consumiendo.

El jueves, finalmente, las volvió a llamar para decirles que el trabajo no le había salido. Pero el viernes cambió de opinión y les informó que se iría el sábado 9 de diciembre y que volvería el domingo para hacer, en principio, el mismo recado. "Ese fue el último contacto que tuvimos con ella. Luego el sábado intentamos comunicarnos con ella y no obtuvimos respuesta. El sábado leyó todos los mensajes de mi hermana y el teléfono se apagó", explica Lucía.

Era habitual que desapareciera un par de días, bien lo sabe Saray, una de las hijas, que ha convivido con ella un tiempo, pero Francisca siempre le informaba de cuando volvía y cumplía con su palabra. En esta ocasión, ya ha pasado más de una semana de su desaparición y toda la familia comienza a estar preocupada. 

Tanto es así, que el pasado jueves Lucía, la hija mayor de Francisca, se presentó en la Comisaría Provincial de Málaga para poner una denuncia por desaparición. "Mis abuelos están fatal. No saben qué pensar, si le ha dado una sobredosis, si le han pegado o si la han matado y está por ahí. Queremos saber detalles de qué ha podido ocurrirle y hacia dónde tiró", explica Lucía.

Su madre en ningún momento dio ninguna información sobre el lugar donde supuestamente estaría junto al señor con el que dijo que iba a irse. Francisca reside en La Virreina, concretamente en la Avenida Jacinto Benavente. "Nos extraña mucho que haya dejado la casa sola más de dos días. La vivienda es del Patronato y teme a que se la quiten o se la okupen", prosigue su hija.

"Somos conscientes realmente de que mi madre no llega a casa porque las vecinas llaman a mi hermana Saray, que vive en Almería, diciendo que los perros están ladrando mucho. Estaban abandonados. Saray se cogió un Bla Bla Car y volvió a casa. Se dio cuenta de que la comida se estaba poniendo mala. Se quedó allí hasta el lunes, porque el trabajo no puede dejarlo y le pidió a un amigo que se quedara en casa. Estamos muy preocupados, nos está afectando física y psicológicamente", zanja.

Ahora han pedido ayuda a la Asociación SOS Desaparecidos para llegar a más gente y solicitan colaboración ciudadana. Cualquier pista, como si la vieron montarse en un coche o qué ropa llevaba en el momento que desapareció es fundamental para ellas, pues nadie vio nada en su bloque. 

La Asociación SOS Desaparecidos dispone de dos teléfonos de asistencia 24 horas para todos aquellos que dispongan información acerca de su paradero (+34 649 952 957 / +34 617 126 909) También tienen un e-mail para aquel que prefiera enviar la información por escrito: info@sosdesaparecidos.es

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