El proyecto de construcción del tramo del Metro de Málaga al entorno del Hospital Civil se activa. Tras una larga espera, la maquinaria que va a permitir la prolongación bajo tierra del trazado del ferrocarril urbano desde la estación Guadalmedina (junto a El Corte Inglés) hasta la parcela sobre la que se levantará el Nuevo Hospital se pone en marcha.
Como consecuencia de estas tareas previas, indispensables para adecuar el escenario para la posterior ejecución de la infraestructura, van a ser necesarios una serie de desvíos de tráfico en la calle Hilera. Esta es justamente la vía que queda incluida en la primera de las tres piezas en las que la Junta de Andalucía ha dividido el recorrido completo de 1,8 kilómetros hasta el Civil.
De acuerdo con la información aportada desde el Ayuntamiento, las afectaciones al tráfico se empezarán a sentir desde el lunes 15 de enero y se alargarán dos o tres meses. Sin más detalles al respecto, la previsión es que se realicen ocupaciones y reducciones de carriles en Hilera por trabajos auxiliares previos a las obras de la prolongación de la línea 2.
Ello supone un paso adelante claro en la hoja de ruta trazada por la Administración regional para afrontar el reto de ampliar la infraestructura ferroviaria y que la misma esté completada antes de finalizar el año 2027.
El primer subtramo en ser ejecutado se extiende desde la estación Guadalmedina hasta el cruce de Hilera con la calle Santa Elena. Las empresas adjudicatarias son Sando y Kerkros, cuya oferta económica asciende a 45 millones de euros, siendo el plazo de 36 meses.
Antes de que se vean las grúas y las pantalladoras en la zona, será el turno de los operarios de Heliopol y Pavimentos Asfálticos Málaga (Pamasa), responsables de ejecutar los desvíos de tráfico necesarios para evitar un impacto severo de la obra sobre la circulación de la zona. Y también será el turno de los arqueólogos, que tomarán posiciones en las proximidades de Armengual de la Mota para comprobar la existencia o no de restos del pasado malagueño.
A la espera de que se abran las primeras zanjas, los estudios iniciales apuntan la posibilidad elevada de que el trazado del Metro se vuelva a cruzar con el antiguo arrabal musulmán de Attabanim, que hunde sus raíces en el siglo XI.