10 de marzo de 2023. A pocos meses de las elecciones municipales, el Ayuntamiento de Málaga activa el concurso mediante el que diseñar el futuro Centro Cultural Astoria, equipamiento a levantar sobre el solar que durante décadas acogió a los viejos cines Astoria y Victoria.
Un año después, el concurso para seleccionar al equipo técnico que habrá de dibujar el futuro de esta estratégica parcela sigue sin quedar despejado. De hecho, a día de hoy no existe aún una propuesta final por parte del comité de expertos que permita determinar cuál de los diez despachos que pugnan por tan atractiva iniciativa asumirá el encargo.
Como todo cuanto viene ocurriendo con este espacio desde que a finales de 2005 el Consistorio se hiciese con su propiedad, previo pago de algo más de 21 millones de euros, el devenir de este concurso no está siendo sencillo.
Al proceso electoral y la conformación de la nueva Corporación municipal y nuevo equipo de gobierno, con Carmen Casero al frente de la Gerencia de Urbanismo, hay que sumar la celebración de comicios en el Colegio de Arquitectos para la elección de nueva decana (Susana Gómez de Lara). Este hecho obligó a la institución a posponer el nombramiento de su representante en la comisión técnica creada para analizar las propuestas para el futuro Astoria.
Y es justamente en ese el momento en el que se encuentra tan significativo proyecto. Tras varias reuniones de la comisión, se ha constatado la dificultad que entraña la intervención en el terreno y conjugar algunos de los principios marcados en el pliego de condiciones que rige la iniciativa.
En especial, en lo referente la posible visualización y musealización de los ricos restos arqueológicos encontrados en el subsuelo, sobre los que la Consejería de Cultura ha determinado la obligación de que sean mantenidos in situ, y el impacto visual del futuro inmueble.
Si bien el punto de partida es el de intentar minimizar su altura, buscando con ello permitir una mayor permeabilidad visual hacia la Alcazaba, lo cierto es que las exigencias técnicas que requiere un equipamiento que busca complementar la actividad del Teatro Cervantes, casi obliga a maximizar la dimensión en vertical de la construcción. Y ello supone alcanzar, al menos, la cota de los edificios aledaños de Casas de Campos.
El equipo que finalmente resulte adjudicatario tendrá que dar forma no sólo al documento de anteproyecto, recogiendo las numerosas necesidades planteadas por los responsables del Cultura, sino también al estudio de detalle mediante el que se ordenará su desarrollo. Y para ello dispondrá de un plazo de seis meses.
En el proceso de valoración de las propuestas, la Gerencia de Urbanismo pretende premiar aquellas que rebajen el impacto visual y la volumetría del inmueble, así como que sean capaces de lograr la mejor integración con su entorno y de los restos arqueológicos encontrados en el subsuelo.
Es uno de los aspectos que va a marcar la ordenación y diseño del centro cultural planteado sobre la parcela de la Plaza de la Merced y que deberá dar cabida a una sala polivalente, un centro de congresos y un centro coreográfico.
El programa de necesidades defiende un edificio de cuatro plantas (planta baja más tres), con una altura mínima de 18,5 metros, es decir, por debajo de la cota de altura de las edificaciones de la manzana colindante.
El documento oficial plantea una Sala Polivalente con un espacio situado a cota cero, con un escenario de 20 metros de ancho (entre paredes), 11 metros de fondo y 14,4 metros de altura (peine). En cuanto a aforo total, se habla de entre 600-700 espectadores, con patio de butacas en formato de graderío retráctil.
Se maneja la idea de que una vez replegadas las gradas del patio de butacas, quede una planta diáfana aprovechando también la superficie del escenario, con espacio suficiente para la colocación de puestos en ferias de pequeño formato, o mesas en configuración cabaré.
Esta especie de Centro de Congresos contaría con cuatro oficinas para gestión de congresos, preferiblemente en la planta baja; una sala de usos múltiples… El tercer elemento es un Centro Coreográfico (en la tercera planta) que dispondrá de varias salas de ensayo. Una de ellas de unos 150 metros y dos medianas de unos 60 metros.
Criterios de valoración
Más allá del criterio económico, que sigue pesando en la valoración final de las ofertas, destaca la reserva de 12 puntos para la adecuación de espacios en la propuesta y calidad en el diseño. Este apartado se desglosa en 2 puntos para la idoneidad funcional; el planeamiento de los espacios solicitados y sus dimensiones, tanto en número como en superficie y altura; pasillos y espacios de relación y de conexión entre salas; calidad en el diseño arquitectónico e imagen final; racionalidad en las soluciones arquitectónicas y constructivas; calidad y adecuación de la documentación gráfica presentada.
Hay otros 12 puntos para la definición de la propuesta de integración con el entorno y con los restos arqueológicos. De ellos, 5 son para la idoneidad de la propuesta de conexión entre el nuevo edificio, el espacio público y su entorno; 5 para la integración de los restos arqueológicos en la edificación propuesta, y 2 para accesibilidad para la carga y descarga a la zona de almacén de la Sala polivalente.
El criterio 3 de la valoración es para la adecuación al programa de funcionalidades recogido en el pliego técnico, con 14 puntos. Y se menciona de manera directa a una sala polivalente, a un centro de congresos y a un centro coreográfico.