Más de un año después, la construcción de la marina deportiva de San Andrés, proyecto llamado a potenciar la apuesta de Málaga por el turismo náutico, sigue sin arrancar. Pese a la que la concesión formal del espacio fue otorgada por el Puerto a mediados de febrero de 2023, los promotores de la operación, encabezados por el mismo fondo de inversión catarí que impulsa la Torre hotelera del dique de Levante, siguen sin poder iniciar los trabajos de construcción de una infraestructura valorada en unos 44 millones de euros.
El motivo de tan significativa demora hay que encontrarlo en la necesidad de tramitar un estudio de detalle reclamado por parte de la Gerencia de Urbanismo para adaptar las futuras instalaciones náuticas al desarrollo del anhelado Auditorio de la Música.
La obligación de ejecutar este ajuste fue desvelado por EL ESPAÑOL de Málaga a finales de octubre de 2023. Sin embargo, más de cinco meses después de esa fecha, este instrumento sigue a la espera de ser remitido por la Autoridad Portuaria a la Casona del Parque, donde se pondrá en marcha la maquinaria administrativa para su aprobación.
Varias fuentes consultadas admiten que aunque se trata de una cuestión de escasa envergadura, su tramitación y ratificación final puede alargarse entre 4 y 5 meses. Y no será hasta ese momento cuando Al Alfia, junto a sus socios en el proyecto, Igy Marinas y Ocean Capital Partners, tengan el camino expedito para obtener la licencia de obras con la que iniciar la materialización de esta gran operación.
Tomando como referencia este escenario, se antoja improbable que la puesta de la primera piedra tenga lugar antes de finales de año. Ello supone una alteración evidente en las últimas previsiones manejadas por el presidente del Puerto, Carlos Rubio, quien creía posible que ese hito tuviese lugar poco antes del verano.
Atraques a dos horas y media de Madrid
Entre los grandes atractivos de este puerto deportivo está que sus 506 amarres se encuentran a apenas metros de la estación de trenes; o lo que es lo mismo, a dos horas y media de Madrid. Atendiendo a los detalles del proyecto, la previsión es que desde el momento en que se ponga en marcha el contador, serán unos 24 meses los necesarios para completar la infraestructura.
Desde el punto de vista social, el impacto del puerto planteado es máxima. No sólo por aumentar la oferta de la capital de la Costa del Sol, que desde hace décadas aspira a disponer de este equipamiento, sino porque la iniciativa pretende transformar por completo el escenario portuario sobre el que se asentarán los atraques, creando una nueva centralidad urbana.
A los puntos de atraque ofertados, para embarcaciones de entre 8 y 50 metros de eslora, hay que añadir un desarrollo comercial que, de cumplirse las previsiones de los promotores, será un punto de referencia de "primeras firmas nacionales e internacionales". De hecho, en su memoria, Málaga San hablaba de la posibilidad de contar con marcas de lujo como Prada, Louis Vuitton o Gucci. Una oferta que se quiere ampliar con "firmas de prestigio gastronómico".
Dentro del futuro complejo se dibuja el llamado Complejo Náutico, con 1.820 metros cuadrados, que aspira a ser "hito referencial de la actividad social" de la ciudad. La idea es que sea punto de atracción para reuniones, comidas, celebraciones, estancias...
A ello hay que agregar una zona de ocio con el Embarcadero Turístico, desde donde se podrían realizar "paseos en barco con otras zonas portuarias o incluso con la terminal de cruceros". Una de las innovaciones principales pasa por recuperar la noria-mirador que fue desmontada hace varios años en la zona de Muelle Heredia.
La propuesta recoge una instalación desmontable a modo de mirador turístico o noria de 45 metros de altura que se levantaría en la plaza urbana contemplada en la unión de los muelles oeste y sur.
Para dar respuesta a las necesidades de los futuros clientes del puerto deportivo de San Andrés, el proyecto elaborado por José Seguí, incorpora 439 plazas de aparcamiento, 305 de ellas en superficie y 134 en un sótano previsto bajo los edificios comerciales.
Pero el desarrollo de esta actuación se dejará sentir en las cuentas de la Autoridad Portuaria. La oferta seleccionada en el concurso y a la que ahora se otorga la concesión fija el pago de un canon de actividad de casi 1,5 millones de euros anuales, lo que, para el conjunto de la concesión, se traducirá en unos 75 millones. A cambio, tendrá derecho a la explotación de 51.475 metros cuadrados de zona de tierra, donde habrá espacio para una escuela de vela, y 63.000 de lámina de agua.