El debate en torno al centro cultural que llenará el vacío de los antiguos cines Astoria y Victoria, lejos de cerrarse se mantiene vivo. Y ello pese a la selección de la propuesta arquitectónica del futuro equipamiento, firmada por el estudio barcelonés Barozzi Veiga.
Los enormes condicionantes que han pesado sobre el pliego de condiciones del concurso de ideas; la necesidad de responder a las necesidades plasmadas por Málaga Procultura, que quiere usar el espacio como complemento al Teatro Cervantes, y la obligación de respetar los restos arqueológicos excavados en el subsuelo, pesan como una losa sobre el desarrollo final.
Tanto es así que hasta el trabajo mejor considerado en el plano técnico y ganador del concurso, ha sido objeto de observaciones de cierta relevancia por parte del comité de expertos encargado de examinar las iniciativas.
En su caso, el acta de este grupo de expertos, fechada el 15 de abril, valoraba la buena relación compositiva en la estructuración de la edificación, pero advertía de la conveniencia de "un desarrollo más exhaustivo del material que compone la envolvente de la fachada", con el objeto de que ello redunde "en una gran oportunidad para un equipamiento de estas características". Una sugerencia cualificada que hace pensar que la propuesta ahora visualizada será objeto de ajustes.
"Los arquitectos que han participado estaban muy condicionados porque en un solar de 1.300 metros se dé luz verde a un techo de hasta 6.000 metros; casi todas las propuestas eran muy masivas"
El apunte realizado tiene especial relevancia en el momento actual, en el que han surgido ya algunas voces que cuestionan el impacto de la construcción ahora planteada. Entre los que admiten sus dudas sobre el proceso seguido está Luis Frade, quien ha representado al Colegio de Arquitectos de Málaga en este comité de expertos. La suya es, por tanto, una opinión más que cualificada.
Desde su punto de vista, el pliego ha primado el hecho de que se trata de un solar que supuso un gran esfuerzo económico al Consistorio, con un desembolso cercano a los 21 millones de euros, y en maximizar el aprovechamiento del mismo. "Los diez arquitectos que han participado estaban muy condicionados por el hecho de que en un solar de 1.300 metros cuadrados se dé luz verde a un techo de hasta 6.000 metros", indica, concluyendo que como consecuencia "casi todas las propuestas hayan sido muy masivas".
En este sentido, a juicio de Frade, el concurso debería haber dado más peso en el desarrollo de la propuesta a integración de la construcción en el entorno directo y su relación con el paisaje de la Alcazaba.
En una línea parecida se pronuncian otros arquitectos reconocidos de Málaga. Uno de ellos, es Salvador Moreno Peralta, quien pone en valor la calidad profesional de Barozzi Veiga. “El problema está menos en la propuesta que en las condiciones de la convocatoria”, remarca, incidiendo en que el edificio nacido “está condicionado por la necesidad de preservar y contemplar los vestigios arqueológicos aparecidos en la parcela”.
"En Málaga las investigaciones arqueológicas tienen que ver menos con la Cultura que con cuestiones de poder competenciales, entre gremios e instituciones", ha lamentado, recordando que si hace años imperaba la lógica y "no la dictadura de la corrección política", ahora se llegan a "aberraciones como las del Astoria".
"Hay que construir un cacharro cultural, pero ni el suelo ni el subsuelo se tocan, con lo que, o bien el edificio se sostiene con globos o al no poder cimentar, se dedica sólo a contemplar los vestigios"
"Hay que preservar íntegros los vestigios que han aparecido en la parcela y que están a flor de piel. Pero al mismo tiempo se exige que encima se monte un Centro Cultural", ha afirmado, destacando la existencia de "una contradicción evidente". "Hay que construir un cacharro cultural, pero ni el suelo ni el subsuelo se tocan, con lo que, o bien el edificio se sostiene con globos o al no poder cimentar, se dedica sólo a contemplar los vestigios", declara.
Para Moreno Peralta, con estos elementos sobre la mesa, "lo menos esperpéntico es dejar eso como está, hacer un jardín arqueológico y abrir la plaza por levante". A su juicio, aunque ello obligue a "tragarse el hotel de Piqué y el Neo Albéniz, por lo menos tiene el digno trasfondo de la Alcazaba y su silueta". "Antes se insertará en el imaginario colectivo un jardín arqueológico al que se abra la plaza que un edificio casi ciego dedicado a ver desde un balcón periférico los vestigios aparecidos", apostilla.
"Edificaciones fuera de ordenación"
Uno de los profesionales que defiende la idea de dejar libre de cualquier edificación la plaza en este lateral es Ángel Asenjo. El autor, entre otros, del Palacio de Ferias de Málaga defiende como alternativa la puesta en valor de los restos encontrados. "Es la misma razón por la que me parece una barbaridad la construcción del edificio Neo Albéniz", sostiene.
Frente a la opinión de otros urbanistas, Asenjo cree que el modelo de plazas abiertas es tan válido como el de las plazas cerradas. "Todas las edificaciones existentes entre la calle Alcazabilla y la Alcazaba deberían ser declaradas fuera de ordenación, porque es la forma de recuperar toda esa ladera para la ciudad; es algo irrenunciable", remarca.
Desde su punto de vista, sino se levantase el Centro Cultural Astoria podría entenderse la Plaza de la Merced "cerrada por la ladera de la Alcazaba". Estas son las razones que le llevan a posicionarse en contra de la propuesta de adjudicación realizada por el Ayuntamiento, "con independencia de que me parezca un volumen muy sólido, que produce un indeseable efecto barrera".
Otra voz autorizada en el debate sobre el entorno de la Alcazaba es la del arquitecto Iñaki Pérez de la Fuente, quien años atrás participó directamente en el proyecto de restauración de su ladera. A su juicio, lo ocurrido con el Astoria pone en evidencia la ausencia de un plan estratégico previo para haber analizado en detalle la ordenación de todo el conjunto, incluyendo las edificaciones ya planteadas en la parcela del antiguo cine Andalucía, donde se va a levantar el hotel de Piqué, y el futuro Neo Albéniz.
"Durante años se ha ido trabajando la transparencia de la calle Alcazabilla con el Teatro Romano, incluyendo la demolición de la Casa de la Cultura; eso permitió incorporar como telón al fondo la muralla de la Alcazaba. Y ahora nos encontramos que van a poner un edificio grande en el encuentro con el túnel", critica. De hecho, en su opinión ya no se trata de que la Plaza de la Merced quede taponada por un edificio, sino por dos.
"El edificio es un poco ladrillo y hace que cuando sales del parking o llegas por túnel te encuentras con un paredón que no configura el espacio"
"No puede ser que una zona con ese valor paisajístico se siga construyendo; el paisaje también es patrimonio de Málaga", subraya, defendiendo que probablemente la mayoría de malagueños optaría por dejar libre el solar del Astoria o por una edificación lo más transparente posible.
El arquitecto Antonio Vargas destaca la "triple dificultad" que a su juicio encierra la ordenación del solar del Astoria y el Victoria, cada uno de los cuales con fachada a diferentes posiciones del entorno. "No tiene sentido que quien llegue al Centro de Málaga se encuentre con un paredón", expresa, apuntando que el proyecto ahora seleccionado "no resuelve esos problemas". "El edificio es un poco ladrillo y hace que cuando sales del parking o llegas por túnel te encuentras con un paredón que no configura el espacio y que ignora a la Plaza María Guerrero, añade.